Capítulo 30

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Ivory esperaba otro tipo de lugar, en su mente era un lugar más destartalado, pero nada más lejos de la realidad.

Miró un momento a Oker, el omega estaba espectacular, Ivory tuvo que admitir que cuando fue a recogerlo demasiadas cosas se removieron en él.

No le gustaba el barrio en el que vivía, no le gustaba el apartamento, no le parecía seguro. Pero sobre todo, no le gustaba tenerlo tan lejos.

Sus necesidades de control se estaban saliendo de ese mismo control. Y lo peor era que aquel omega no le estaba poniendo freno ninguno.

La conjugación para acabar siendo un alfa de los que él más odiaba estaba demasiado cerca.

El límite entre la protección y la obsesión estaba rallando los bordes a cada día que pasaba.

—Está precioso —comentó Oker, por lo que debía ser cierto que habían engalanado el recinto donde se realizaría la cena.

No iba a engañarse a sí mismo, tenía curiosidad por aquel sitio, pero en ningún momento se sintió invitado a visitarlo ni a formar parte, aunque otros alfas, como Olson sí lo estuvieran.

Acercó un poco más a Oker a sí mismo, y el omega, de nuevo se dejó.

—Buenas noches. —A su lado, apareció aquel omega anciano y serio que dirigía la escuela a la que iba Kyle.

—Buenas noches —saludó Ivory, y Oker hizo lo mismo.

—Me alegro que hayan venido juntos. —Aquello pilló por sorpresa a Ivory, como si a ese punto le hubieran estado esperando. Kyle solo miró sus manos, simulando que estas fueran interesantísimas.

—¿Dónde puedo hacer mi aportación? —preguntó Ivory cambiando de tema.

Los ojos claros del omega brillaron casi con diversión, no sabía si ese anciano habría sido capaz de reír en su vida, no lo parecía, desde luego.

—De esos temas se encarga Buddy —dijo mirando un momento a la izquierda— allí pueden encontrarlo. Gracias por venir y disfruten.

Y se fue como había venido.

—La asociación la fundó él con su alfa —aclaró Oker ante el silencio que se creó.

Ivory asintió, aún le costaba entender la naturaleza de aquella asociación, sabía que había omegas como Oker, pero también algunos alfas, incluso, Milo, un omega enlazado asistía con regularidad.

Se dirigieron hacia donde estaba ubicado Buddy, que efectivamente manejaba algunos cheques.

—Pero mírate, estás hecho un pivón —dijo el omega a Oker, nunca un omega le había resultado tan molesto, porque el tono en el que lo hacía no era inocuo, vio como recorría el cuerpo de Oker, y le molestó, en verdad le molestó.

Un pequeño tufo los cubrió, era él, haciendo el imbécil de nuevo.

—Huele a alfa cabreado —escucharon a sus espaldas— deja de querer levantarle el omega a todo alfa que ves.

Era un alfa, uno grande y fuerte, uno que lo miró evaluándolo. Le resultaba conocido de algún modo, pero no lo había visto en su vida.

—Así que tú eres su alfa —dijo el desconocido.

Oker se removió, parecía muy incómodo, Ivory no pasaba por alto que varias personas ya lo habían denominado así, el alfa de ese omega.

Oker nunca se resistía a él, pero debía de molestarle aquel calificativo, porque no parecía contento cuando otros lo decían.

OmegaWhere stories live. Discover now