Omega

Capítulo 39

Oker tembló al ver a su padre, el alfa que ni siquiera le había querido mirar cuando lo arrojaron de nuevo a su vida. A su lado, su padre omega sí que los miraba a ellos.

Nunca habían tenido una relación estrecha, Oker siempre creyó que hubiera preferido tener un alfa como hijo. Un heredero fuerte y no alguien que no podría hacerse dueño de sus negocios más que por un casamiento.

Él le había buscando al alfa con el que enlazase, la escuela donde estudiar y cuáles serían sus amigos.

Había organizado todo su futuro, y cuando este se había destrozado para sus intereses, cuando ya no le valió, lo echó sin mirarlo.

Y ahora estaba allí, supo que no era por él, sino por lo que Macon le había obligado a hacer, renunciar a sus derechos sobre su propia empresa.

Notó las feromonas de Ivory sobre él, cuando le había dicho que quería estar presente en la caída de Macon, se había hecho el fuerte.

Llevaba haciéndolo semanas, verlo le aterrorizó, pero sabía que tenía que hacerlo. Ahora junto a su padre, los dos monstruos de su vida estaban en la misma habitación.

—Si yo caigo, tú caes —dijo Macon.

Su padre asintió.

—Caigamos entonces, pero creo que tú tienes más enemigos que yo.

Ivory y él observaban el duelo de ambos alfas.

—Dale a mi hijo lo que te ha pedido —dijo su padre.

Macon se resistió, estaba calculando, pero al parecer las sumas no le salían.

El alfa se levantó y fue a uno de los armarios, ¿el muy cabrón lo tenía allí?

—Y las copias de seguridad —dijo Ivory.

El alfa le miró con completo desprecio.

Oker sabía que en el fondo Macon podría tener más copias, incluso no tenerlas solo él. Pero llegados a ese punto le daba igual, solo quería verlo hundido.

Arrojó sobre la mesa un par de sobres, y se quedó rígido.

—Fuera de mi empresa —dijo su padre, no quiero volver a verte por aquí.

—Eso es imposible, soy el socio mayoritario, amigo —sonrió Macon sintiéndose completamente impune.

—La junta se reunió ayer y quedas fuera de la sociedad por delito de abuso de posición mayoritaria —la demanda estaba sobre la mesa— firma, y tu expulsión será tu único castigo. No lo hagas e irás a la cárcel, creo que tienes amigos allí adentro a los que se la has jugado.

—Sabes que te tengo atado por los huevos, Hanker, si yo caigo, tú caes. —Pero su tono no era tan distendido como antes.

—Selle se hará cargo —dijo su padre.

—¿Tu omega? Estás loco, eso es destruir tu propia empresa.

—Se acabó, Macon, firma y vete o quédate y asume las consecuencias.

Oker miraba todo aquel diálogo sin dar crédito, ¿estaba su padre dispuesto a perderlo todo? No era por él, lo tenía claro, era por que ese malnacido le había puesto en una situación donde él no tenía el control.

Su padre omega le miraba, muy junto a su alfa, del mismo modo que él lo estaba al lado de Ivory.

—Esto no quedará así —escupió Macon lleno de rabia— os voy a destruir.

—Ya lo hiciste y yo te ayudé —dijo su padre y por primera vez le miró— vete de nuestras vidas, sanguijuela.

Macon no firmó, pero se levantó y se fue de su propio despacho.