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Y aquí estábamos los dos.

En un avión rumbo a Alemania.

Todo había sido muy inesperado, ayer Charles apenas me estaba informando sobre acompañarlo al circuito alemán. Estaba claro que iba a decirle que sí iría, ya había comprado mi entrada y sería de mala educación decirle que no.

Tuve que hablar con Francis, ya que tenía que pedirle unos días libres. Pero me dijo que no había problema, que podía ir perfectamente, ya que iba a cerrar la cafetería unos días puesto que ella también iría a ver a su nieto correr. Supongo que la vería ofreciendo cupcakes por el paddock.

Jamás había entrado a uno, ni había ido a un circuito, pero tengo muchísimas ganas.

El avión tenía los asientos de dos en dos, y yo había elegido sentarme con Carmen, quién también vendría con nosotros para acompañar al piloto de Mercedes. Eran una pareja super unida, eran adorables.

-¿Qué vas a pedir? -me preguntó cuando vió el menú que ofrecía el avión.

-Mmm... -pensé- A lo mejor una ensalada césar. Es como si estuviese haciéndome ojitos para que me la coma.

-Buena elección. Yo también la voy a pedir. -sonrió.

Estuvimos un poco más charlando sobre algunas cosas de chicas que con Charles no podía hablar, y tampoco con Francis porque hay que tener en cuenta que es un poco mayor.
Después, no sé cómo, Carmen sacó el tema de Daniel, y la forma en la que me miraba.

-¿No lo notas? -preguntó incrédula- Lo hemos hablado todos, bueno, menos con Charles, Daniel y tú, claro.

-No, ¿por? -no entendía nada.

-Pues que cada rato que te giras o estás despistada está mirándote. Yo creía que te dabas cuenta.

-Pues la verdad es que no, realmente empiezo a creer que estoy ciega.

-No me sorprendería.

Se me ocurrió girar la cabeza hacia el asiento de Daniel y Max, que se encontraba a nuestro lado, aunque nos separaba el pasillo.

Y efectivamente, sí me estaba mirando, aunque cuando se dió cuenta, quitó sus ojos rápidamente sobre mí y empezó a hablar con Max.

-Pues a lo mejor llevabas razón. -dije dirigiéndome a Carmen.

-Siempre la llevo, Jess.

De repente, empezamos a escuchar unas risas bastante fuertes en el avión. Era una chica. Lo raro es que no recordaban haber escuchado esa voz antes, aunque sí se me hacía familiar.

A la española y a mí nos sorprendió bastante escuchar voces desconocidas por allá. Ya que se trataba de un avión privado, por lo que todos conocíamos a todos. Ya que eran familiares o amigos de pilotos.

La curiosidad ganó a mi cuerpo y me levanté de mi asiento, caminando decidida hacia las voces que se estaban llevando toda mi atención.

Cuando pude ver de quienes se trataban me quedé helada.
La misma chica de la gorra de Ferrari que atendí en la cafetería estaba riendo sentada junto a un chico jóven clavado a Charles.

En el momento que me vieron mirarles con una expresión que, por la cara que pusieron, era de sorpresa absoluta, recordé que Charles una vez me dijo que tenía un hermano menor llamado Arthur.

-¿Arthur?

El jóven me miró sorprendido puesto que había dicho su nombre y él claramente no me conocía.

O eso creía yo.

-El mismo. Encantado, Jessica. -dijo mientras se levantaba y me daba un apretón de manos.

-¿Me conoces? -pregunté algo desconcertada.

-Sí. Mi hermano no se calla ni debajo del agua cuando se trata de tí. -dijo riendo.

-Oh. -fué lo único que alcancé a decir.

-Ella es Silvia Laurent, mi novia. -mientras el monegasco hablaba, la chica que ya conocía se puso de pie.

Ahora entendía por qué llevaba la gorra de Ferrari.

-Hola, de nuevo. -sonrió divertida.

-¿Os conocíais? -le preguntó a su novia.

-Larga historia. -dijo riendo.

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Holaa! Sé que ha sido un capítulo corto, pero no os preocupéis que viene otro para recompensar la inactividad ❤️

𝐹𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟𝑖'𝑠 𝐺𝑖𝑟𝑙 ➪  ᴄʜᴀʀʟᴇs ʟᴇᴄʟᴇʀᴄ ғɪᴄWhere stories live. Discover now