Verde

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—¿Dónde lo dejé? —.

Jungeun buscaba en los bolsillos de sus pantalones aquel aparato indispensable para cualquier adolescente, si no es que para un adulto también.
El pánico crecía en su interior, dificultándole recordar correctamente el paradero que podía tener.
Ya había pasado el tiempo suficiente en el baño como para que Jinsoul se preocupara e intentara derribar la puerta con una patada, imaginando a una Jungeun tirada en el suelo por culpa de su ebriedad.

Tengo que salir.

Lavó sus manos un vez más por el sudor que tenían y las secó con su camiseta, quitó el seguro de la perilla, preguntándose al instante el por qué le pareció necesario ponerlo desde un principio, y abrió la puerta por fin.

La imagen alta y delgada de Jinsoul frente a la salida la tomó por sorpresa, arrebatándole el aire de sus pulmones. Jamás podría acostumbrarse a su belleza.
Lucía tan calmada y serena, no parecía ser la misma persona de hace unos minutos, que se mostró más atrevida.
Caminó hasta ella de manera lenta y silenciosa, aun así, la mayor se dio cuenta de su presencia aproximándose.

—Jinsoul unnie —ocultó la preocupación de su voz —no encuentro mi celular, ¿Tienes idea de dónde puede estar? —Cuestionó, quedándose justo frente a la más alta.
Pudo ver cómo una sonrisa se iba extendiendo en el rostro contrario y al finalizar escuchó una risa, lo más seguro era que tenía algún comentario gracioso por decir.
—Claro Jungie, la última vez que lo vi —subió una mano hasta su mentón, sosteniéndolo —fue en mi habitación antes de ir por comida, lo guardaste en tu... —hizo una pausa para pasar su vista por la cintura de la menor, provocando en ella calor —chaqueta, esa que arrojaste mientras bailabas. —.

Sus manos volvieron a sudar; lo había olvidado por completo, ¿en qué estaba pensando?
Cubrió su rostro para esconder la pena que le estaba subiendo, además de cometer aquel acto, se preguntaba qué podría pensar Jinsoul de ella en estos momentos, probablemente el tono divertido que tenía era por querer evitar reír al recordar.

Jinsoul le prestaba toda la atención a cada gesto y en ella crecía una necesidad por abrazarla. Volvió a reír, en un volumen un poco más elevado y se atrevió a posar su mano en la cabeza de la menor, revolviendo muy poco su cabello debido al peinado que tenía.
Como si de una niña pequeña se tratara, se acercó, pasando su mano por la espalda y se dedicó a dar suaves palmadas para reconfortarla.
—¿Qué pasa, lo habías olvidado? —Preguntó muy cerca de su oído, provocando un escalofrío.
—Olvidé que tenía el celular guardado en uno de los bolsillos —quitó sus manos —debería ir a buscarlo antes de que alguien pueda robarlo. —.
—Dudo que eso pase. —Habló con un tono alegre y despreocupado. —Vamos por él y después... —con dudas internas continuó —podríamos ir a mi habitación, creo que ya es hora de descansar un poco. —Sintió como un nudo en la garganta le dificultaba hablar con claridad.

Sin esperar una respuesta, inició su camino hacia la puerta, abriéndola y dejando entrar el ruido del exterior que parecía haber disminuido.
Salió por completo y una vez que estuvo del otro lado, miró sobre su hombro para verificar el estado de la menor.
Estaba en el mismo lugar, con sus ojos ligeramente más abiertos de lo normal, era obvio, no esperaba tal proposición por parte de la mayor.
A pesar de la oscuridad, la luz tenue del pasillo lograba iluminar algunos centímetros más allá del marco de la puerta, y gracias a eso, pudo admirar con gran detalle aquel rubor que se extendía desde los pómulos hasta las orejas.

Estaba muy segura y podía jurarlo, ese tono en su piel no era provocado por nada más ni nada menos que sus palabras. Gracias a todo lo que pudo ver el día de hoy, tenía una idea de lo que estaba pasando entre ellas dos.
Su pecho se hinchó de felicidad, parecía haber dado en el blanco, para ella era bastante obvio; Jungeun se ponía nerviosa a su lado y era en momentos muy específicos. Siempre fue de ésta forma.
—¿Vamos? —Con sus manos en los bolsillos y un asentimiento, se dirigió a la menor, haciendo que saliera de su trance.
Sus labios dibujaron una sonrisa ladina cuando presenció cómo Jungeun parpadeó varias veces e incluso sacudió con cuidado su cabeza de un lado a otro.

𝐀𝐥𝐛𝐚 •𝒍𝒊𝒑𝒔𝒐𝒖𝒍•Where stories live. Discover now