Amélie Romanova (9)

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—Soy más hermosa qué tú —le gritó y la pelinegra se gira indignada.—Tengo ojos azules tengo el cabello más lindo, siempre me lo dice mi papá.

Siento qué algo me tiran en la espalda y la vuelvo encarar.

—Yo también soy bonita mi papá dice qué soy una lora.

—¿Qué es una Lora?—le pregunto.

—No sé pero eso significa qué soy muy hermosa.

Agarró el anillo y lo guardo miro a mis lados y observó que la única salída viable es una puerta que conecta a un posible pasillo le disparó a las cámaras de seguridad cercanas. Corro lo qué mis piernas me permiten no sé cuánto llevo en este lugar ¿Un día?

En el segundo día lo más probable es qué Ilenko encienda toda Italia.

Me detengo a visualizar el sonido dé pisadas cercanas y me escondo atrás de la puerta, espero qué se alejan y la abro. Un halcón se da cuenta de mi presencia y no dudó en irme encima contra él.

Le rompo el cuello y lo dejo en el suelo sin hacer ruido.

El arma ya no tiene balas así qué la guardo en mi pantalón me duele la cabeza, palpo los hematomas qué debo tener en mi rostro. Son muchos, debo tener un aspecto deplorable.

Ya mis piernas no dan para correr así qué me sostengo dé la pared sin saber a que dirección iré no sé dónde carajos estoy hay una larga posibilidad qué estoy en uno dé sus laboratorios de prueba, tan solamente pensar la idea me asquea probablemente están tramando inyectar alguna porquería de lo que hacen, en mí.

Vuelve un sonido de evacuación y me apuró cuando visualizo a una chica vestida de enfermera saliendo dé un cubículo. Saco mi arma apuntandome y se paraliza al verme.

Aveces estamos en el momento equivocado y trabajamos para las personas equivocadas.

—¡Porfavor no me haga daño tengo un bebé qué debo mantener!

No sé si está asustada dé el arma o dé mi aspecto, levanta las manos y puedo ver qué tiene ganas de llorar. Le arrancó la lista qué tiene en sus manos y le aseguro que no dudaré en torcer su cuello si trata de huir.

Me desespero al no ver el nombre en la lista.

—¡Milenka Morgan!—le grito y le empuñó el arma en la cien.—¡Dónde está mi maldita prima!

—Muerta—es lo único que dice

La chica se desespera llorando y lo único que hace es tartamudear como una enferma, Piero el control y le golpeó en el rostro esos es suficiente para que caiga al suelo.

—Wow nunca había visto a la princesa perdiendo el control.

Me doy la vuelta y veo a la mierda dé Damon Mascherano a unos pasos de mi le apunto con el arma. Tiene a su Merced a varios halcones rodeando y cuidando su espalda. Me callo enseguida al ver a la persona qué tiran en el suelo como si fuera un costal de papás, me alegro de no ver ningún moretón en su rostro pero se encuentra con la misma expresión fría de los Morgan.

—No me creas tan estúpido esa arma no está cargada —empieza a caminar cerca de mí —Si estuviera cargada...

—No dudaría en llenarte el culo de plomo.—le contesto.

—Exactamente.

Veo que me examina y observa que no tuve la misma suerte qué ella, me muerdo el labio y evitó lo qué quiero soltar.

—No me conviene lastimar a la hija de el ministro ni provocarlo—dice—Pero de qué lo puedo hacer lo puedo hacer.

—Atrevete—lo retó —Solo házlo y te juro qué tú descendencia no vive porque yo misma te corto las pelotas con un cortaúñas.

—Oh pequeña Romanova tu y yo somos tan idénticos qué sinceramente podríamos a tener buena conexión si no fuéramos de bandas enemigas.—me le río —Pero tu siempre serás más débil, porque alguien como nosotros jamás debe sentirse amenazado porque le tomen la familia.

«Seres cómo nosotros no debemos sentir compasión por nadie, ni mucho menos la familia, si me llamara y dirían qué tienen a mi padre cautivo, y la única forma de soltarlo sea entregarme diría qué no. —se ríe y detalló qué su risa es parecida a la de un demonio —No me interesa nadie solo mi bienestar. »

—Te voy a meter un palo en el culo Damon y disfrutaré mucho hacerlo.—le grita Milenka y escucho qué un halcón la cachetea y ella lo escupe.

—Tenias qué atravesarte en mi camino—vuelve hablar—Thomas Morgan me dejó el trabajo qué no pudo hacer, matarte pequeña rata, es curioso qué defiendas un apellido qué te causo pesadillas en toda tu infancia.

Milenka me observa apenada por lo que dijo.

—Imaginate que a Thomas le quedó grande matarme con tres años de vida—camino hacía el y veo que los halcones me apuntan, me alzó a su altura y acerco mis labios a su oreja—A ti también te quedaré grande, y todo aquel que intente dañarme, porque puedo ser una porquería como tú, tienes dinero, tienes uns mafia entera dirigiendo. Pero yo... Yo tengo una dinastía entera, tengo un maldito reino que puede destrozar tu clan en menos de minutos. Así qué no me compares —le grito en la cara y me sonríe —¡No acepto comparaciones de nadie! Sea cuál sea como me tengas y en las condiciones malas yo siempre estaré más arriba que todos ustedes ¡El verdadero apellido qué se le rinde pleitesía es a un Romanova!.

Se queda en silencio y nadie dice nada, me alejo de él y empiezo a ver qué lugar correr para suicidarme porque jamás le daré el gusto a ese hijo de perra de clavarme una bala en el culo.

—Te reto entonces —me dice con expresión pensativa — Pelea conmigo Romanova y dejo ir a ella—señala Milenka.—Si ganas la dejo ir, y tu quedate conmigo.

—Acepto.











Fanfic Pecados PlacenterosWhere stories live. Discover now