A través de la galaxia || The Mandalorian [Libro II]

29.

De lo que sea que estén hechas nuestras almas, la suya y la mía son iguales.

—emily bronte

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—Este es un cazatransporte de clase Kom'rk. Lo usaré para dejaros allí y operaréis como una unidad militar compacta. Din Djarin y yo os apoyaremos desde arriba. Si todo el mundo actúa como debe, usaremos el elemento sorpresa para derrotar un enemigo que nos supera en número. 

La postura erguida que había adoptado Bo-Katan transmitía una confianza innata, demostrando un dominio total de la situación. Sus palabras estaban cuidadosamente elegidas, transmitiendo no solo su experiencia en el campo de batalla, sino también su capacidad para tomar decisiones estratégicas.

—El rey pirata Gorian Shard capitanea un Corsario clase Cumulus con una dotación de subcazas. Tiene capacidad de bombardeo aéreo. El N-1 distraerá al Corsario y a sus subcazas mientras nosotros bajamos para liberar el planeta. —Colocando las dos manos detrás de su espalda, Bo-Katan se detuvo delante de la escotilla de su nave—. Nevarro es un planeta independiente y ya no está bajo protección imperial ni de la Nueva República. Pero es esa independencia la que lo hace atractivo para vosotros. Ya vivisteis allí una vez, ocultos en las alcantarillas. Pero ahora podéis ser héroes.

Después de que Bo-Katan terminara de dar las instrucciones, el grupo de mandalorianos ocupó los asientos ubicados dentro de la nave. Revisaron minuciosamente sus armas, comprobando que estuvieran cargadas. También se aseguraron de tener a mano cualquier otro equipo necesario para la misión.

Elena sintió la necesidad de hablar con Din antes de separarse. Se acercó a él, encontrándolo apoyado contra su N-1, con Grogu a su lado.

—Intenta no divertirte demasiado sin mí.

—No prometo nada.

Elena fingió un semblante serio, pero no pudo evitar que una risa escapara de sus labios. 

—¿Has visto mi cara hoy? No tengo el aspecto más impresionante —replicó ella con tono jocoso, reconociendo las múltiples cosas que la habían mantenido despierta durante toda la noche. Tiró de sus mejillas con las manos, exagerando su expresión fatigada—. Quizás huyan asustados nada más verme.

Sus ojos aún mostraban rastros de sueño, con unas pronunciadas ojeras bajo ellos. Su cabello estaba un tanto alborotado y ella intentó alisarlo con sus dedos. Algunos mechones rebeldes se negaban a acomodarse.

—Quién sabe.

Elena cruzó los brazos sobre su pecho en un gesto de falsa indignación.

—Y yo que me esperaba a algo como ''No, qué va. Eres la mujer más preciosa que he visto en mi vida''. —Elena miró hacia atrás y vio a los últimos mandalorianos subiendo en el Kom'rk, indicando que era hora de partir—. Solo espero no desmayarme antes de tocar tierra.