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Reescribiré toda esta vida y esta vez habrá tanto amor que no podrás ver más allá

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Reescribiré toda esta vida y esta vez habrá tanto amor que no podrás ver más allá.

warsan shire

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LA TENUE LUZ del fuego creaba sombras en las paredes rocosas. Los mandalorianos iban ocupando sus lugares en un semicírculo alrededor del fuego. El silencio era tan palpable que se podía oír el crepitar de las llamas. La noche había caído y todo el grupo, a excepción de los huérfanos, estaban presentes.

—¿Crees que podrás convencerlos? —le susurró Elena a Din.

Él miró a los mandalorianos reunidos y después la miró a ella.

—No lo sé. Lo intentaré, pero la decisión dependerá de ellos. Solo puedo presentarles los hechos.

Elena devolvió la mirada a Din con una sonrisa y asintió. No había garantías, pero ella confiaba en la influencia que tenía Din sobre los demás y en sus palabras convincentes. 

Antes de que él tomara el martillo del habla, Elena buscó un lugar entre los mandalorianos, encontrando un espacio vacío al lado de la Armera. Una vez sentada, acomodó a Grogu en su regazo.

Din se había situado en el centro de la cueva, sosteniendo el martillo con una mano. Tal y como lo dictaba la costumbre mandaloriana, todos tenían derecho a hablar, pero solo lo podía hacer quien tuviera el martillo en la mano.

Todos los ojos estaban posados en Din cuando comenzó a hablar. Mientras su mirada recorría a los mandalorianos presentes, su voz sonaba segura y serena. Elena mantuvo una postura recta, su mano acariciando suavemente la cabeza de Grogu. Ella iba asintiendo sutilmente, en acuerdo con las palabras de Din. Su mirada se deslizaba de vez en cuando hacia los mandalorianos, pero era imposible descifrar sus reacciones.

—Quizás sea hora de vivir a plena luz otra vez, donde somos bienvenidos. Así, nuestra cultura podrá florecer, y nuestros hijos podrán sentir lo que es jugar a la luz del sol.

Din concluyó su discurso y le entregó el martillo del habla a la Armera. Luego, tomó asiento junto a Bo-Katan. 

Elena vio que algunos mandalorianos estaban intercambiando miradas y comentarios. Captó ciertas palabras en estos últimos; había diferentes opiniones, reflejando las múltiples preocupaciones individuales. 

—¿Hay alguien más que desea hablar? —inquirió la Armera.

Elena era plenamente consciente de que su voz como forastera no tendría ningún tipo de peso. Sabía que su momento llegaría, pero por ahora, su papel era el de escuchar. 

—Yo sí —dijo Paz, poniéndose de pie.

El pie derecho de la chica comenzó a moverse inquieto. Una parte de ella temía que las palabras de Vizsla pudieran comprometer el discurso de Din. Se preguntaba cuál sería su perspectiva. 

A través de la galaxia || The Mandalorian [Libro II]Where stories live. Discover now