El peor verano

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La escuela en vacaciones se sentía fría de alguna manera.
Algunos clubes seguían con actividades en fechas de descanso, tanto en verano como invierno, y es que el tiempo era importante para muchos de estos.
Desde el consejo estudiantil que cada semestre se tenía que renovar, planificando eventos de temporadas, hasta todos los equipos de deportes, sobre todo aquellos que lograban entrar a torneos entre escuelas locales, o algo más grande todavía.

En el exterior podías ver a algunos entrenar, aprovechando las horas más tempranas, evitando así el calor intenso o el sol cegador del medio día.
Dentro del edificio entonces encontrabas a maestros que tenían deberes más complicados, planificando el siguiente semestre de actividades y temas para impartir.

Pero, si te concentrabas en salones más sencillos, entonces podrás encontrar a los alumnos que tuvieron una mala racha de calificaciones. Muchos de ellos en verdad no habían aprendido nada, mientras otros más escasos simplemente habían tenido malos momentos donde su concentración no estaba precisamente en la escuela y materias.

Allí estaba una castaña con estatura promedio, lamentándose de haber tenido razón en sus suposiciones.
Kim Jungeun, sentada en el primer asiento de la fila a un lado de la ventana, aprovechando que aquí no influía el orden de la lista, tomando el lugar que más le agradaba.
Cálculo ya no era algo complicado, desde que Jinsoul le había mostrado algunas maneras de resolver los problemas que le plantearan en el futuro, pero en la última parte que definía su destino, tuvo el ligero inconveniente de estar usando todas sus capacidades mentales para descubrir y entender lo que pasaba en su interior, entre ella y Jinsoul, y en la mente de la mayor.

Definitivamente no la culpaba, pero no podía negar que su cabeza solo estaba llena de ella, complicándole concentrarse en algo más esos días de riesgo.

—Muy bien, se terminó el tiempo. —Aquel profesor de anteojos redondos habló, su voz comenzaba a parecer molesta y eso duraría todo el curso. —¿Quiere alguien pasar a resolver el problema? No quiero parecer un negociante, pero las participaciones pueden ayudar bastante en su última evaluación. —.

No hay salida...

Jungeun levantó la mano, haciendo que el resto le agradeciera en silencio.
O todos eran tan tímidos, o seguían sin entender por completo el tema.
Un punto a su favor era que el tema más importante que verían, era aquel que estudió con la pelinegra, y para su suerte, lo recordaba a la perfección, siendo el problema del pizarrón uno muy similar al que Jeong resolvió en su cuaderno por primera vez en mucho tiempo.

—Adelante, Kim. —El mayor extendió el marcador, dándole el permiso para levantarse.

Aquí vamos.

El aula estaba un poco lleno.
De su grupo solo estaban ella y otros cuatro compañeros, el resto eran integrantes de otros salones, y es que el profesor que impartía la clase tenía a casi todos los cursos de su generación.
Esto hacia que el ambiente fuera un poco incómodo.
No conocía a ninguno, o más bien, no era lo suficientemente cercana. Equivocarse o hacer algo vergonzoso podría ser lo de menos, si no fuera por el hecho de que de todos modos los volvería a ver a finales de agosto. Si aprobaba a la primera el examen que les pusieran como la liberación de sus almas para disfrutar lo que quedaba de vacaciones.

—Muy bien, no es necesario que lo expliques Kim, lo haré yo, de todos modos, se nota que has mejorado bastante. —Con su mano, hizo el ademán que le indicaba a la menor tomar asiento.
—Gracias, profesor. —.

Tal vez las cosas no sean tan malas.

•••

El horario de clases era demasiado reducido; tan solo dos horas eran las que dedicarían por día para cada clase que hubieran reprobado los alumnos. Algunos de ellos debían más de dos materias y Jungeun solo pudo darse palmadas en la espalda mentalmente, felicitándose por ser lo suficientemente atenta para solo deber una de todas las materias que había cursado.

𝐀𝐥𝐛𝐚 •𝒍𝒊𝒑𝒔𝒐𝒖𝒍•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora