A través de la galaxia || The Mandalorian [Libro II]

19.

Besas la parte de atrás de mis piernas y quiero llorar. Solo el sol ha venido tan cerca, solo el sol.

—shauna barbosa

━━ ۵ ━━

ELENA DESPERTÓ A la mañana siguiente sintiendo la necesidad urgente de ir al baño. Abrió los ojos lentamente, todavía adormilada. En lugar de su rutina habitual de buscar a Din, que se despertaba siempre mucho antes que ella, esta vez fue ella quien se lo encontró durmiendo a su lado.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, emocionada por ser la primera en despertarse. Se sentó en la cama, estirándose y bostezando. Al mirar hacia abajo, vio que llevaba puesta su camiseta y sus bragas. Supo al instante que había sido él quien la había vestido.

Inclinándose suavemente, le dio un rápido beso en la mejilla, asegurándose de no despertarlo. Era él quien la había cuidado con tanto amor durante la noche y que se había preocupado por su bienestar cuando ella se había sentido demasiado cansada como para siquiera abrir los ojos.

Con paso rápido pero silencioso, se levantó de la cama para atender a su urgencia. Mientras caminaba descalza, pensó en lo afortunada que se sentía de poder despertarse por las mañanas al lado del mandaloriano.

Se detuvo repentinamente de caminar, sorprendida por una sensación inesperada; era una sensación física peculiar y persistente, como si todavía estuviera sensible y vibrante por los acontecimientos de las horas previas. Un rubor coloreó sus mejillas. Se preguntó si era normal sentir algo así.

Sus recuerdos de la noche anterior se resumían a una sucesión de besos apasionados, caricias delicadas y momentos de intenso placer. Volver a pensar en todo aquello le dio escalofríos; Din había pospuesto sus propios deseos para asegurarse de que ella estuviera cómoda y que se sintiera bien. Incluso después de haber caído dormida, él no había dejado de cuidar de ella.

Elena se tocó los labios con la punta de los dedos, imaginándose la suave presión de los besos apasionados de Din de la noche anterior. Las manos del mandaloriano habían explorado cada parte de su cuerpo con fervor, sin mostrar repulsión alguna por sus cicatrices o su figura menuda.

Aquel amor incondicional era liberador; la había aceptado en su totalidad, con todas sus imperfecciones. Ella se había sentido vulnerable al exponerse de esa manera, pero Din había mostrado una comprensión y una delicadeza que ella no había presenciado hasta ese momento.

Sí, él ciertamente había demostrado esas dos cosas a lo largo de su relación, pero había sido durante esa noche en concreto cuando Elena había podido ver y comprender todavía más lo que realmente se había formado entre ellos dos.

Volvió a la cama con pasos sigilosos y se deslizó entre las sábanas. Al acomodarse, una humedad cálida entre sus piernas despertó su atención. Bajó la mirada y notó una mancha roja en su ropa interior de color blanca. El miedo se apoderó de ella.