Capítulo 29 "Ultimátum"

190 14 0
                                    

-No, no puedo hacerlo. -insistió Tanahi.

Menma la miraba con una mueca de frustración en la boca bien formada.

Shivhan lloraba quedamente mientras la madre la apoyaba sobre un hombro, luego sobre el otro.

-Tienes que hacer algo distinto de ser una criada. Piensa en tu hija.

-Mi mamá era sirvienta. Y la madre de ella también. ¿Qué hay con eso? -Dijo, exasperada.

-¿Qué necesidad tienes, si yo puedo instalarte una tienda para que estés mejor? Piensa en la niña. Podría ir a la escuela y vivir de un modo más digno. ¿Cómo lo lograrías con el salario de una criada?

Tanahi se acercó a la ventana del sótano y miró a través de la reja con arabescos que mantenía la casa a resguardo de los ladrones. Apretó a Shivhan contra el pecho.

-Te lo dije, no está bien que acepte esos ofrecimientos de un hombre.

-Podrás devolvérmelos.

-Jamás podría.

-A mí no me importa, ¿por qué tendría que importarte a ti?

Tanahi le echó una mirada y luego volvió a ocuparse de la niñita.

-No puedo hacerlo. No puedo.

Menma se pasó la mano por el mentón. Para él, todo había resultado simple. Mas desde la aparición de Tanahi, todo parecía imposible.

-A veces creo que no te agrado.

La muchacha se volvió.

-¡Eso no es verdad! Fuiste un santo para nosotras. -miró a Shivhan con los ojos velados.

Menma se acercó a Tanahi.

-Y entonces, ¿de qué se trata?

-No lo entenderías.

-Explícamelo.

Tanahi se quedó callada y palmeó a la niñita apoyada contra su hombro. Cuando estaba a punto de hablar, Shivhan eructó como un bebedor de cerveza.

Los dos se quedaron callados, estupefactos de que una criatura tan pequeña pudiera producir semejante ruido. Menma fue el primero en reír, y luego Tanahi lo imitó. Shivhan había dejado de quejarse... lo cual no era de extrañar... y contemplaba a Menma con mirada soñolienta y vidriosa.

Todavía riendo, Menma extendió la mano y tomó a Tanahi por la barbilla. La muchacha dejó de sonreír en el momento en que los labios del joven se posaron sobre los de ella.

De acuerdo a las pautas de Menma, el beso fue breve y respetuoso, y al parecer Tanahi lo disfrutó, pues la boca respondió con blandura y suavidad, tal como el hombre esperaba. Cuando el beso terminó, de sólo mirarla Menma se sintió culpable. La expresión de Tanahi osciló entre la acusación y un casi imperceptible matiz de deseo.

-Estás enfadada. -Musitó.

-Me marcharé hoy de aquí. -Afirmó Tanahi en tono sereno-. Te refieres a Irlanda como si tuviésemos la patria en común. No tenemos nada en común. -Recorrió con la vista la cocina: hasta ese sitio era más lujoso que los lugares donde había vivido en Irlanda-. Sólo los nobles viven en casas como ésta. Menma, tú perteneces a la "nobleza" norteamericana. -Rompió a llorar-. Y no pienso tener un hijo tuyo de modo que, ya puedes echarme a la calle. -Tras esa última afirmación, envolvió a Shivhan en la mantilla regalada y huyó hacia su pequeña habitación.

Con la boca abierta de asombro, Menma la vio irse, incapaz de detenerla.

Para las tres de la tarde, los dos Uzumaki estaban ebrios. Menma entró en la biblioteca poco después del almuerzo, y se sirvió del whisky de Naruto. El paso del licor por la garganta fue una tortura, que se sumó a la que ya sentía; por otra parte, podría emborracharse más rápido con un par de tragos de ese whisky de Five Points que con una bebida más fina.

Naruhina: Amor y Castigo Where stories live. Discover now