42| ¿Comer o... Comerme?

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Ya es de noche y el frío hace himno de presencia. Hace unas cuantas horas que regresamos de nuevo a mi casa luego de habernos hecho el tatuaje y de haber almorzado en un centro comercial.

Enid y yo estamos viendo películas en mi habitación. A ella le surgió la maravillosa idea de ver la saga de crepúsculo. Que a decir verdad es una de mis sagas favoritas.

Yo estoy sentada, apoyada de la cabecera de la cama y Enid está recostada entre mis piernas.

-Aún se me ponen los pelos de punta al ver la batalla, es que parece todo tan real-. Dice mientras en la pantalla presentan la gran batalla de la última película, dónde nos hicieron creer que casi todos murieron.

-Pero nada se compara con la primera vez, fue muy dolorosa de ver, ni siquiera te daba tiempo de reaccionar porque las muertes sucedían una tras otra y cada ves más desgarradoras.

-Yo solo entré en shock, preguntándome si eso de verdad estaba pasando-. Le digo divertida.

Seguimos viendo la película hasta que una hora después termina.

-¿Cuál veremos ahora?-. Me dice con una sonrisa girando su cabeza para mirarme. Yo río un poco para luego decirle:

-¿No tienes hambre? No hemos comido nada desde que almorzamos-. Veo la hora en mi teléfono. -Y son las diez.

-Tienes razón. ¿Que vamos a cenar?

-No lo sé, bajemos a ver qué podemos comer de la nevera-. Le propongo.

-¿Cenaremos comida fría Merlina?-. Me mira con una ceja enarcada.

-Eh, no-. Le digo con una leve sonrisa nerviosa.

-Haré pasta-. Se baja de la cama y me mira con una pequeña sonrisa. -¿Te gusta la pasta?

Cada día amo más a esta chica.

-Me encanta la pasta-. Digo con una gran sonrisa y salgo de la cama en un santiamén.

-Entonces me esforzaré en hacer la mejor pasta que hayas probado-. Me dice con una enorme sonrisa.

Bajamos a la cocina y ella de inmediato se puso en marcha, me ofrecí ayudarla pero no quiso. Así que me quedé observándola desde la barra. Se mueve con tanta facilidad en la cocina, noto que ya sabe dónde está la mayoría de cosas.

Me he dado cuenta que le fascina cocinar y lo hace muy bien. Las cosas que me ha preparado, como la lasaña el día que hicimos un trabajo aquí en mi casa, y también las galletas con chispas de chocolate que hicimos, aunque yo solo me deje guiar en todo, ella fue que puso su magia. Así que no dudo de que esta pasta le ha de quedar muy buena.

-Mer deja de mirarme, me pones nerviosa-. Me dice ella con una leve sonrisa mientras corta en pedacitos un par de cebollas y ajíes.

Yo me río un poco ante ese comentario.

-Sabes que es inevitable no hacerlo-. Le digo con una leve sonrisa.

Ustedes no lo saben, pero también me he quedado viéndola para poder disfrutar más esta hermosa vista que tengo, de ella con una de mis camisetas anchas y grandes que le llegan hasta los muslos. Si se agacha podría ver perfectamente su ropa interior.

Sé que tuvimos un buen sexo esta mañana en el baño, pero siento como si no la he tocado desde hace mucho y tengo la necesidad de hacerlo ahora.

-Mer si me sigues mirando como si quisieras cogerme aquí mismo en la cocina, en ves de sal, utilizaré azúcar para la pasta-. Me dice divertida. Inmediatamente me muerdo el labio ante eso y bajo del asiento de la barra.

A través de la Melodía (Wenclair)Where stories live. Discover now