Capítulo 25 "Bridget OMalley II"

134 12 0
                                    

-No... no puedo quedarme demasiado...

-No importa. Sólo quería verte. Eres un ángel por haber accedido a verme. ¿Podemos caminar juntos?

Karin Uzumaki miró atrás, al mozo y al cochero sentado en el faetón.

-No puedo alejarme mucho.

-Está bien. Pasearemos hasta el Mall y luego volveremos. ¿No se opondrán? -el duque lanzó una mirada al carruaje.

-Podemos hacerlo. Dispongo de una hora.

El duque le ofreció el brazo.

-Entonces, vamos, ¿de acuerdo?

Karin titubeó, y luego aceptó el brazo del duque.

Caminaron unos minutos, conversando acerca de los acontecimientos sociales de Nueva York: Delmonico, la Academia de Música, el teatro Wallack. Concluían una discusión sobre el talento del actor Edwin Booth, comentando que el público seguía apreciándolo a pesar del infame crimen cometido por el hermano de aquél, cuando de pronto, Karin calló, y miró al duque con expresión afligida.

-¿Por qué te has quedado tan callada? ¿Acaso tengo una enfermedad contagiosa? -Se burló el duque.

Karin negó con la cabeza. Por cierto, no tenía ninguna enfermedad contagiosa. El duque de Sharingan era un joven apuesto y serio, de agradables facciones inglesas, el cabello oscuro corto y penetrantes ojos oscuros, de un color que Karin sólo había visto una vez.

-Karin, ¿por qué estás tan callada?, ¿Estás enfadada conmigo?

-No, no. -Se apresuró a asegurarle, alarmada de que pudiese sospechar semejante cosa.

-Y entonces, ¿qué pasa?

-Es que... que... no entiendo por qué te interesas en mí. -Por fin lo había dicho. Y ahora no se atrevió a mirarlo a los ojos.

El joven duque rió, echando la cabeza hacia atrás.

-¿Y por qué te asombra tanto? Karin, ¿acaso piensas que soy demasiado mayor para ti? Bueno, sólo tengo veintidós años. ¿Eso te tranquiliza?

-No se trata de eso. -Respondió la muchacha-. si bien Naruto creía que tenías veintiseis, y esto tendría que tranquilizar a mi hermano. No le gustó nada cuando Hinata nos presentó. ¿Sabes?, mi hermano no te aprueba.

Uchiha soltó una carcajada estrepitosa.

-Me preguntaste por qué un sujeto como yo deseaba cortejarte. Bueno, Karin, ese tipo de comentarios no dejan de maravillarme. Ustedes, las chicas norteamericanas... dicen lo que les viene a la mente.

-No todo lo que me viene a la mente... -Karin volvió a guardar silencio.

-¿Y de qué se trata? -Los oscuros ojos se pusieron serios.

Karin lo enfrentó, con el semblante convertido en una máscara de piedra.

-¿Alguien te contó lo que sucedió con mi debut?

-Sí.

La muchacha observó el rostro del joven, tratando de detectar algo que lo traicionara. Al fin, preguntó:

-¿Qué te contaron?

-Que esos colonos a los que ustedes, los neoyorquinos, llaman "los Cuatrocientos", no asistieron. -Le apartó con suavidad un mechón de cabello pelirrojo que el viento había echado sobre la mejilla de Karin -. Y oí decir que fue porque tú eres irlandesa.

-Y tú eres inglés. Naruto dice que tendríamos que odiar a los ingleses, pues ellos nos odian más que los Cuatrocientos.

La sonrisa de Uchiha fue a un tiempo dulce y amarga.

Naruhina: Amor y Castigo Where stories live. Discover now