Resaca

58 8 0
                                    

La multitud fluía constantemente sobre la acera, cruzando cada cierto tiempo sobre el asfalto caliente de la calle para poder ir de esquina a esquina.
Tropezar o esquivar gente no se limitaba a los pasillos de la escuela, no cuando eras un peatón más un sábado por la tarde, donde la mayoría de los estudiantes y trabajadores de oficina tenían su día libre.
Con los pies ligeros y una sonrisa en su rostro. Cada paso la acercaba más a su anhelado destino y el corazón se lo recordaba al bombear más sangre con cada minuto transcurrido.

De vez en cuando, salir a estas horas de la tarde en fin de semana, podría ser abrumador, dependiendo de la persona que hiciera el recorrido.
Por suerte, para la protagonista de hoy, no le resultaba un gran obstáculo caminar entre tanta gente y bullicio, acostumbrada a este tipo de situaciones.
Con sus auriculares colocados correctamente sobre sus oídos, era incapaz de escuchar a la gente hablar o a los autos sonando el claxon debido al embotellamiento por la gran cantidad de tráfico.
Era consciente de los múltiples regaños que recibía por parte de sus padres, también ella misma conocía los peligros de no estar en sus cinco sentidos cuando caminaba sobre las vías públicas, pero no le veía el problema a escuchar un poco de música, siempre y cuando le prestara atención al camino que pisaba, y gracias a esto, fue que en ninguno momento de su corta vida, ha experimentado algún incidente.
Al ritmo de una melodía alegre y llena de mezclas distintas, caminaba con emoción, recorriendo un sendero perfectamente memorizado, que le causaba felicidad con cada punto importante que veía, recordando que cada vez estaba más cerca.

Las mariposas en su estómago también incrementaban, y si era sincera, no dejó de sentirlas, incluso desde aquel atardecer donde se percató de sus sentimientos verdaderos.
Una brisa removía su cabello, y gracias a que este no era demasiado largo, se acomodaba de nuevo en su lugar sin necesidad de intervenir con sus manos. Era caliente y sentía como le quemaba un poco la piel de sus brazos, pero era mejor que simplemente sentir los rayos del sol de la tarde.

Su celular emitió un sonido de notificación y ella esperaba que fuera por la razón que imaginaba.
Se detuvo unos instantes, buscando la sombra de un establecimiento y rápidamente leyó el mensaje y de quien venía.

"Acabo de llegar, te espero en el lugar de siempre"

Palabras simples, tanto que no reflejaban nada en ellas, pero esto no evitaría que el corazón de la pelinegra comenzara a golpear fuerte en su pecho.
Respondió al instante, usando palabras más dulces de lo normal, debido a sus sentimientos desbordantes.
¿Cómo evitarlo?
Después de todo, tuvo la suerte que pocos consiguen.
Se atrevió a expresar su atracción creciente a la persona que la tenía soñando despierta, y sin dar tantos detalles, fue correspondida.

Aceleró su paso después de guardar el celular. La música parecía saber lo que pasaba, iniciando así una nueva armonía.
La letra y la melodía de la canción encajaban bastante con lo que estaba experimentando, ahora entendía un poco más por qué la contraría acostumbraba a llevar puestos los auriculares la mayor parte del tiempo; si llevaba tanto tiempo sintiendo lo que ella, entonces letras como estas la habrían ayudado en múltiples ocasiones, haciéndole sentir identificada y acompañada, lo que le pasaba no era nada malo y más gente lo experimentaba.

Pronto recordó aquella canción que Jungeun había puesto con entusiasmo en el estéreo del auto, pero por alguna extraña razón, ni la melodía ni la letra podían ser reproducidas correctamente en su memoria, tal vez debería preguntarle de nuevo.
Y justo a tiempo, Jinsoul ya estaba frente a la castaña, en un punto específico frente al Rio Han, esperando por ella tranquilamente.

La figura peculiarmente atlética de Jungeun se encontraba sentada sobre lo que parecía ser un edredón perfectamente extendido sobre el césped verde. Debajo de un árbol y enviando algún mensaje desde su celular, era ajena a la multitud de alrededor.
Detalló mejor a la menor, y pronto entendió que llevaba puesto su sistema de defensa contra el ruido incontrolable e impredecible que podían generar las personas. Justo como ella.

𝐀𝐥𝐛𝐚 •𝒍𝒊𝒑𝒔𝒐𝒖𝒍•Where stories live. Discover now