Capítulo 41

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—Wow, menuda casa —dijo Lea mientras sus hijos correteaban por todo el apartamento de Ivory jugando con Kyle.

—Es una casa estupenda —dijo tímidamente Oker.

Solo había vuelto una vez a casa de su amiga para recoger sus escasas pertenencias.

La beta se dejó caer contra el mullido sofá y miró a su alrededor, apreciando las calidades del lugar. Oker se sintió levemente cohibido, todo aquello no era suyo, era de Ivory y sabía de dónde habían venido Lea y él.

—¡Me gusta! —sentenció su amiga sonriendo y Oker la correspondió con otra sonrisa—. La casa está muy bien, pero ¿y tú? ¿Cómo estás?

Oker suspiró, ¿cómo estaba?

—No recuerdo haber sido tan feliz en mi vida. —Y era completamente verdad.

Tanto que le daba terror que algo malo sucediera, siempre sentía la ansiedad de que ocurriera algo y lo lanzara todo por los aires.

—¿Qué pasa, cariño? —Se echó hacia delante para tomar la mano de Oker.

El contacto de su amiga hizo que Oker comenzara a llorar. Ella rápidamente se levantó de su asiento para colocarse a su lado y abrazarle.

—¿Tengo que cortar pelotas alfas? —preguntó ella y aquello le hizo reír en mitad de su llanto.

—No, para nada, me gustan mucho esas pelotas alfas —dijo Oker con una risita.

Lea también rio.

—¿Tienes miedo de que te despiertes del sueño? —A veces le sorprendía la conexión que podía tener con Lea, no corría por su venas la misma sangre, pero le conocía como si fuera su madre, su hermana mayor, su familia.

Él asintió, y ella le besó la cabeza.

—Te mereces todo lo bueno que te está pasando —le dijo ella, y Oker aspiró el suave olor tan familiar de la beta, relajándose.

—El alfa que me tendió la trampa está en la cárcel.

Lea volvió a su asiento y recogió la taza para llevársela a los labios.

—Bien, ¿no? —contestó ella.

—Mi padre alfa, también.

Ambos se miraron, no habían hablado tanto de la antigua familia de Oker, le dolía demasiado, pero ella sabía todo el dolor del rechazo, del abandono.

—Lo siento, cariño, tienen lo que se merecen.

Oker asintió, no encontraba en su corazón ningún tipo de pena por su padre, había acabado con su socio y el coste había sido él mismo.

Su padre omega se había puesto en contacto con él, ahora dirigía las empresas Montgomery, y eso sí que era un hecho insólito. Un omega al frente de una corporación tan importante era prácticamente imposible.

Había invitado a Lea no solo por el gusto de ver a su amiga, sino porque tenía una propuesta para ella.

Su padre le había abierto una cuenta donde había depositado una cantidad obscena de dinero, una compensación ante sus ojos por todo el daño hecho. Oker no quería ese dinero, aún no había encontrado trabajo, pero no iba a dejarse comprar, no de ese modo tan burdo.

—No puedo aceptarlo —le dijo Lea cuando Oker le propuso cederle una gran suma de ese dinero, otra parte iría a la asociación.

—No quiero ese dinero, Lea, no con lo que significa —le confesó Oker—. Si lo uso en Kyle y en mí es como darles la razón a ellos, decirles que con dinero todo se compra.

OmegaWhere stories live. Discover now