Capítulo 32

6K 672 339
                                    

El camino hasta la casa de Ivory Oker lo hizo casi sin pestañear, le había besado, había besado a ese alfa que conducía ahora sin mirarle, completamente atento a la carretera.

Se habían besado y ahora estaban yendo a la casa del alfa a ¿seguir haciéndolo? ¿A hacer algo más?

Oker tembló, le deseaba, era cierto pero por otro lado ¿qué era lo que realmente quería? Cuando pararon en un semáforo, Ivory le miró. Y a Oker las preocupaciones se le borraron por esa fracción de tiempo.

Pero de nuevo, cuando emprendieron la marcha, las dudas le asaltaron.

Conocía el garaje de los apartamentos de Ivory, conocía la entrada del edificio. Conocía el ascensor a donde se dirigían, pero ¿conocía verdaderamente al alfa?

Le había contado su pasado, había llorado sobre él, y los protegía de un modo que Oker jamás pensó que sería posible para él.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —le preguntó en el habitáculo del ascensor.

Oker abrió mucho los ojos, el gesto del alfa era ambiguo.

Oker sabía que si le decía que sí, lo llevaría, si había algo que tenía claro es que Ivory no le haría daño, y eso hizo que se relajara visiblemente. Pero aún así, a pesar del beso, los tontos celos que había sentido, a pesar de su proximidad continua donde compartían feromonas, no eran una pareja.

Cuando Oker pensaba hablar, el ascensor llegó a su destino, la planta del alfa.

Ambos salieron e Ivory abrió, el lugar tan familiar, de noche le parecía distinto, las luces se prendieron e Ivory estaba a su espalda.

Era igual, pero a la vez distinto. Solo estaban ellos, ellos que se habían besado, que habían abandonado la fiesta sin tan siquiera despedirse.

Y ahora estaban allí y parecía que todas las intenciones de continuar lo que habían empezado se habían esfumado.

Se miraron, Oker podía ver la mandíbula tensa del alfa, ¿estaba molesto?

Oker se sintió cohibido, pero Ivory se decidió a acercarse, alzó la vista para mirarle y sintió como el espacio entre sus bocas se hacía cada vez más pequeño. Si Oker le hubiera querido rechazar hubiera podido hacerlo, pero se encontraba anhelando que no hubiera espacio en absoluto entre ellos.

Notó la piel de sus labios tan cálida como los había sentido en la fiesta, lo acompañó agarrándose de su cuello. Todo parecía mucho más fácil cuando se besaban y Oker gimió complacido.

Las manos de Ivory recorrieron su espalda bajando lentamente, Oker abrió los ojos que había cerrado concentrado en el beso que había comenzado a escalar en sí mismo.

Las manos acabaron en su glúteos y Oker definitivamente separó sus labios de los del alfa que lo dejó de mala gana.

Ambos se miraron, los labios hinchados, la entrada de Oker había comenzado a lubricar, y se sentía cálido por dentro. El alfa estaba excitado, y no solo por sus pupilas dilatas que le miraban atento, el aroma de su excitación era completamente perceptible para Oker.

Ivory trató de volver a besarlo, pero Oker movió su cara, lo que hizo que Ivory le soltara.

Eso debía ser algún tipo de señal para parar y Oker se reenganchó del cuello del alfa, no quería parar, solo que todo aquello era nuevo para él. No era lo mismo el olor que descubrió la vez que entró a la habitación del alfa y le provocó el celo. Tampoco era exactamente el olor de su recuerdos más dolorosos, era distinto.

Oker fue el que reanudó el beso pegándose completamente a él, y a pesar de estar besándose, notó como el alfa sonreía en aquel beso mientras volvía a acariciarle, lo apretó contra su cuerpo y Oker se sintió perfecto.

OmegaWhere stories live. Discover now