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-¿Cómo decías que te llamabas? -preguntó Charles mientras Carlos conducía por las calles de Woking.

-Jessica García.

-Jessica Garshía? -intentó decir Charles.

-¡No, idiota! -le gritó Carlos- Me ofende que después de haberte dado mis maravillosas clases de español sigas hablando mal. -dijo indignado.

-Es genial poder hablar en español con alguien aquí. -le dije a Carlos hablando en nuestro idioma, mientras tanto, Charles nos miraba con el ceño fruncido sin entender nada.

-Lo es. Yo estoy más acostumbrado, ya que también están Alonso o Checo en la parrilla.

-¿Voy a poder conocer a Alonso? -pregunté emocionada.

La verdad es que Alonso había sido un ídolo para mí cuando era pequeña. Luego dejé de ver la fórmula 1, y por eso ahora estoy tan perdida en todo el mundo de los coches.

-Probablemente. -confesó- Mañana, bueno, mejor dicho hoy, vendrán nuestros amigos a casa de Charles a comer. Es decir, pilotos y mi hermana. Estás invitada. -sonrió.

-No es por interrumpir, -se entrometió el monegasco- bueno en realidad sí. ¿Podéis porfavor hablar en inglés? Me siento excluido. -llevó una mano a su pecho fingiendo estar ofendido.

-Ya hemos llegado. -nos anunció Carlos a Charles y a mí.

-Bueno Jessica, pues aquí es nuestra parada. Gracias, Carlos. -este asintió.

Mientras bajamos del coche pude ver con mayor detención la enorme casa de dos pisos. Tenía una arquitectura moderna, y grandes cristaleras.
A decir verdad era muy bonita, y aparentemente cara.

Demasiado cara.

-Puedes pasar. -dijo una vez que Carlos había arrancado el coche y se había marchado- Siéntete como en casa. Realmente va a serla hasta que puedas conseguir alojamiento en Londres.

-Siendo sincera, me está gustando bastante Woking. Podría replantearme quedarme aquí en vez de en Londres.

El chico pareció sorprenderse por mi cambio de opinión tan repentino. Y es comprensible, era bastante notoria mi tranquilidad en el asunto, ya que yo lo único que realmente quería era alejarme de mi familia, y como ya lo he hecho, sinceramente me da igual a que ciudad ir. Yo pensé en Londres solamente porque era la más famosa, pero Woking
parecía más tranquilo, y ya conocía a dos personas, bueno, mañana a muchas más.

Esta podría ser una gran oportunidad.

La vida me estaba dando una oportunidad.

-Vale, voy a contarte para sacarte de confusiones. Yo nunca me he llevado bien con mi familia, siempre han estado sobre mí durante toda mi infancia, niñez y adolescencia. Eran muy estrictos en absolutamente todo; estudios, vida social.. etc. No me dejaban salir con mis amigos al no ser que conociesen a sus padres, mis notas en el colegio e instituto no podían bajar del 8, y más cosas del estilo, y muy pocas veces salía de casa. Entonces llegué a un punto en el que me di cuenta de que la vida se me estaba pasando por los ojos y yo no me estaba dando ni cuenta. De un momento a otro, yo ya tenía 19 años. Y lógicamente no podía permitir que esto siguiera así. Entonces fué cuando decidí marcharme, con los pocos ahorros que conseguí de un trabajo de verano en una cafetería estoy manteniéndome viva ahora mismo. -finalicé.

Charles se quedó mirándome asombrado. No se esperaba eso.

-Siendote sincero, me imaginaba que venías de vacaciones temporales. -confesó riendo, y yo no tardé mucho en unirme a él.

15 junio de 2019, 12:00 am

Abrí lentamente los ojos por culpa de la luz del día que se colaba por la ventana.

Esto no era el asiento de mi coche.

Hasta que recordé que me encontraba en la habitación de invitados de a casa de Charles Leclerc que me la había dado a mí hasta que encontrara alojamiento. Cosa que por cierto, iba a ser muy dififcil con el poco presupuesto que tenía.

Me levanté lentamente y caminé hacia el baño que tenía la habitación y me metí a la ducha a despejarme un poco.

Estaba agotada. La noche de ayer había sido sin duda la más agotadora, rara e inesperada probablemente de mi vida. La ducha me ayudó bastante a espabilarme un poco más, y una vez que ya me había secado el cuerpo, me puse unos shorts deportivos y un top de tirantes también deportivo para estar mas cómoda.

Antes de bajar las escaleras, me puse mis zapatillas Nike blancas. Mis bebés. Y una vez de haberme terminado de mirar al espejo y hacerme una coleta, bajé abajo, donde se encontraba una escena bastante divertida.

Charles estaba sentado en el sofá comiendo helado directamente del bote con la nariz roja, los ojos hinchados y llenos de lágrimas, rodeado de pañuelos usados mientras veía una película, que a medida que me acercaba pude ver que se trataba de Titanic.

Solté una carcajada que hizo girarse espantado al monegasco.

-¿Qué -sollozó- te hace tanta gracia? -me preguntó haciéndose el loco.

-Pues que pareces una adolescente depresiva en una noche de viernes en la cual su novio le ha dejado plantada en la fiesta de fin de curso. -bromeé.

-Cállate. -dijo mientras se secaba las lágrimas y se levantaba del sofá en mi dirección- ¿Qué tal has dormido? -me sonrió mostrando sus hoyuelos.

No pude evitar bajar mi vista a ellos.

-Bastante bien. -le sonreí una vez que estaba frente a mí.

-Eso parece, son las 12 del medio día. Dormilona. -dijo justo antes de desaparecer del salón y salir al jardín.

-¡¿Cómo?! -grité mientras le seguía rapidamente hasta el exterior- Estarás de coña.

-Yo creo que no, ma chérie.

-Charles, no sé francés. -le avisé.

-Bueno, ya irás aprendiendo. -me tomó de la mano- Ven, quiero enseñarte algo.

Tomados de la mano, entramos a su casa en dirección a las escaleras que llevaban al ático. No había subido todavía allí, pero parecía espacioso.

Una vez arriba, Charles soltó mi mano y caminó hacia una puerta que conducía a una habitación. Con un gesto con la cabeza me ordenó que pasara, y eso hice.

Los dos nos encontrábamos en una enorme habitación con paredes blancas desnudas. No había ni un solo cuadro o adorno en todo el cuarto, quitando un gran piano negro que se encontraba en medio del espacio.

-¿Una sala tan grande para un piano? -pregunté curiosa.

-Sí. Sé que parece que no tiene sentido, pero el piano suena mucho mejor si hay eco. Aparte me gusta concentrarme en el sonido de la música cuando toco, así que si está todo vacío puedo concentrarme mejor.

-No me esperaba que el mismísimo Charles Leclerc tocara el piano. -reí.

-Bueno, digamos que no lo sabe mucha gente. -confesó - Sólo tú y los chicos, que por cierto, no tardarán mucho en llegar. Ven, vamos abajo.

Asentí y salimos los dos de la sala del piano.

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Holaa! Por aquí os dejo otro capítulo más. La historia ya va tomando forma, y eso que aún no habéis conocido resto de personajes.
Eso lo dejamos para el próximo capítulo, que será bastante pronto, a si que estar atentos.

Os quiero muchísimo, un abrazo a todos, cuidaros.

<3

𝐹𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟𝑖'𝑠 𝐺𝑖𝑟𝑙 ➪  ᴄʜᴀʀʟᴇs ʟᴇᴄʟᴇʀᴄ ғɪᴄWhere stories live. Discover now