capitulo 2

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-Tienes olor a vino- deslizo Samanta. Mientras sus manos recorrian despacio el pecho de su jefe y sus caderas se movían sutilmente.

Draven tenía sus ojos cerrados, pero sus manos estaban acariciando su cintura.

-Estuve bebiendo... - respondió Draven. Bajando las manos a su trasero para masajearlos. 

Ella simplemente no podía creer lo que estaba ocurriendo. Jamas lo dijo, pero estaba enamorada de él.

Sucede que Draven era malvado con todo el mundo, de hecho, Samanta había visto a varias mujeres salir llorando de su despacho por su crueldad; y aunque esto no le resultará agradable, el hecho que con ella fuera dulce y amable, la hacia sentir especial.

Entonces, luego de dudarlo un poco, se acercó a él para besarlo.

Sus labios hicieron contacto, se rozaron sutilmente y luego Draven atrapó su labio inferior con una mordida, que le causaba un pequeño dolor, sin embargo, le resultó placentero.

Poco a poco, el movimiento de sus bocas, comenzó a subir su ritmo, sus lenguas se invadieron mutuamente y aquellas cuatro manos recorrian fervorosamente sus cuerpos, que se movían al ritmo de todo esto.

Samanta, había soñado con aquel momento varias veces, incluso se había dado placer así misma, pensando en su jefe, su cuerpo le pedía a gritos que avanzará más.

Se aparto de sus labios, pero no de los ojos de Draven que ahora, se mantenían fijos en ella.

Uno a uno fue desabrochando los botones de la camisa, al compás de los suspiros de él.

Ella sabía que estaba lleno de tatuajes, y que cada uno de estos tatuajes escondían una herida de su pasado, también, era consciente de que no le gustaba que las mujeres en la intimidad lo tocarán o le dieran besos.

De hecho, había escuchado, que las obligaba a darse vuelta y el coito era llevado con la mujer dándole la espalda para evitar cualquier contacto de más.

A pesar de eso y de algunos rumores más, Draven siempre tenía mujeres y también hombres dispuesto a complacerlo...

Él no se opuso en ningún momento y una vez que su camisa se abrió, ella lo recorrió con la punta de sus dedos, pudiendo sentir la textura de cada centímetro de su piel. Lo que le resultaba curioso, pues; habían partes muy suaves y otras ásperas, sobre todo, la parte donde habían tinta negra.

-Pensé que las cicatrices que escondían tus tatuajes eran del alma, que cada uno de ellos tenía un significado pero ahora veo, que realmente esconden cicatrices... ¿Qué te hicieron?.

Al levantar la cabeza, Samanta se dio cuenta de que su jefe se había quedado dormido, así que, decidió no seguir, aunque su cuerpo había quedado ardiendo de deseo.

Se acomodó en su pecho y allí volvió a recorrer las líneas negras que formaban distintos dibujos.

-A mi también me han hecho mucho daño- susurró ella.

Al paso de los minutos se fue quedando dormida.

Al otro día, se despertó por un ruido en la cocina.

-¡mierda! - escucho.

Notó rápidamente que se encontraba sola en el sofá.

Se levantó y fue a la cocina donde estaba Draven, quien volteo de inmediato.

-¿donde tienes más café?, se me parte la cabeza... solo encontré ese de allí usado.- Dijo señalando un "saquito" de café.

-Ese es él único que tengo... igual sirve... mirá.

Samanta le quito la taza de las manos, puso el "saquito" adentro, y la lleno de agua caliente.

Pronto el agua se torno oscura y ella se lo ofreció.

-Ahí tienes azúcar. No te preocupes, el sabor es el mismo... y de esa manera ahorró dinero y saquitos de café.

-Ya veo... buenos días - deslizo luego, ya revolviendo el café. - anoche estaba ebrio, no debí venir...

-Esta bien... no hay problema.

-Si lo hay... ¿te hice daño?.

-¿he?... - Samanta estaba confundida pero rápidamente negó con la cabeza.

-¿seguro?, puedes decirme... observe tus piernas pero no vi sangre...

-¿Porque habría sangre?.

-Por el sexo... dormías encima mío...

-Ah... no paso nada tranquilo.

Draven suspiro aliviado y aquello hizo que Samanta se sintiera un poco mal. Él no recordaba nada y encima la idea de tener sexo con ella lo mortificaba.

Ni siquiera mencionó que hubieron besos, no quiso que todo fuera aún más incómodo, y mucho menos le recordó lo de la venta de su cuerpo.

Entonces, el celular de Draven sonó.

-Es mi madre... - comentó.

-Iré a la sala para darte privacidad.

-No me molesta, mejor quédate así corto pronto.

Ella asintió.

Draven atendió el celular con un saludo nervioso.

-Hijo mío... cada día falta menos para verte... solo llamaba para saber si aún vienes...

Draven hizo una larga pausa, mientras su madre insistía con un "hola" al no tener respuestas.

-Lo siento mamá... la llamada no se escucha bien... sí, iré...

-¡bien!... - exclamo la mujer- estoy emocionada, pensé que iba a morir sin verte de nuevo... por favor, trae a tu novia...yo sé que no te gusta que hablemos de esto pero es importante.

-No, no lo es.

-Hijo por favor... si traes a tu novia, tal vez puedan tener una buena relación con tu padre...

-Le resulta muy importante confirmar que soy hetero ¿no?.

-Es que... para ser sincera no solo él... hijo mío... años y no te casas... hasta yo solía pensar que eras gay.

-El matrimonio no está en mis planes.

-Solo quiero que al menos se lleven bien con tu padre... él es dificil pero tu también... quiero decir, estudiaste la única carrera que el no quería.

-Es una familia de ingenieros, ser abogado fue realmente un crimen.- acotó sarcástico.

-Lo siento hijo... yo solo quiero que nada sea tenso, no quiero que te vayas enojado de aquí, ni que tu padre diga cosas hirientes. Tus hermanos también vienen...

-Tengo trabajo... voy a colgar.

-Hijo por favor, no me mientas y ven...

-Sí claro... adiós mamá.

Draven colgó y dejo su celular al lado de su café.

Notó que Samanta se había quedado callada, y que por sus gestos y movimientos no sabía que decir o hacer.

-¿Quieres ir de viaje? - deslizó.






ARDIENTE LUJURIA. Where stories live. Discover now