CAPITULO 5

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Teniendo una parte de la botella dentro de ella, Draven la beso lentamente.

Luego; se arrodillo, saco la botella y de su vagina salió el alcohol que no había caído al suelo, aquel que se vacío dentro de ella, fue ahí, cuando Draven, nuevamente se devoró su vagina, bebiendo sus jugos y el alcohol a la vez.

Samanta, se aferraba a la silla, mientras sus piernas ahora, se encontraban en los hombros de él.

No aguanto demasiado, pronto llego su primer orgasmo del cuál no cayó una gota al suelo, Draven se había encargado de eso con su boca.

Todo el piso había quedado un desastre, sin embargo a Draven nada le importaba menos que controlarse.

-Deberías irte... - Dijo dándole la espalda. -Voy a llamar un taxi, espera aquí... no salgas.- continuó, mientras hacia pasos a la puerta.

-¿Qué ocurre?.- inquirió Samanta, siendo ahora ella quien lo siguió.

Draven marco un número para pedir un taxi pero Samanta se lo quitó y corto.

-No me voy a ir... quiero que me digas que ocurre... ¿Porqué no quieres hacerme tuya?.

Draven se puso tan nervioso que no se pudo seguir conteniendo. -¡Sí quiero maldita sea!... quiero ponerte en cuatro y ver como mí miembro se pierde entre tus nalgas pero no puedo... Samanta, no puedo no son solos mis fetiches sino también... -Drave suspiró.

Decidió no hablar más y mostrarle la mayor razón. Fue por eso, que se desprendió el pantalón.

Posteriormente, se lo bajo junto con el bóxer.

-¡Oh por Dios es enorme!...- Dijo impactada.

-Es macrofalosemia... muchos hombres lo tienen, en la historia hubo un rey y Napoleón Bonaparte. - Draven hizo una pausa para subirse el pantalón. - Es un trastorno... a mi particularmente no me importaba, no tuve problemas de ereccion, aunque si es molesto cuando pasa en un lugar no adecuado... El tema acá es que, cuando mantengo relaciones, es doloroso para la otra parte.
Como dije, me parece impresionante como ustedes, las mujeres tienen esa capacidad de dilatar... sin en cambio, dependiendo de la mujer será la capacidad que tiene para tal cosa por que es limitada y les duele, muchas veces ni siquiera pude terminar el coito por que las mujeres salían llorando, todas estericas... y las pocas veces que si logré de algún modo terminarlo, fue ignorando el llanto de la otra parte.... A ti te tengo cariño... no puedo lastimarte, no quiero pero sé que una vez que tenga paso libre a penetrarte no me voy a salir hasta que termine...

-Tal vez eso este buscando... - deslizó Samanta.

Él frunció el ceño. -No sabes donde te metes...

Ella levantó sus hombros... - Tengo bien en claro donde quiero estar aunque no sepa las consecuencias.

-Estoy dándote la opción de que todo quede aquí... de que, por una vez en tu vida consideres los peligros... se que no lo haces... ¡Maldita sea Sam!, ¡considera los riesgos solo esta vez!...

-¡me importan una mierda los riesgos!... no hables de mi como si supieras lo que es mejor para mi, no me conoces.

-¡Ja,ja!... claro que si... se perfectamente en que días te comerías kilos de helados y en cuales ni siquiera los podes ver, se que, tienes una idea del amor sin condiciones, que le das todo a quienes te importan pero ni siquiera miras a quienes no, que te gustan las flores pero en el fondo soñas con bailar alrededor de una fogata en el bosque alguna noche de luna llena, que le tenes miedos a las arañas, a las cucarachas y todo tipo de insectos, pero nada se compara con el miedo que te tienes cuando pierdes el control, por eso aguantas hasta colpasar... se que a pesar de todo, eres extremadamente caprichosa y celosa... se qué, un regalo para ti perfecto, seria un cuaderno escrito a mano con poesía de Elena Poe... que te gustaría que te lean en un cementerio algún cuento de Egdar Allan Poe y que a pesar de que dices no querer nada con nadie, anhelas el día que logres coincidir con unos brazos que te sepan dar calor cuando tu no quieres levantarte por de la cama, que cuando encuentras a un animal, lloras... por que tu tienes marcadas las huellas del abandono en tu pecho... ¿Sigo?.

Samanta se quedó sin palabras... podría saber muchas cosas de ella, pero no lo que sus ojos le gritaban.

Aun así, su corazón se acelero... para ella, era perfecto... y sentía que cada ves podía soportar menos ocultar que lo amaba.

Fue por eso, que decidió mover las fichas... tal vez, solo algunas horas más de su caricias lograrían saciar un poco de su deseo.

Quizás, un poco más de sus besos apagarian las llamas en las que se quemaba por su causa...

-Dices...- deslizó -Qué si te apoderas de mi, no te me dejarás hasta que termine...

Él asintió...

ARDIENTE LUJURIA. Where stories live. Discover now