CAPITULO 26

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—¡¿Cuánto dinero debe?!, ¡yo puedo pagarlo!... tengo ahorros... pero por favor ya no lo golpeen, lo van a matar... —
Draven observo la situación, Samanta estaba parada frente a tres hombres de la mafia, a quien él, le debía mucho dinero.

Había sido golpeados por ellos; Pudo ver como apuntaban con un arma a Samanta.

Se fueron con ella, dejándolo tirado. Él intento evitar esto, pero su cuerpo, estaba muy golpeado.

Al cabo de algún tiempo, que se le hizo muy largo, Samanta volvió, el seguía ahí, tenía una "puntada", una herida que había resultado gracias a que le habían clavado una navaja.

Lo peor, es que también estaba drogado.

—Apóyate en mi para pararte— Dijo Samanta. Lo subió al auto con mucha dificultad y lo llevó a su casa.

Allí lo curo dulcemente.

—¿Qué pasó con los hombres?— inquirió Draven, soportando el dolor.

—Les pague y se fueron... solo querían el dinero...

Samanta no lo dijo en ese momento, pero más tarde, Draven descubrió que se habían llevado todos los ahorros de ella.

Fue ahí, cuando Draven despertó del sueño; aquel que le había recordado uno de sus primeros encuentros con Samanta.

Miro hacia un lado, y pudo ver una mujer desnuda. Se asqueo en cuanto supo que no era Samanta.

Salió de la cama, donde había tenido sexo con esa mujer, a la cual había encontrado en el bar del pueblo y volvió a su casa, anhelando de que ella estuviera durmiendo en la cama que él también lo hacía.

Pero, al llegar no la encontró allí.

Molesto y dispuesto a querer volver a dormir con ella, fue a la habitación de Aira, su cuerpo de congelo y su sangre dejó de circular de inmediato.

En la habitación, no había nadie... ¿donde estaban?.

Recordó que la noche anterior, antes de irse al bar y de que se embriagara en la sala de su casa, los había visto irse por el bosque.

Esto hizo que caminara durante horas, pero no los encontró. ¿Acaso Samanta se había ido con su hermano?. La sola idea, lo hacía sentir enfermo.

Por otro lado, Samanta abría sus ojos, motivada por el canto de los pájaros que parecía querer dar un concierto para ellos.

Mientras se refregaba los ojos, aun teniéndolos cerrados, aprecio la calma que solo un sitio abrazado por la naturaleza podía dar.

Entonces se estiro, pudiendo notar que estaba sola, pero que también se encontraba en el medio de flores silvestres, muy bonitas.

Samanta se sentó. A un lado pudo ver a Aira, quien dejó un pincel apoyado. 

—Buenos días... — sonrió. —He preparado café para ti.

Samanta lo escucho pero no dijo nada, en su lugar se quedó observando un cuadro de tamaño intermedio.

—¿Soy yo?— dijo luego.

Aira asintió. —Lo siento, no me pude contener...

El retrato era realmente hermoso, Samanta no podía creer que pudiera verse tan bien en un cuadro pintando al óleo.

— sabes muchas cosas... — deslizo Samanta.

—No realmente... incluso, hay algo que me está molestando.

—¿Qué es?.

Aira, con vestigios de pintura en su ropa, se sentó a su lado en la cama.

—No sé, si siento Amor  u obsesión por ti.

—¿Cuál es la diferencia?.

—No lo sé... — Aira movió sus hombros. —No sé cuál es lo que lo diferencia... por que no se lo que es el amor... —Suspiro frustrado. —cuando te veo, cuando te beso, cuando estás a mi lado, siento cosas que no he sentido nunca... pero a la vez, también siento cosas que puedo reconocer... creí que era una persona fría, sin capacidad de sentir alguna cosa por otra persona, ya sea amistad o amor pero tu cambiaste eso.

Aira tomó la mano de Samanta y la colocó en su pecho. —ojalá pudiera hacer que sientas mi corazón cuando no estas cerca, o que lo hubieses sentido antes de conocerte... a veces, dudaba si había algo dentro mío... pero ahora... puedo sentir el latido desesperado que hace cuando estás cerca...
Además, mis demonios se calman con tu presencia... siento más paz... se suele decir que es imposible amar a corto plazo pero luego, hay quienes afirman que se pueden enamorar de alguien a primera vista... ¿Qué es los correcto?. ¿Ambas opciones pueden ser válidas?... lo único que sé, es que tu eres mi Dios... mi Diosa... por que, yo me arrodillaria ante ti, sacrificaría todo por ti, te daría la mejor cosecha y seria ciego a tu voluntad contar de que me salves del infierno de no tenerte...

—Aira... es una locura...

—Jamas he estado cuerdo ciertamente...

Aira se abalanzó sobre ella, quien separó sus piernas para que quedará entre ellas.

Con el impulso, ambos quedaron acostados, se hundieron en un profundo pero suave beso. Fue lento, pero intenso.

Sus cuerpos se movía al compás, cada uno, sentía el calor del otro, las piernas de ella, se levantaron un poco, los pies flotaban levemente en la cama, hasta que finalmente, rodearon la cintura de Aira.

Él, cegado por el deseo de poseerla, se quitó la ropa tan rápido como pudo, Samanta, estaba desnuda ya, pues, se había quedado así dormida.

Acomodo su virilidad, beso su frente, su cuello, cada parte de su rostro y pecho, acarició su cabello y dejó escapar varios suspiro admirando a la mujer que tenía a su merced, es que, todavía no podía creer que estaba allí, entregada a él.

Aun ni siquiera sabía como tocarla, quería recorrer cada centímetro de ella, pero a la vez, sentía que si incluso, la recorriera durante cada segundo de su vida, no sería suficiente.

Sin en cambio, cuando estaban a punto de entregarse al deseo, Samanta lo detuvo.

—Aira... no puedo— Dijo, afligida. —No puedo...

Ella intento salirse, pero él lo evitó. —¿Qué sucede?, ¿Acaso te he hecho daño?, perdóname por favor... controlar el deseo que siento por ti, es realmente difícil...

—No, no es eso... Pero...

—Lo que sea puedes decirlo, Cambiaría cualquier cosa que te haga sentir mal...

Samanta dudo en decirle. Por lo que Aira, acarició su rostro, aún encima de ella.

—Samanta... — suspiró. —No tengo idea como se hace cuando una chica te gusta, por eso, me temo que debo decirte, que cualquier cosa que yo haga, que a vos te moleste, puedes decirlo... jamas te haría sentir que tus sentimientos son insignificante, por que tu felicidad es  mi felicidad...

Samanta sonrió, aunque seguía afligida.

—¿Y si es algo malo?, no de ti, sino de mi...

—Entonces, Muéstrame toda tu maldad... Muéstrame que cruel y destructora puedes ser, pero déjame amarte...





ARDIENTE LUJURIA. Where stories live. Discover now