Capítulo 44

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Kyle y Sarah, la hija de Olson, iban abriendo la ceremonia.

Se veían encantadores vestidos de blanco con los lazos nupciales arrastrando mientras Ivory y Oker los seguían agarrados de los otros cabos.

No era una celebración numerosa, no había demasiados invitados, pero los que estaban, eran importantes, muy importantes.

Oker sonrió a Lea, a sus hijos, a Buddy y Chase al que uno de sus hijos había adoptado y no se separaba de él tomándolo de la mano.

Ivory saludó a Zec, a Petra y su jefe que tenía los ojos humedecidos por la emoción.

Olson, Thar y Milo ocupaban otro de los bancos colocados en círculo alrededor del lugar de la ceremonia.

Algunos omegas y betas de la asociación completaban a los invitados.

No eran muchos, pero eran los importantes.

Ambos soltaron los lazos y Kyle y Sarah corretearon hasta los brazos de Milo y Olson.

Ivory y Oker se miraron, había llegado el momento.

Lo habían tomado con calma, volver del celo, contárselo a Kyle, a sus amigos, buscar el lugar, la fecha. Y esa había llegado casi cuatro meses después.

Oker miró al alfa que una vez le aterró, aquel que le hizo pensar que todo lo malo de su vida solo se repetiría una y otra vez para encontrar bajo todas esas capas espinosas un corazón roto, un cachorro herido y lleno de amor para darles.

Ivory miró al omega que le produjo completo rechazo al conocerlo, su olor, un olor prohibido pero que para él representaba todo lo que una vez perdió y que ahora le ofrecía una vida nueva, una familia, paz y amor. Un compañero que nunca esperó.

Ambos estaban allí rodeados de las personas que les habían demostrado que la familia es aquella que te protege, te apoya y te tiende la mano en las buenas y las malas.

Personas que habían cruzado sus destinos por azar y jamás se irían.

Un alfa, una beta y un omega oficiaban la ceremonia, formando un triángulo donde Ivory y Oker ocupaban el centro.

Las palabras eran un contrato, pero el gesto era pura magia, nada que ver con su sociedad, previo a ellos, algo que les sobreviviría. Ivory se inclinó sobre Oker, pero antes de iniciarlo, buscó sus labios y este le correspondió el beso sorprendido. El alfa ceremonial carraspeó, pero el omega sonrió y la beta inclinó la cabeza en señal de que el momento había llegado.

El cuello de Oker se inclinó hacia la izquierda e Ivory clavó sus dientes en el punto exacto de su cuello, allí donde tantas veces había lamido. La marca de un alfa no era igual a las marcas que Oker le dejaba, era permanente, estaba llena de un tipo de sustancia que modificaba la esencia del omega, y todos fueron consciente cuando el olor de Oker cambió.

Un omega enlazado, un omega sin mancha, un nuevo miembro de pleno derecho de la sociedad.

El leve rastro de sangre en los dientes de Ivory desapareció barrido por su lengua, pero en ningún momento soltó a Oker mientras lo apoyaba contra su propio cuello.

El alfa ceremonial estaba listo para protestar, pero Thar, Olson y Zec le gruñeron de tal modo que tuvo que callarse sus protestas por lo poco ortodoxo de lo que Ivory le estaba permitiendo hacer a Oker.

Marcarle en público, colocarlo como su igual delante de todos, de ellos mismos como representación legal.

Oker mordió y el amor le recorrió el cuerpo, suyo, siempre suyo. Su alfa, su amor, su compañero.

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