32| El comienzo del Caos

864 85 110
                                    

En cuanto todo el mundo ve la foto de Enid y mia en la cual nos vemos abrazadas y sonriendo nos, con nuestros rostros muy pegados a punto de darnos un beso. Todo el mundo en la cafetería mira hacia la mesa que estamos nosotras. Unos sorprendidos, otros con muesca de asco, otros con una sonrisa, otros murmurando y otros con el semblante serio, solo mirando.

La rabia que siento en este momento es inexplicable, solo puedo pensar en una cosa. ¿Dónde están las malditas zorras que hicieron esto? No las veo por ninguna parte en la cafetería. Y obvio que no se dejarán ver, pero algún día tendrán que aparecer.

Me paro rápidamente del asiento con la intención de buscarlas por mar y tierra si es posible, pero una voz me detiene en seco.

–Que desperdicio, una chica tan bonita y resultó ser lesbiana–. Escucho que dice un chico en la cafetería, todo el mundo se ríe ante su comentario. Miro en su dirección y cuando estaba a punto de ir hacia a el a partirle la cara, Enid que estaba en shock se levanta rápidamente de su asiento y se va llorando mientras corre tapándose la cara con sus manos. De inmediato dejo el plan de buscar a las pirañas para irme corriendo detrás de Enid.

Veo a Enid entrar al club de música rápidamente, estoy corriendo lo más rápido que puedo para lograr alcanzarla. Entro al club de música y solo consigo ver a Enid entrando en el pequeño cuarto dónde está el piano y cerrar la puerta muy fuerte. Voy corriendo hasta allí y cuando trato de abrirla, me doy cuenta que tiene seguro.

–¡Enid! Abre por favor–. Digo golpeando la puerta muy fuerte. Estoy preocupada, frustrada, con demasiada ira y todos esos sentimientos hacen que mi mente se nuble, pero tengo que estar con ella en este momento. A mí no me importa lo que piensen los demás, igualmente ya saben que soy bisexual, porque me vieron con Xavier y ahora con Enid. Pero a Enid si le afecta y muchísimo.

–Enid por favor, déjame entrar y enfrentar esto juntas–. Digo con la voz quebrada, sigo golpeando la puerta, pero solo consigo escuchar sollozos de Enid mientras llora. El pecho se me oprime completamente, con cada sollozo que da, es como si me estuvieran apuñalando el corazón. Por primera vez en mi vida, el sentimiento del dolor ya no es placentero para mí. Y es porque la persona que más me importa en este planeta, se siente destrozada.

–Enid–. Digo en un susurro, apoyando mi frente en la puerta y cerrando lo ojos para evitar llorar.

–Abre la puerta bonita, por favor, no me hagas pasar por esto de nuevo, de no poder ver tu hermoso rostro y que esta estúpida puerta nos divida–. Digo y me arrodillo en frente de la puerta.

–Déjame sola Merlina, necesito estar sola–. Escucho que me dice ella con la voz quebrada y grave, y eso es todo lo que necesito escuchar para que mis lágrimas salgan.

–No me digas eso por favor, te dije que nunca te iba a dejar sola, que te iba a proteger y iba a estar contigo en esos malos momentos–. Le digo mientras las lágrimas siguen saliendo de mis ojos.

–¿Cómo no me di cu-cuenta que nos habían ti-tirado una foto? Debimos s-ser más cuidadosas Mer-merlina–. Me dice con la voz quebrada por el llanto.

–Esto no es nuestra culpa Enid, es culpa de unas hijas de perras que no quieren que estemos juntas, pero nunca lo van a conseguir ¿Oíste? Nunca. Y esto que hicieron, se van arrepentir el resto de sus vidas por haberte hecho llorar. Te lo prometo–. Digo con autoridad mientras me seco las lágrimas y me levanto.

Veo que en ese precioso momento entran Tyler y Yoko al club de música.

–Nos encargamos que el chico y sus demás amiguitos se coman sus palabras–. Me dice Yoko con un semblante serio, se ve la ira en sus ojos al igual que a Tyler.

A través de la Melodía (Wenclair)Where stories live. Discover now