CAPITULO 19

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Algunos días después, Aira, estaba en el granero cuando fue sorprendió por su hermano.

—¿Viste a Sam?— le dijo.

Él negó. — se te pierde mucho últimamente — deslizo con algo de malicia.

Draven se acercó a él. —¿Qué insinúas?.

—Nada... pero es evidente que algo ocurrió entre ustedes.

—Nada que no podamos arreglar. Quizás no lo entiendas, por que tu nunca amaste a alguien o fuiste amado, pero Sammy y yo nos amamos, ella nunca me dejaría...

—¿A pesar de que la usas?.

—Me ama por encima de todo. Lo nuestro es especial...—  asintió Draven— ahora si me disculpas, iré a buscar a mi esposa...

En cuanto Draven salió del granero, Samanta se acercó a Aira.

—Esconderte de tu esposo no va a solucionar nada. — Deslizó.

Ella se había ocultado, para no ser vista por Draven, en cuanto lo escuchar venir.

—¿Porqué sigues aquí Aira?. En este lugar, con esta gente...

—Por mi madre. Sinceramente, si no fuera por ella, hace tiempo me hubiese ido. No digo asesinarlos, por que para ser sincero, el único de nosotros que seria capaz de eso, es Draven.

—¿Porque ella no se va contigo?

—Por miedo y amor. Mi madre lo ama a pesar de todo.
El amor te esclaviza a una persona...

—la juzgas, ¿no es así?.

—Las personas no eligen a quien amar y por ella entendí que la sangre tampoco determina eso. Mi madre no me ama más a mi, que a mi padre, mi padre no la ama... no digo que no me quiere, digo que se quedo por su amor aunque le he dicho que puedo darle todo.

—Tal vez si te ve ir...

—Yo elijo quedarme por ella. ¿Entiendes?. Es como enjaularnos a nosotros mismos, aunque ya sepamos volar.

Ella asintió.

Aira suspiró. Por fin, había acabado de desarmar una trampa.

—¿Tú papá se va a enojar?. — inquirió Sam.

Él negó. —No sabe que soy yo.

Ella sonrió. Él también.

—Creo que iré a hacer alguna cosa— comentó Samanta después de un corto silencio.

—Me gusta que estés conmigo... y... ahora que lo recuerdo. — Aira saco de su bolsillo., el hermoso collar que ella había visto.

Se lo mostró, ella no supo que decir.

—Date vuelta. — deslizo Aira.

Ella sonrió y volteo.

Cuidadosamente Aira le coloco el precioso objeto en su cuello.

—Dije que me quedaba por mi madre pero me iría por ti... — le susurró al oído.

—¿Serias capaz de cruzar desiertos por mi?.

—Sería capaz de inundar todos los desiertos del mundo por ti.

—¿Porque?.

—No lo sé...

Aira la hizo girar para mirarlo directamente a los ojos. Dejó escapar una risa nerviosa y luego un suspiro.

—Eres como una joya... nadie sabe por qué uno las quieres, pero sin en cambio, nadie se niega ante el deseo y la obsesión de las mismas. Imagina que hay personas, que incluso trabajan toda su vida para adquirir tan solo una de ellas...

ARDIENTE LUJURIA. Where stories live. Discover now