Fuerza

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No estaba segura de si era un fracaso.
Mucho menos pensaba en que sus intentos de protegerse podrían ser egoístas o malinterpretados, solo pudo refugiarse una vez más en la capacidad que tendrían sus piernas para correr y resistir la tensión constante de sus músculos.

Y es que no tenía tiempo de analizar, no quería tampoco, con el hecho de ver aquel rostro y recordar al instante la expresión de burla que ya no podía borrar, era suficiente para que prefiriera desaparecer y probablemente llamar la atención de varias -bastantes- personas.

Algún día lo volvería a ver, es consciente, la escuela es un lugar que comparten, así como muchos salones y conocidos, definitivamente tendría que aparecer frente a ella muchas veces más, hasta que salieran de aquella institución. Pero no estaba lista de verlo justo a un lado de sus amigas en un día de descanso, con Jinsoul acercándose, y por supuesto, sin ser invitado.
Sabía qué hacía allí, de pie; creía tener el derecho de dar sus explicaciones que ella misma negó desde su primer intento de hablar con un mensaje de texto.

Escuchaba pasos que la seguían, eran fuertes, con un ritmo más acelerado que el de ella, cada vez se acercaba más y era claro que la alcanzaría en cuestión de segundos, pero no se detendría hasta entonces.

La plaza comercial estaba repleta, y agradecía eso por completo, de alguna manera se sentía segura, porque Taeyong no se atrevería a hacer algo tan fuera de su zona de confort, mucho menos con público adulto que no sigue sus juegos, aunque, su recorrido se volvía complicado tratando de esquivar a cada persona, no quería ocasionar un accidente.

Y cuando encontró las puertas eléctricas más a su alcance, pudo sentir un poco de alivio, ahora sólo tenía que tomar un autobús, y esperaba que hubiese uno ya esperando por ella.

Pedía demasiado, por supuesto.

Ni autobús, ni escape.
Su muñeca fue acorralada entre unas manos acaloradas y húmedas, posiblemente por el esfuerzo sobrehumano por alcanzarla, y fue halada hacia atrás, alejándola unos cuantos centímetros de su anhelado final del túnel.

Sus puños se cerraron automáticamente.
No esperaría a que el muchacho intentara hablar, ya sea una disculpa o algún otro insulto, no lo quería permitir, pues hasta ahora, la castaña estaba segura de que él no tenía ningún derecho de siquiera intentar dirigirle la palabra, mucho menos en un intento tan cobarde como acorralarla con sus amigas alrededor.

Fue obligada a darse la vuelta, o más bien, Jungeun no intentó evitarlo, lo que quería era atacar con el factor sorpresa a su favor, y en cuanto su torso estaba casi en la dirección contraria, lanzó un golpe audaz a una altura más elevada que la de costumbre, queriendo dar directo en el pómulo o mejilla del más alto.

Seguro tendría éxito, sus nudillos impactarían limpiamente con aquella piel, logrando así una distracción suficientemente duradera como para permitirle retomar su camino acelerado. Y aunque fuera algo bárbaro, no veía otra solución para el desahogo de todas las emociones que había acumulado, no solo en la carrera de hace unos segundos, sino en los días que transcurrieron, reprimiendo todo para su propia tranquilidad.

Entonces, el impacto tan esperado e imaginado nunca llegó. Fue solo la sensación del viento rompiéndose ante la velocidad de su piel, era fría y ligera. Por el impulso, su cuerpo terminó dando una media vuelta, y sus ojos solo pudieron capturar un cuerpo frente a ella, una imagen borrosa debido a la velocidad con la que giró.
Sí se trataba de alguien más alto, pero no era el tamaño que ella recordaba.
No pudo moverse más, a pesar de haberse liberado de aquel agarre por el intento de ataque, pero esa persona frente a ella la sostuvo de nuevo, esta vez de su brazo, tal vez intentaba detener la posible caída por la falta de equilibrio, o simplemente quería detener su escape como antes.

𝐀𝐥𝐛𝐚 •𝒍𝒊𝒑𝒔𝒐𝒖𝒍•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora