Capítulo 19

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Ivory acompañó de vuelta al omega y a su hijo a su casa.

Los dos volvían a ir pegados a él, y él volvió a expandir sus feromonas sobre ellos.

Había podido notar como a la ida, habían obtenido más miradas de las que hubiera deseado. Lo que ya le tuvo que llevar una buena dosis de autocontrol.

Siempre se había considerado alguien controlado, capaz de mantener el control sobre sí mismo. Aunque en el fondo, sabía que ese control era una máscara que había creado para protegerse del mundo.

Una que tuvo que mantener cuando esos dos omegas en la escuela lo habían estado retando todo el tiempo.

No caería en sus provocaciones, él tenía muy claro lo que había hecho y lo que no. Y que ese pequeño alfa, necesitaba un lugar seguro donde aprender y desarrollarse.

No le había extrañado tanto después de la primera reunión que asumieran que era su hijo. No lo era, pero si servía para que fuera admitido, se callaría aquel dato.

Él mismo había sentido el profundo rechazo el día anterior, y tenía claro que ese era el día a día de ese omega, y que hablaba en serio cuando había dicho que no permitiría que hicieran daño a su cachorro.

Le había retado, le había amenazado e Ivory solo había sonreído como un estúpido y acariciado su bonita mejilla haciendo una promesa que temía tener que cumplir.

Se había metido en un problema, pero no ese día, sino el día en el que apareció en aquel apartamento cochambroso.

Estaba asumiendo unas responsabilidades que no le correspondían. Zec tenía razón, esos dos no eran nada suyo. Ni siquiera tenía una buena relación con los omegas en general.

Y cada día que pasaba estaba más y más involucrado con ellos.

Hasta su jefe le había señalado su compartimiento extraño los últimos tiempos.

Había teletrabajado, algo que no había hecho ni estando enfermo. Había salido corriendo de su puesto de trabajo en más ocasiones en esos pocos meses de lo que lo había hecho nunca.

—No tengo quejas de tu trabajo, Ivory —le había dicho—. Entiendo que cuando un omega aparece, todo cambia. Siempre has hecho más horas que nadie, si necesitas readecuar tu horario solo tienes que decírmelo.

Diría que le había molestado que lo primero que hubiera pensado su jefe para sus cambios hubiera sido un omega. Pero no podía negar que estaba en lo cierto, desde que había aparecido en su vida, esta le parecía fuera de control.

Al día siguiente, el omega apareció con todos los papeles rellenados, su caligrafía era excelente. Erróneamente había pensado que quizás le pidiera su ayuda con las partes que no entendiera, pero no fue así.

—Puedo entregar toda la documentación antes de irme —propuso Ivory.

La mitad de las veces se preguntaba por qué estaba haciendo todo eso, porque se preocupaba en la educación de ese niño, por qué en facilitarle al padre los trámites.

Pero la sonrisa aliviada del omega le frenó cualquier tipo de pregunta.

Ivory tuvo que esperar hasta la hora de apertura, y tuvo mucho tiempo para pensar, para ver a padres acompañando a sus cachorros.

Nunca se planteó tener una familia, ni siquiera se le pasó por la cabeza.

Ahora veía a los cachorros gritar y corretear y no le producían ningún tipo de simpatía, tampoco sus devotos padres omegas.

Para su sorpresa, no era una escuela exclusivamente alfa, había betas y vio aparecer a algunos cachorros omegas.

¿Realmente pensaban que aquello era buena idea?

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