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-¿Cuánto queda? -pregunté cansada de ir en coche.

-¿Vas a seguir preguntando lo mismo cada cinco minutos? -preguntó ya cansado de mi actitud infantil.

-Tal vez. -bromeé, y él puso los ojos en blanco.

Después de unos minutos, gracias a Dios, llegamos al puerto. Era una zona un poco más exclusiva, a si que no teníamos que preocuparnos tanto por las cámaras.

Toda la zona estaba llena de barcos y yates enormes. Habían de todos los tamaños y colores, sin duda no podría elegir solo uno de ellos.
Definitivamente los dueños de estos debían de ahogarse en billetes, porque precisamente barato no parecían.

-¿A que son geniales? -me preguntó Charles mientras caminábamos dados de la mano hacia nuestro destino.

-Sí, ojalá tener uno.

Después de decir aquello, una voz conocida se acercó a nosotros, y segundos más tarde, un chico rubio de ojos azules me sorprendió con un abrazo por la espalda.

-Pero si es mi española favorita. -dijl el recién llegado.

-¡Max! -exclamé cuando me giré y vi de quién se trataba- Hace tiempo que no hablamos, ¿cómo estás?

-Bastante bien, por suerte. -vió que yo no iba sola, y que iba acompañada de Charles, quién sujetaba mi mano firmemente- Anda, Charles. Que sorpresa verte yendo a fiestas. -me dirigió una rápida mirada y luego volvió a mirarle a él- A si que españolas, eh? No te preocupes, amigo. Te entiendo. -asintió.

-¿Que dices? Cállate. -le dió un codazo, y este rió.

Cuando llegamos frente al yate, mis ojos no pudieron separarse del enorme barco que se encontraba frente a mí.

De este, salía un montón de música que, si no me equivoco, estaba eligiendo Lando. Ya que siempre pone "Friday" cada vez que le dejan poner una canción, y esa era justo la canción que estaba sonando.

Una pareja salió del yate y se acercó a nosotros alegremente.

-¡Chicos! ¡Por fin llegáis! -me abrazó mi amiga española- Tía, ese vestido te queda de muerte.

Le sonreí a mi amiga y la miré a ella. Carmen usaba un vestido veraniego realmente bonito, todo lo que usaba le quedaba bien. Eso era algo que envidiaba de ella.

Luego, mi amiga saludó a Charles con un abrazo amistoso, y mientras tanto, el piloto inglés se acercó a mí.

-Cuánto tiempo, -me dió un abrazo- ¿qué tal llevas vivir en Mónaco?

-Bastante bien. Todo es precioso y ya he conocido a un montón de gente genial.

-Y obviamente yo soy una de ellas. -Carmen se unió a la conversación mientras entrelazaba su brazo con el mío y me arrastraba al interior del yate junto al resto, y dejaba a Charles y George hablando de cosas de chicos fuera.

La decoración era alucinante. Definitivamente quien la haya hecho se merece un aumento de sueldo.

-Carmen esto es precioso, ¿lo has hecho tú?

-Todo no, me han ayudado los chicos.

Justo en ese momento, unos gritos se escucharon en la sala del yate, donde la mayoría de personas se encontraban.

Mi mirada automáticamente se desvió a la gran televisión que se encontraba frente a los sofás. La periodista que superaba los 40 años hablaba tranquilamente sobre, según el titular; "La jóven nueva promesa de la música"

-"Así como lo oyen, el jóven español llamado Mateo Sánchez, musicalmente conocido como "Matt", ha triunfado en todas las plataformas musicales con su nueva canción titulada "Ferrari's Girl".

𝐹𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟𝑖'𝑠 𝐺𝑖𝑟𝑙 ➪  ᴄʜᴀʀʟᴇs ʟᴇᴄʟᴇʀᴄ ғɪᴄWhere stories live. Discover now