Issei: La espada infinita

Capitulo 5: La melancolía de una Dragona

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[Año 2007]

5 años, 5 años habían pasado desde aquel entonces cuando vio caer al dragón y se le encomendó una tarea que juro cumplir a como de lugar. La gran dragona le había mostrado algo fascinante de lo cual estaba agradecido por siempre.

La libertad, una sensación que todos añoraban por completo luego de un gran esfuerzo, libertad para hacer lo que sea, libertad era lo que significaba para ellos, los grandes y poderosos dragones. Gano un significado mas profundo para Issei después de escuchar las palabras de la dragona, libres de hacer lo que sea lo que les placiese, su admiración ante tales deseos de algo tan simple y banal como la libertad incrementaron. 

Tras un tiempo de paz, el castaño había estado intentar entrar en contacto con aquel hombre nuevamente mediante el pilar pero este no respondía ante su voluntad. Tomo la decisión de simplemente esperar enfrente del pilar oscuro, esperando nuevamente a que apareciese ese extraño circulo.

Mientras mas se desempeñaba en sobrevivir, serpientes empezaban a aparecer de entre la maleza y los arboles pero al estar estas cada vez mas cerca de el, no reaccionaba de manera agresiva. Las serpientes simplemente pasaban cerca de el e incluso lo llegaban a tocar pero no sentía el mas mínimo peligro, estas cosas en su opinión serian lo mas normal que había visto desde que llego aquí.

-El infinito... -susurro el castaño mientras afilaba su arma, llamando la atención de las serpientes- si tal dios existe, ¿por que intervendría en la realidad misma?. Nosotros los mortales no somos mas que simples seres que caminan en la tierra que ellos mismos crearon, nunca interviniendo en sus asuntos... ¿hay algún motivo para condenarme a esta vida encerrado en este lugar? -preguntaba directamente a una de las serpientes- Jaja... tal parece que ya no podre mantener mas mi postura de cordura... ? -miro curioso como una de las serpientes se empezó a enredar a su brazo.

Las escamas suaves le generaban algo de tranquilidad, se sentía en paz y por primera vez después de tanto tiempo por solo esta vez desde que llego a la isla. Dejo de afilar su katana y la dejo de lado, acostándose en el césped del suelo, sintiendo esa sensación de paz que tanto le hizo falta después de tanto tiempo.

Por primera vez, bajo la guardia ante cualquier ataque posible y sonrió con calma, miro el cielo nocturno y vio las brillantes estrellas, tan hermosas que elevo su brazo para intentar atrapar una y con el obvio resultado de no conseguirlo pero sintió algo en su mano. Al mirarla vio como una luciérnaga se mantenía en su mano por unos segundos para luego salir volando, Issei no sabia como sentirse al respecto.

Tranquilidad, el viento empezó a lanzar suaves soplidos y se levanto del suelo sintiendo el viento correr por todo su cuerpo, miro su katana tirada en el suelo y la tomo solo para clavarla en suelo. Empezando a caminar hacia el punto mas alto de la isla, la suave brisa del viento pasaba por su cuerpo transmitiéndole esa gran paz la cual tanto necesitaba desde hace tiempo.

Paso mas de hora y finalmente había llegado a su destino, su corazón empezó a acelerarse de la emoción al ver las hermosas estrellas en todo su esplendor. Sin obstáculos delante de el, tenia la libertad de poder observar todo a su alrededor. Libertad... 

En ese entonces cuando intentaba destruir la barrera que cubría el pilar oscuro había perdido toda esperanza de poder salir de isla, sin embargo ahora tenia una revelación. El se sentía libre de toda atadura, no había nadie ni nada en su camino que le impidiese hacer lo que el quiera. Entrenar siempre se convertía en su respuesta para intentar olvidar el hecho de que tal vez jamás saldría de este maldito lugar pero no era mas que un engaño para si mismo, el debía, no, el podía salir de este lugar cuando se le de la maldita gana.