𝐀𝐥𝐛𝐚 •𝒍𝒊𝒑𝒔𝒐𝒖𝒍•

Distancia

El habito del sueño.
Desde la infancia, los adultos siempre intentan enseñarte que dormir temprano no es una forma de castigarte, en realidad, es algo que en el futuro vas a querer y anhelar en tu vida cotidiana. Después de todo, dormir las horas suficientes ayudarían tanto en la energía diurna y en el estado de animo.
Por supuesto, te indican que debes dormir temprano y despertar temprano, pero nadie te enseña o te advierte que, una vez creces, aunque intentes organizar tus horas diarias, habrá ocasiones en las que el tiempo no te alcanzará para tus actividades.
Y aunque muchos quisieran darle la importancia que se merece, simplemente parece imposible, obligándose a reducir cada vez más los minutos de descanso, llegando incluso a ni siquiera contemplar la posibilidad de dormir.

Así se vivía el final.
Desde libros y textos por memorizar, hasta trabajos en equipo que debían organizar, eran los obstáculos más frecuentes en estas fechas, y tenían a todos en una constante sensación de peligro.

Y por si fuera poco, el hecho de que la peor parte del ciclo escolar coincidiera con las temporadas más extremas del clima en el año, era algo que se debía cuestionar.
O terminabas un semestre congelado por el viento helado del invierno, o sentías como tu piel ardía por el intenso verano en ascenso.
Parecía hecho a propósito, para probar las verdaderas capacidades de los jóvenes al sobrevivir bajo tanta presión.

Mientras tanto, Jungeun sentía cómo cada segundo la llevaba a su muerte, aunque eso no era nada de otro mundo, y para su mala suerte, ni las últimas semanas ni el calor infernal eran sus verdugos éste año. Habría sido más fácil para ella resolver eso, al parecer.
Su problema resiente, y el que persistía, era más grave desde su perspectiva, tanto que estaba agradecida de tener tanto por hacer en la escuela, ya que eso la podría distraer. Desde proyectos grupales, ensayos de una cantidad infinita de cuartillas, organización de eventos de verano y los últimos exámenes de respuestas abiertas, eran de alguna manera un placebo para ignorar lo que tanto carcomía su interior.
Todo esto no era nada más que su tumba cavada por ella misma, y para ser honestos, en realidad lo que la atormentaba era muy sencillo de resolver.
Si tan solo no tuviera el habito de ocultar sus sentimientos.

Así es, su conflicto más grande en éstos momentos se debía a ella misma, saboteandose.
¿Pero qué podíamos esperar de un adolescente promedio con inseguridades?

•••

Había despertado unas horas después de su prueba de velocidad improvisada, y no lo hizo de la mejor manera, tampoco era algo que ansiaba, pero su cerebro no quería seguir "descansando," todo por la euforia que tenía gracias al recuerdo constante de la sensación de cosquilleo en su estómago y también en sus labios.
Algo muy importante había pasado, ya sea una confusión o real, era consciente de que las cosas habían cambiado y no era correcto ignorarlo.

Retomó su día como cualquier otro sábado, o al menos eso intentó. Desayunó algo ligero y se mantuvo bastante hidratada para no sufrir demasiado las secuelas de la noche que parecía no terminar.
Acompañó a su madre a recoger algunas cosas a su trabajo, y en el camino también fueron al supermercado para preparar algo especial en la comida.

Después de recuperar un poco su estabilidad física y terminar con los pendientes de la escuela, decidió comunicarse con la pelinegra, después de todo, su necesidad por saber de ella aumentaba con cada segundo y ésta no había dado señales de vida todavía. La excusa perfecta ya existía, durante el jueves por la tarde, habían acordado que Jinsoul vendría a su casa y jugarían un poco en honor a su cumpleaños.

La castaña tuvo tiempo para convencerse a sí misma de que lo que había pasado era real, las actitudes de ambas daban una clara señal de atracción y además, la que había iniciado con el beso no fue ella, sino Jinsoul. Recordó todo con mejores y más detalles, así mismo lo que pasó durante la fiesta, parecía que sus intentos de indirectas habían funcionado.