31| Las pirañas

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Cuando entro al aula, veo a Nicole hablando con Enid. Ahora Nicole, esas dos parece que se pusieron de acuerdo para fastidiarme el día de hoy.

Cuando me paro al lado de Enid, me le quedo viendo a Nicole fijamente con el semblante serio.

–Hey hola–. Me dice ella sonriente. Es una hipócrita sinvergüenza, que rabia me da que actúe como si nada o como si fuéramos amigas. No respondo a su saludo, solo la sigo mirando fijamente con una mirada de pocos amigos.

Siento que Enid me acaricia el brazo y la miro a ella.

–Tranquila–. Me dice con una ligera sonrisa y la miro seria a ella también, no sé porque sigue hablando con esa perra, sabiendo que la detesto. Vuelvo y miro a Nicole y ahora me mira con una sonrisita.

–¿Por qué diablos sonríes así?–. Le pregunto de mala gana.

–Son muy lindas juntas, osea si es que lo están. ¿Son novias cierto?–. Me pregunta enarcando una ceja divertida.

–Si–. Sentencio de inmediato. Pero cuando escuché a Enid diciendo que no al mismo tiempo que yo dije que si. Volteo a mirarla con el ceño fruncido. Ella mira a los lados, diciéndome con la mirada que hay mucha gente y podrían escuchar eso que dije. La miro seriamente. Escucho la risa de Nicole y es lo único que necesito para sacarme de quicio. Me acerco a ella y le susurro en el oído:

–Ese estúpido título de novias no nos define en lo absoluto. Porque somos mucho más que eso y si te atreves a hacer o decir algo que no me guste para nada, me encontrarás y de la peor manera maldita hipócrita–. Al separarme de ella y mirarla amenazante, ella esboza media sonrisa de lado que me hace querer darle un puñetazo, pero me controlo.

Cuando estaba a punto de sentarme al lado de Enid, la puerta del salón se abre, dejando ver a la mismísima Melany con una sonrisa de oreja a oreja. Exhala e inhala Merlina vamos.

–Pues ya llegó mi querida novia–. Dice Nicole alegremente, recalcando la última palabra. Se levanta de su asiento y va directo hacia ella para recibirla.

–¿Pero que demonios?–. Escucho que dice Enid a mi lado. –¿Por qué está aquí?–. Me pregunta ella con el ceño fruncido.

–Supuestamente tuvo una riña con una chica de su salón y como castigo la cambiaron de curso–. Le digo seriamente mientras me siento al lado de ella y sigo mirando atentamente a las dos pirañas.

–¿Cómo sabes eso?–. Me pregunta de golpe.

–Porque me lo dijo–. Le digo sin mirarla, mirando aún a las dos chicas que están hablando en la puerta del salón.

–¿Estabas hablando con ella?–. Me pregunta y de inmediato la miro con los ojos entrecerrados.

–Me la encontré por el camino y tuvimos una pequeña conversación, quería saber que hacía de este lado de la escuela.

–Ah ok–. Me dice ella sin mirarme.

–¿Y tú qué hablabas con Nicole?–. Le pregunto mirándola fijamente.

–Se acercó a mi y me preguntó que cómo estaba y esas cosas–. Me dice tranquilamente, la miro entrecerrando los ojos y ella me dice:

–Ya ella no está interesada en mi, tiene novia acaso no ves.

–Eso no quita que te siga deseando. Pero bueno, con tal de que ella no se pase contigo, está más o menos bien–. Le digo sin mirarla.

–¿Por qué más o menos?–. Me pregunta confundida.

–Porque no quiero que ni siquiera te mire ni te hable. Pero no te preocupes, tienes derecho hablar con quién tú quieras, confío en ti. Solo que no confío en los demás.

A través de la Melodía (Wenclair)Where stories live. Discover now