Amélie Romanova (4)

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Lo jalo dé el borde dé su camisa y lo apretó contra mí, observé el marrón claro dé sus ojos y recuerdo a mi difunto padre, vagos recuerdos me llegan a la mente a la hora dé verle la cara.

—No son gente de Christopher...—le murmuro cerca dé el oido y le veo qué empalidece.

Le pido qué se agache al suelo así es mucho más fácil camuflar nuestros cuerpos y cuento las posibilidades dé vida y son escasas sí nos encuentran apenas puedo mirar los alrededores por las antorchas qué utilizan ellos mismos. La herida no duele tanto pero en la posición qué tengo presionada me molesta y trato de tragarme la molestia.

Un mínimo gesto dé hablar y ya seremos encoñanados por los halcones. Papá tiene mi signos vitales y los monitorea cada cierto momento, y no comprendo el chip qué me implantó Patrick lo tengo adherido en las paredes estomacales incapaz de ser detectado.

Lo único que ingeri dé el avión fué el agua... El agua tenía un estraño sabor agrio y lo asoció a qué probablemente ese sabor hizo interferencia con éste, maldigo internamente al saber qué probablemente se den cuenta dé mi ausencia mañana por la mañana.

El último halcón sale de mí campo de visión, y le pido a el esclavo qué se levanté y me siga en silencio. Solo tengo medio cartucho de balas y buenas puntería. Necesito desencañonar a él último guardia que le sigue a los demás.

Le sigo el paso tratando de hacer el menor ruido posible siento qué algo pasa por mis piernas y trato dé no moverme por un buen momento.

—Era una serpiente —murmuró

El perímetro qué están utilizando es cerca donde cayó el avión, y escucho como hablan qué encontraron cuerpos calcinados de un total de 5 personas, y en el avión habían 7.

Alzo una piedra de el suelo y la lanzó al otro extremo dé dónde estoy y veo como dos guardias se miran entre sí, y van a la dirección dándome la espalda. Salgo de dónde estoy y le tuerzo el cuello a uno de ellos, mientras qué el esclavo hace lo mismo.

—Agarra el arma —le ordenó.

Cojo el proyectil en mis manos y trato dé hacer el menor ruido, escucho pasos cercanos y halo a el esclavo por la muñeca. Se agota el tiempo y no hay opciones de enfrentarme a un arsenal dirigido por los italianos. Deshago la idea y me doy la vuelta contraria a ellos siento las pisadas de mi esclavo atrás dé mi, y alzó la mirada de en busca de un aceptable lugar para dormir.

Veo un árbol con altura promedio hasta que siento qué una piedra la tiran cerca de mí y cae en mi pecho. El sonido dé un perro es cercano, y es muy tarde cuando me percató qué un pastor alemán le salta encima a mi esclavo y empieza a hacer mucho ruido.

Trata de hacer el menor ruido posible, pero el perro empezó a morder el codo. Tiro el arma al suelo y busco la piedra más grande y le lanzó una patada al perro y la vez qué viene contra mí, le tiró la piedra y eso lo hace tambalear. Cae al piso y no me dentengo a la hora de qué toda mi ropa esté llena de la sangré de el animal.

Siento qué me agarran por el hombro y automáticamente me levanto, y veo el árbol y no dudó en ser la primera en subir, es un buen escondite por las ramas de árboles frondosas qué los rodean.

Me quedo sentada en una ramificacion de el árbol, con el cuerpo jadeante con el sonido de los grillos y animales de la noche.

—¿Está bien mi ama?—murmura en voz baja y yo evitó mirarle y veo el cadáver de el perro qué dejé atrás.

—No—hablo con voz firme —Papa perdió mi ubicación y mis signos vitales ya no los tiene y estamos rodeado de gente qué no dudaría en volarme la cabeza.

(...)

Los rayos de luz me hacen despertar y me llevo otra impresión de la selva a la hora dé abrir los ojos, huele mal. Me tocó la frente y siento qué tengo fiebre, y veo la herida qué se ve mal, y ruego qué no haya agarrado alguna infección.

La espalda me cruje al levantarme y me doy cuenta qué el cuerpo de Benny Snakgen no sé encuentra en ninguna rama dé el árbol.

Trato de mantener la calma, y pensar en lo idiota qué es cómo sé le ocurre bajar están en una zona de alto peligro. Reviso la zona y tragó saliva cuando ya no hay cadáver de el perro qué asesiné.

Si lo atraparon estoy tranquila no dirá nada no le conviene, con cuidado bajó el árbol y caigo en el suelo me muerdo la lengua por el dolor. Y no dudó en alzar el arma emprendiendo el camino, no hay nadie no escucho nada.

Paso el arrollo cercano donde desarme a los dos halcones no veo más que el rastro dé sangré de ellos seguramente. Siento qué puso una rama de árbol en el suelo y miro hacia mis pies y tragó saliva al saber qué no fui yo la lo hizo.

Me doy la vuelta y siento qué la patada que me dan me manda al suelo, y cuando me doy la vuelta es un halcón efectivamente, no le reconozco el rostro casi y trató dé levantarme barriendole los pies. Trato de alcanzar el alma pero me agarra por el cuello y trata de subirse encima dé mí.

Tiene una radio qué escucho voces masculinas y se refieren a alguien cómo el jefe. Le rajuño la cara y chilla dé dolor, mientras saco a relucir todo mi entrenamiento y lo qué ví en la cloacas rusas no necesito tener un arma para matar alguien, ni temor por ser una princesa ni mancharme.

Robo corazónes pero también los arrancó, le lanzó un puñetazo en las costillas que lo dobla de dolor y con fuerza le meto la mano al tórax metiendo mi mano adentro dé su estómago, a la vez qué grita y me permito observar que soy lo único qué ven sus ojos antes que le arranqué el órgano que lo mantiene vivo

Me levantó y dejo todo atrás y sigo el camino recto sabiendo lo que me espera, soy Amélie Romanova y reconozco qué a mí corta edad soy la verdugo de muchas muertes, soy una pieza clave en la mafia y por ende todos quieren a por mí.

El no era la excepción así qué detengo mis pasos cuando veo a más de 30 halcones apuntando con lásers rojos en varias partes de mi cuerpo. Sonrió.

—Bendiciones para todos ustedes —Les digo.

La persona qué aparece atrás de ellos me mira con curiosidad y con ese misterio en la mirada como todos en su familia, su cabello castaño le hace ver cómo cualquier tipo guapo de cualquier revista.

Amélie Romanova è un piacere conoscerti mio sovrano —Murmura en italiano

«Amelie Romanova un gusto en conocerte»

Люциан удовольствие мое—saboreeo su nombre en mis labios mientras muerdo y empiezo a degustar el corazón dé el halcón qué maté. —Todos ustedes tiene un buen sabor quiero probar a todos.

«Lucian el gusto es mío »

Sonrió.























Se prendió está mierda señoresss no sé pero me imagino la personalidad así de Amélie qué luzca indefensa y pequeña pero a la hora de sacar las garras sea toda una leoncilla..

Lucían y Amélie son dos cazadores y letales

Nos vemos pronto:))))

Aclaro que Ilenko perdió el rastro de ella porque en el avión ella ingirió una sustancia tóxica creada por Antoni (bebió el agua) qué averió el chip qué tiene ella adentro.

Fanfic Pecados PlacenterosWhere stories live. Discover now