Amélie Romanova (15)

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Amélie Romanova

Me descontrolan el llanto de la mujer qué se encuentra en la jaula trato de verla, ya perdí el equilibrio y mis costillas duelen por los golpes, ya no puedo defenderme apenas puedo abrir los ojos. Todos se encuentran espectando lo qué está sucediendo.

—¡Amélie! ¡Saquenme dé está mierda! —grita.

Los últimos golpes me han dejado de nuevo contra el rincón, la mano qué me puso duele bastante y los sitios donde conectó un taser tienen mis huesos temblando.

—¡Levántate!—sus gritos son cargados de burla.—¡Demuestra de qué está echa la princesita! Mientras qué tú fuistes criada con flexibilidad —me señala—Yo tuve una crianza muy distinta ¡Tengo un maldito hermano enfermo por culpa de esos imbéciles! ¡Puede morir en cualquier momento!—me saca encara.

Odio que los golpes me desmayen rápidamente gateo hasta el sitio donde está lo qué me importa mentalizandome qué todo lo qué está diciendo es por la droga. Parpadeó varias veces, ya que veo borroso y una oleada de miedo nuevamente me aplasta, el dolor sigue en cada de mis articulaciones se que es una jugarreta de mi cerebro.

—Perdoname mamá —la observó, siento que debo hacerle saber cómo me siento —Todo es mi culpa no debí haber nacido...

Alguien me arrastra lejos de ella como un maldito animal sin importarle mis golpes, mis heridas se esmeran más por tratarme como una basura avivando más el enojo que crece más en mi pecho.

—¡Levántate, zorra estúpida!—grita alguien —¡¿Quién crees que vendrá por ti!? ¡¿Tu papi, maldita inútil!?

La jaula

Entre barrotes de hierro yacía una leona enjaulada a la qué un grupo de hienas le quitaron su ser favorito en el mundo y por más qué lloraba, rugía y se desesperaba, no dejaron de atacarla, golpearla, y maltratarla.

Abre la boca, Amélie —milenka separa mi mandíbula a malas —Mastica perra.

El asqueroso trozo podrido de carne entra a mi boca mientras escucho las risas de todos, visualizo a un costado a Lucían. Sacudo mi cabeza y aprovecho su distracción, trastabilea y le clavo mis dientes en la mano chilla y me lanza una cachetada.

Dos puñetazos más atacan mis pómulos. Lucían se acerca y las patadas me llevan aún rincón. Pese al dolor no dejo de perder de vista a la persona qué sigue en la jaula queriendo que le peguen un tiro. Ella vuelva hacia mí y barre mis manos clavándome su zapato en mi abdomen. No quiero perder la conciencia no quiero perderla de vista, ya qué el recuerdo de esas ratas regresa a mi mente.

Sus patadas son fuertes y me vuelven un ovillo protegiendo mis órganos vitales de la furia desmedida, la cuál hace que mi espalda choque una y otra vez contra la pared.

—Primera sección terminada—avisa Lucían por los altavoces—Retomamos entre un par de minutos.

—Estoy bien, me siento bien—musito.

Me pegó a la jaula, me abraza la cabeza que apoya contra está y trato de no hacer ningún gesto de dolor pese que me dificulta respirar.

Me mantengo en el mismo sitio mientras los sollozos empiezan a calmarse en los minutos qué estamos a solas hasta que... Los paso de afuera me aferran al hierro cuando capta los mismo qué yo apretandome.

Lucían Mascherano regresa y llega con una silla y un reloj acompañado de dos hombres los cuales cada uno trae una botella de whisky la cual dejan en la mesa  y trato de arrancarme el collar, y más se pega a mi piel.

—Tengo un juego—se sienta—se sesenta minutos y consiste en que los caballeros de aquí harán con ustedes lo que quieran por una hora jugando nivel uno y nivel dos.

Se quitan las chaquetas mostrando los músculos de los brazos.

—Para llegar a nivel dos hay que acabar con el nivel uno; La esclava es el uni y lo qué está en la jaula es el premio gordo—explica empinandose licor —Soy de mente abierta hagan lo qué quieran.

«Hay que acabar con el nivel uno para llegar a nivel dos» Si tocan un pelo a mamá me corto la garganta yo misma y por ello con las rodillas temblando, me incorporo cuando veo qué toman las cadenas pesadas mientras qué Lucían se cruza de piernas oprimiendo un botón qué empieza un reloj regresivo.

La jaula queda a mi espalda y quién dice que el choque de una fusta que Miles de veces torture si es doloroso. ¿Dónde carajos está mi esclavo? ¿Murió el hijo de perra? Me echo a reír la argolla me vuelve a golpear. El azote de la cadena recae sobre mi hombro mientras qué el segundo sujeto golpea mis costillas repitiendo el acto una y otra vez.

Mi boca toca el suelo cuando su fuerza me trae hacia adelante obligandome a cubrirme la cabeza a la vez qué tiemblo los dientes recibiendo el choque consecutivo.

—Ya cayó nivel uno—habla Lucían por el altavoces —No pierdan el tiempo quiero el premio de la jaula.

Pasan minutos que parecen eternos amortiguó el dolor en el suelo.

—Ahora sí nível dos ya, porfavor.

Apoyo las palmas en el piso incorporandome otra vez, el dolor es insoportable, pero vuelvo arriba dándole la cara a los tres con las extremidades temblando.

—No va haber nivel dos—lucian manda la botella que bebía hacía mi y está se revienta seguida de la otra levantándose.

—¿Sabes algo pequeña rusa? La historia se repite, y voy a utilizar contigo una tortura qué tú hermosa madre soporto para salvarte. —se calla— ¡Masca, masca!

Exige y me niego  tenso la mandíbula y mete sus dedos en mi mandíbula metiendo los trozos de vidrio en mi boca. Trago  y obedezco a medida qué siento los pequeños trozos dentro de mi paladar, escupo sangré, y me lanza un bofetón.

—Traga más.

Suelto me agachó y prosigo a seguir masticando los trozos, que se hospedan en mis dientes.

—¿Duele cierto?—inquiere—¿Nivel dos ya?

Escupo y meto otro trozo en mi boca y me miró el reloj. No siento la lengua, la cara interna de mi mejilla crece y no puedo resistir ni cinco segundos, pero necesito más tiempo y me meto más vidrios consiguiendo que la sangre salga de mi boca sin parar. Está destrozando mi cavidad bucal lo puedo sentir apenas me puedo recomponer mientras escucho el llanto de mi mamá pidiendo que la asesinen.

«Se lo debo»

Le sonrió.

—Todos tenemos un maldito límite —gruñe.

El siguiente golpe va a mis muslos, el tercero a mis omóplatos. Vuelven a traer a Milenka que la veo suplicándo otra jeringa más de droga. Los ácidos gástricos a mis estómago siento que los vómito con sangre.

La alarma de el reloj suena.

«Lo logré»

—Acabo—murmuro—No va haber nivel, ni que mierda.





















El próximo capítulo es el final:(!!

Fanfic Pecados PlacenterosWhere stories live. Discover now