La katana, el mas preciado recuerdo de su amada familia que el recuerda hace siglos murió y el lleva varado aquí en esta isla llena de grandes peligros pero el día que salga de ahí definitivamente, todo lo conocido temblara ante su gran filo.
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CC...
Issei movía su pierna con intranquilidad mirando la pequeña mesita, intentaba calmar sus nervios que tenia de hablar de nuevo con esa persona de tan alto prestigio y poder. La primera vez fue por simple casualidad, apenas sabia algo de el y hablo con el como si fuera un persona cualquiera pero ahora al saber de quien se trataba se lleno con algo de vergüenza y a diferencia de Ddraig en la cual confiaba un poco mas por el hecho de que ella misma le confió prácticamente la vida de alguien a quien ni siquiera conocía y acepto sin pensarlo.
Su intranquilo movimiento de pierna fue interrumpido cuando Grayfia lo toco el hombro.
-Tranquilo, se que puede parecer bastante imponente como te lo Conte pero Sirzechs-sama es una buena persona y comprensible
-Confió en tu palabra Grayfia y todo eso pero... -poniendo ambas manos en su cuello.
La sirviente no pudo hacer mas que suspirar e intentar reconfortar al castaño el cual no podía calmar sus nervios, el pensó que tal vez este era el resultado de no poder hablar con alguien de manera mas seria o calmada después de estar tanto tiempo solo en una isla y entendió que su limite había llegado.
Grayfia lo vio, lo vio entrar en angustia e intranquilidad y no hubo palabras en sus acciones, rodeo la cabeza del castaño con sus brazos y lo atrajo hacia el para ponerlo contra sus pechos y acariciarle su cabello.
La tranquilidad invadió el cuerpo de Issei e instintivamente rodeo la cintura de Grayfia para apegarse a ella en una abrazo, una sensación olvidada reaparecía a la cual le tenia tanto cariño un cálido y reconfortante abrazo. Apretó un poco el vestido de la mujer y se apego mas a ella con mas fuerza y ella solo le recibió con mas cariño, al final ambos se separaron e Issei la vio sonriendo y Grayfia le devolvió la sonrisa.
-Gracias... de verdad necesitaba uno -sincerándose con la sirvienta.
-Vi ese algo que me recordó a mi y no pude evitarlo... la soledad y no puedo permitir que alguien mas pase lo mismo, estarás bien
-Entiendo, pero supongo que no querrás hablar de eso -mirándola con calma.
La sirvienta simplemente asintió en silencio y aun así mostraba una sonrisa, desde el punto de vista del castaño no se había fijado mucho pero ella era realmente hermoso y con un cuerpo muy voluptuoso. Aparto su mirada un momento intentado ocultar su repentino sonrojo, Grayfia solo pudo reír bajamente para luego ponerse de pie de manera repentina al escuchar el abrir de la puerta detrás de ambos, cambiando su expresión a una mas seria.
Al darse Issei la vuelta se encontró con dos figuras, el hombre pelirrojo al cual había visto hace ya tiempo atrás pero ahora no sentía ningún tipo de presión o nervios además de que recordó la cordialidad que lo trato con esa vez y pensó como la charla se realizaría bien. En cambio al ver a la otra figura un poco mas baja que el, una mujer de cabellos castaños un poco mas claros, con un ojo abierto y con el otro cerrado y con ese mismo teniendo una extraña marca.
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