31

417 21 5
                                    

Narrador omnisciente

Pero al parecer para Charles Leclerc no era tan fácil. 

El piloto monegasco de Ferrari se colocaba su casco con el corazón y el alma rota por culpa de la información que le acababa de dar uno de sus ingenieros.

Su abuela había fallecido minutos atrás en su apartamento por un infarto de corazón.

El jóven piloto quedó devastado ante tal noticia. El ya sabía sobre los problemas de corazón que padecía su aburla. Él y toda su familia, realmente, pero nunca sabes cuando ocurrirán las cosas. 

Pero algo que sí se sabía, era el amor que absolutamente todos le tenían a Francis. La cariñosa pero bromista abuela que iba siempre con una amplia sonrisa regalando postres caseros de su pastelería a cada persona que se le cruzaba.

Todo el mundo quería a Francis.

Cómo no quererla.

Su muerte había causado un daño muy profundo en todos y cada uno de los amantes de la Fórmula 1. Por lo que se le haría un homenaje en la carrera de hoy, guardando un minuto de silencio y, tal vez, con unas pequeñas palabras por parte de Charles Leclerc, su querido nieto, uno de los más afectados.

Aunque no el único. 

Jessica García había salido también de las más afectadas. Francis había sido desde su llegada a Mónaco su mayor apoyo. La persona que le cuidaba, la que más le escuchó, la que le ofreció no sólo trabajo, sino también la oportunidad de experimentar el famoso sentimiento llamado "amor materno".


Jessica García. (minutos antes)

Ahora mismo estaba en el garaje de Renault viendo a Daniel subirse al coche.

Montones de mecánicos caminaban rápidamente aldrededor del coche para asegurarse de que todo estuviese en orden. Yo por mi parte, ya que no entendía aún mucho sobre esto, decidí apartarme para dejarles más comodidad a la hora de hacer su trabajo.

Llegué a la parte un poco más interna del garaje, donde habían un par de ingenieros que ya conocía de otras carreras, a si que me acerqué un poco más a ellos.

-¡Hola! -les saludé a ambos mientras me unía a ellos.

Uno de ellos se llamaba Marc, y era rubio. Por otra parte, el castaño era Stewart.

-Hey, Jess. -dijo el último- Cuánto tiempo, ¿cómo estás?

-Bastante bien, muchas gracias. -le sonreí- ¿La peque?

-Con los primeros pasos. Ya sabes, suelen costarles, pero lo está llevando muy bien.

Stewart tenía una hija pequeña llamada Annie. Alguna vez había estado con ella viendo alguna carrera ya que su padre estaba trabajando con los pilotos. Era una niña de ojos verdes preciosa y muy cariñosa.

-¿A si que Danny Ricc, eh? -bromeó Marc como siempre, dirigiéndose a mí.

-Sí, parece ser. -reí.

-Se os ve muy bien. Hacéis buena pareja. -me dijo esta vez sin bromear- Hasta noto más feliz a Daniel desde que está contigo. -llevé mi mirada al piloto, quién se estaba colocando el casco. Cuando se peractó de que le estaba mirando, me guiñó un ojo.- Es más, ahora hasta le preocupa salir vivo del coche. -soltó una carcajada, que acompañamos todos.

Me hubiese gustado seguir la conversación con ellos, pero una voz nombrandome captó toda mi atención.

-Jessica... -un hombre que no recuerdo exactamente quién era, me miraba con los ojos tristes.- Lo siento, de veras.

No entendía a qué se refería, hasta que cogí el teléfono que me tendía y leí el mensaje.

Lo releí varias veces, sin creer al cien por ciento que eso que ponía ahí era cierto.

Francis había muerto.

𝐹𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟𝑖'𝑠 𝐺𝑖𝑟𝑙 ➪  ᴄʜᴀʀʟᴇs ʟᴇᴄʟᴇʀᴄ ғɪᴄOnde histórias criam vida. Descubra agora