A través de la galaxia || The Mandalorian [Libro II]

31.

Me ha hecho mejor, amarte.

—henry james

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—Vamos a coger el bantha por los cuernos. Yo trabajaba en planificación de instalaciones durante la guerra. Y gracias al Programa de Amnistía de la Nueva República, pude ayudar a reconstruir Plazir-15.

El Capitán Bombardier, con su rostro apenas surcado de arrugas, sostenía con ternura la mano de la mujer a su lado.

—¿Era imperial? —preguntó Din.

La duquesa puso una mano en el hombro de su marido.

—Lo era. Plazir sufrió mucho bajo el dominio imperial. Mi marido vino aquí como parte de su rehabilitación. Él supervisó la reconstrucción de este planeta del que mi familia formó parte de la nobleza desde su colonización y... nos enamoramos.

Su esposo la escuchaba con una sonrisa amorosa. Los gestos y risas cómplices dejaban entrever la cercanía que habían construido entre ellos a lo largo del tiempo.

—Sí, nos enamoramos —respondió el Capitán—. Sí que nos enamoramos.

Elena se inclinó hacia Din mientras observaba a ambos líderes.

—Hacen buena pareja.

Din asintió levemente, de manera casi imperceptible. Él no era alguien que mostrara afecto muy abiertamente, pero en su interior ardía un profundo amor por Elena. Era cierto que no siempre era hábil con las palabras amorosas o con gestos cariñosos, pero cada fibra de su ser estaba impregnada de un inmenso amor por ella.

Elena se dejó llevar por la conversación entre los líderes de Plazir y Din y Bo-Katan. La curiosidad la impulsaba a prestar atención a cada detalle de esta.

Observó el maquillaje de la duquesa, que adornaba sus ojos y párpados, lo que la llevó a preguntarse cómo se vería ella misma con esa pequeña adición a su aspecto. El peinado de la duquesa también era impresionante; se trataba de un elegante recogido enmarcado por muchas trenzas.

—Me gustaría hablar con esos mercenarios —dijo Bo-Katan.

El hombre y la mujer se miraron brevemente.

—Eso tiene arreglo —contestó él—. Solo hay una condición.

—¿Cuál?

Elena notó el sutil tono de impaciencia Bo-Katan. Al fin y al cabo, el verdadero motivo de su visita a Plazir-15 era encontrarse con los mandalorianos que estaban allí.

—Tienen que admirar las vistas. Por aquí —expresó el Capitán, haciendo un gesto con los ojos para indicarles la dirección—. Será un momentito. Disfruten de la comida, no se levanten. Vamos a enseñarles las vistas.