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E L E N A

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E L E N A

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—BB-4, ¿has recibido algo?

El droide rodó por el césped hasta alcanzar a la chica y emitió un pitido que se asemejaba a pena.

Desde que se había marchado de Hapes, Elena había perdido todo contacto con el soldado clon y los dos adolescentes de Scarif. Al principio había pensado que la imposibilidad de contactarlos había sido debido a una alteración en el campo magnético del planeta, pero rápidamente había descartado aquella posibilidad. Aquel mensaje que había enviado desde el hangar de Hapes, justo antes de ir hacia Tython, había sido recibido, pero no había obtenido respuesta alguna. Estaba comenzando a desesperar, porque de eso habían pasado muchos meses.

—Entonces sigue emitiendo la señal, como cada día. Avísame si notas algún cambio, o si recibes algo.

El droide emitió otro sonido que se pareció a un asentimiento. Elena se paseó con él por la inmensa llanura; nunca se alejaba de la granja. Las montañas se extendían en el horizonte, altas y majestuosas.

Chutó una roca que se encontró en el suelo. Se agarró el collar que llevaba y lo apretó. Hacía meses que Ayla se lo había dado, y que Elena le había hecho la promesa de dárselo a su hija.

Habían pasado meses desde que la pelirroja ya no estaba en su vida, y Elena seguía extrañándola terriblemente. Cada noche pensaba en ella. Se acordaba de las historias que le había contado, del consuelo que le había aportado. Mientras Elena viviera, su recuerdo nunca moriría.

—Seguro que le haría tanta ilusión saber que ahora sé usar un arma y pilotar, de que sé leer, de que tengo una familia, y de que he encontrado a alguien que me ama... Seguro que estaría contenta de ver la persona en la que me he convertido.

Elena habló en el vacío, si bien el pequeño droide seguía a su lado. Este le golpeó suavemente el tobillo. Ella lo interpretó como una muestra de apoyo que él le aportaba.

—¿Sabes qué, BB-4? Pronto iré a mi planeta natal, a mi antiguo hogar. Está en Arbra. Es un planeta parecido a este.

Ir hasta allí sería para Elena como una admisión de su parte de que no podía escapar de su pasado, y de que la única manera en la que podía librarse de él era primero recibiéndolo a brazos abiertos.

La cabeza del droide, unida a su cuerpo con imanes, se deslizó suavemente por este. Comenzó a dar vueltas alrededor de la chica, emitiendo ruidos muy seguidos.

—Yo también estoy emocionada —sonrió ella. Intentó seguir al droide con la mirada, pero se movía demasiado rápido—. Aunque ahora me estás mareando un poco, BB-4.

A través de la galaxia || The Mandalorian [Libro II]Where stories live. Discover now