Capítulo 17 "Compromiso III"

137 13 0
                                    

Durante tres días no se dirigieron la palabra, y ejecutaron la rutina diaria en profundo silencio. Callado, Naruto miraba a Hinata sentarse a la mesa. Cuando quería informarle de los planes para la velada, le enviaba una nota en la bandeja del desayuno. Las fiestas eran lo más difícil. Para no perjudicar a Karin, Hinata fingía estar complacida con su esposo. Los dos actuaban, ocultando un odio que habría enorgullecido al mismo Shakespeare.

Karin continuaba su ascenso social. No obstante, sensible al humor del hermano, no se le escapaban las sombrías miradas que Naruto dirigía a su esposa a través del salón. Cuando pasaban la velada en Fenian Court, era peor. Los tres permanecían en silencio: Naruto bebía licor y contemplaba el fuego, Hinata bordaba como si todos los demonios la apremiaran para que terminase la labor. Y Karin, quedaba librada a sí misma. El tiempo que pasaron encerrados en el mirador no los había acercado. Más aun: Naruto y Hinata parecían más distantes y fríos que antes.

Esa noche, como otras, estaban en la sala junto al fuego del hogar. En la cena se sirvió un magnífico pavo, y aunque el ave podría haber alimentado a veinte personas, ninguno de ellos parecía tener apetito. Naruto iba por el tercer vaso de whisky y Hinata admiraba la labor terminada: un dibujo del spaniel de la reina Victoria. Era obvio que lamentaba haberla concluido tan rápido. Karin se disponía a tocar una pícara canción irlandesa que Menma le había enseñado a escondidas, cuando hizo su aparición el mismo demonio.

Menma entró en la sala con el mayor estrépito posible. Arrojó la galera sobre el sofá, junto a Hinata, haciéndola sobresaltar y mirar hacia la puerta. Entonces, irrumpió en la habitación con paso algo inseguro; el viaje desde Manhattan era largo y al partir, los botellones que había en el bar del vagón pullman estaban llenos. La sonrisa era tan radiante que Hinata no pudo menos que responderla.

-¡Mi dulce cuñada, cuánto te eché de menos! - La hizo levantar y le plantó un sonoro beso en la mejilla. Turbada, Hinata se ruborizó y miró a Naruto, que permaneció inmóvil apretando el bastón hasta que los nudillos se le pusieron blancos.

-Menma, ¿qué estás haciendo aquí? - Dijo en voz grave, cargada de reproche.

-¡Karin, mi amor, es hermoso volver a ver tu hermoso rostro! -exclamó Menma, imitando el acento irlandés callejero.

-¿Qué haces aquí? - Insistió Naruto, perdiendo la paciencia.

-¡Mi queridísimo hermano! -Menma sacó el vaso de la mano de Naruto y bebió el contenido de un trago. Lo terminó, se lo devolvió, se puso la mano en el pecho y se tambaleó, contrayendo el rostro juvenil-. Hermano, te juro que eso que bebes está destilado en los fuegos del infierno. ¡Esta porquería es capaz de matar al mismo diablo!

A Naruto no le divirtieron las bromas de su hermano. Preguntó en tono severo:

-¿Por qué viniste? ¿No sabes acaso que estoy en mi luna de miel?

-Ah, sí, tú dijiste que estabas en tu luna de miel pero, como Karin está aquí yo pensé: "¿Qué clase de luna de miel será esta para la maravillosa novia de mi hermano?". - Menma lanzó una mirada a Hinata y le guiñó un ojo.

Muy enfadado, Naruto tomó a Hinata del brazo. Hinata quiso soltarse, aunque un vistazo a su esposo le indicó que no era prudente.

-Es hora de llevar a mi "maravillosa novia" a su cuarto. - Dijo Naruto, sarcástico -. Menma, nos daremos las buenas noches. Si algo te enseñó esa "maravillosa" educación en Columbia, tomarás el tren de regreso a Nueva York en este instante.

-Estupendo. Entonces, ¿los veré a los dos en el desayuno?

Hinata tuvo que morderse la lengua para no reír. Karin, en cambio, no se contuvo y rió tapándose la boca con la mano. En cambio a Naruto pareció que iba a saltársele una vena. Al ver la expresión divertida de los ojos de su esposa, se enfureció y Hinata trató de contenerse.

Naruhina: Amor y Castigo Where stories live. Discover now