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-Te voy a matar, imbécil.

Charles y yo estabamos en la cocina intentando preparar una tarta de fresas y nata, pero el muy idiota me ha manchado todo mi conjunto preferido de Nike con la nata.

-No te atreverías. -vaciló guiñandome el ojo.

Juro que lo mataré.

-No me retes, Leclerc. -advertí.

-Lamentablemente para tí, me encanta hacerlo.

Él acaba de ganarselo.

-Verás.

Cogí la tarta ya casi terminada, y se la tiré a la cara. Llenándole absolutamente todo el cuerpo de nata, fresas, sirope... entre otras cosas. Solté una carcajada enorme al ver su cara de sorpresa.

No pude evitar darme cuenta de lo atractivo que estaba aún así con una tarta en su cabeza. Estoy competamente segura que es el único capaz de seguir estando guapo en esas condiciones.

Mi sonrisa desapareció en el instante en el que tomó uno de los trozos de tarta que caían de su pelo y me lo lanzó a la cara, manchándome de nuevo con el postre.

El monegasco soltó una carcajada que solo me hizo enfadarme más.
Y sin darnos cuenta, ambos habíamos empezado una guerra de trozos de pastel. Manchando todos los muebles de la cocina que, más tarde, tendríamos que limpiar.
Pero en ese momento no nos importaba nada más que nosotros. Nuestra pequeña guerra de tarta.

El timbre de la puerta principal nos sacó de nuestra burbuja y ambos giramos nuestra cabeza a la puerta.

-Voy yo. -dije para caminar yo sola hacia la puerta principal.

Cuando la abrí, tratando de no manchar con mis manos el pomo, aunque fue completamente en vano, vi a un Carlos sonriente acompañado de una réplica suya en mujer. Supongo que sería su hermana de la que me habló anoche.

Su sonrisa desapareció en el momento en el que se fijó en toda la tarta que había en mi ropa, cuerpo, pelo y cara. Y mejor ni hablar de la cara que puso cuando miró tras mi espalda y descubrió como habíamos dejado Charles y yo la cocina.
Y por si os parece poco, la cara que puso cuando Charles apareció detrás de mí y me dió un beso justo en mi hombro para luego relamer la nata que había quedado en sus labios, podría ser usada perfectamente por sus fans para crear un meme viral.

-¿Qué me he perdido? -preguntó sin dejar de mirarnos.

Si no fuera por la intervención de su hermana, el silencio que se hubiese creado después de esa pregunta hubiese sido realmente incómodo.

-¡Oh por Dios! -exclamó Blanca- ¡Estás espantosa, chica! Sin duda tenemos que ir ahora mismo a arreglarnos.

Razón no le faltaba. Estoy segura que mi actual aspecto podría servir para un disfraz de Halloween.

-Sí, por favor. -supliqué- Lo que ha ocurrido es que alguien que yo me sé, me ha estropeado todo el conjunto.

Charles curiosamente cuando dije eso, debió de verle muy atractivo el suelo, porque bajó su mirada a éste y la mantuvo ahí un buen rato.

Y sin poder decir una palabra más, la española me tomó del brazo y me arrastró hasta la habitación de invitados y me acercó a la maleta.

-Bien, veamos.. -rebuscó en mi maleta- ¡Oh dios! ¡Me encanta este vestido! -exclamó- Definitivamente usaré esta obra de arte en alguna ocasión.

Me estaba empezando a caer bien esta chica.

-No va a ser algo muy elegante, pero tampoco tienes que ir en chándal, a si que este vestido creo que es perfecto. -dijo sacando uno de los vestidos amarillos que compré hace unos meses.

𝐹𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟𝑖'𝑠 𝐺𝑖𝑟𝑙 ➪  ᴄʜᴀʀʟᴇs ʟᴇᴄʟᴇʀᴄ ғɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora