ARDIENTE LUJURIA.

CAPITULO 34

Una semana después, Aira recibió un llamado.

Él estaba junto a Samanta pintando la habitación del niño cuando su celular sonó.

—Hola...— Dijo.

—Aira Soy Draven... Sammy me busco para el divorcio... quiero reunirme con ella para negociar... pueden elegir el día y lugar ustedes.

—¿Negociar?... ella solo quiere el divorcio... además nada está a su nombre, no tiene patrimonio... todo está al mio...

—Te equivocas si tiene patrimonio... estamos casados, todo lo que he hecho en estos años, es tanto mio como de ella.

—No queremos nada tuyo.

—No es algo que te corresponde Aira... dile a ella que se comunique conmigo...

Draven colgó. Aira se quedó reflexionando al respecto, ya que deseaba saber de su madre.

Samanta lo sorprendió por detrás. —¿Quién era?.

—Draven... quiere verte para negociar la división de bienes.

—¿Qué?... solo hay que firmar el divorcio y ya...

Aira se encogió de brazos. Estaba molesto y no pudo evitar hacerlo notar.

—¿Qué sucede?— inquirió ella, en cuanto lo notó.

—Me molesta tenerlo tan cerca... va a ser de todo para volver a tenerte... encima tu vas a verlo sola...

—Aira...

Él, optó por dejar todo lo que estaba haciendo y salir de la habitación.

Samanta lo siguió, por los pasillos.

—Quería hablar con él del divorcio solamente.

Aira suspiró. —Lo siento, no es contigo... es que... siento que no ha sido suficiente tiempo lejos de él...

Se acercó a ella y la abrazo.

—Esta bien... solo será el divorcio... nada más.

Esa noche, Aira preparo una perfecta cena para ellos dos.

Luego de cenar a la luz de las velas y de hacer el aseo, Aira colocó música.

Samanta estaba sentada, él se acercó y estiro su mano.

—¿Me concede esta pieza dulce y hermosa dama?

Ella acepto, tomó la mano y comenzaron a bailar juntos.

—Me tienes tan loco, que no puedo creer que existan tanta belleza...

—Aira... yo te amo...

Él se quedó perplejo. Por que era la primera vez que ella decía que lo amaba.

—Siempre creí que seguía sintiendo cosas por Draven... hasta que lo volví a ver y me di cuenta que lo único que siento hacia él son nervios, miedo... tú eres el hombre que quiero para toda mi vida.

Él sonrió y luego robo un beso dulce de sus labios.

—Ven, toma asiento, no debes estar tanto tiempo parada...— le dijo.

—Mañana iré a comprar ropa para el bebé y quiero comprar más flores.

—Puedo ir yo... debes descansar...

—Aira ni siquiera me dejas lavar un plato o regar justamente las plantas... estoy embarazada no más.

—Y Eso es un montón. Tienes que cargar un bebé dentro de ti todo el tiempo...

—Me vas a mal acostumbrar y luego vas a ser criticado por tener una mujer que no hace ni el almuerzo.

—Pues; si la tenemos, es la señora Didi, le pagamos para eso... yo a ti, te quiero para cosas más importante que hacer un almuerzo o lavar mi ropa... eso lo puedo hacer incluso yo...

—Bien por que no pienso lavar la ropa...— rió Samanta. —¿Qué tal si tocas el violín para nosotros?. Hace tiempo que no te escuchamos...

Aira rápidamente busco el instrumento y comenzó a tocar apasionadamente.

Al día siguiente, Aira despertó temprano, pues tenía asuntos que atender.

Samanta estaba sola, ya que Didi, ese día no trabajaba.

Acomodó algunas cosas, hasta que siendo las doce del mediodía se dispuso a comer.

De pronto, un fuerte dolor la invadió.

Estaba usando vestido, por lo que, le fue fácil comprobar que estaba teniendo perdidas.

Rápidamente llamo a una ambulancia. Estaba muy asustada, sin en cambio, ya había notado que Aira había olvidado su celular.

De igual manera intento llamar a la empresa pero no tuvo suerte.

Llamo a Didi, entonces pero tampoco obtuvo respuesta.

Los minutos pasaban, ella intentaba dar con Aira pero no lo lograba. La ambulancia no llegaba.

Su corazón latía muy fuerte, por lo que, decido escuchar la voz de su interior y llamo a Draven.

—Hola...— escuchó.

—Draven— Dijo llorando— soy Samanta... estoy teniendo sangrado... llame a una ambulancia pero no llega todavía... Aira no esta... no se que hacer...— rompió todavía más en llanto.

—Calma, dame la dirección y voy de inmediato.

Ella lo hizo y en veinte minutos que fueron un sufrimiento para ambos, él ya estaba ahí.

—Aún no llega la ambulancia, he vuelto a llamar pero no parecian muy interesados, no se que hacer— Samanta lloraba desconsolada.

Draven la cargo y la llevó hasta su auto.

—Respira profundo... todo va a estar bien pero debes calmarte.

Fue él quien la llevo hasta el hospital, en el camino Samanta seguía llamando a la empresa.

Llegaron.

—¡Ayuda!, esta sangrando... necesita atención— Dijo, Draven.

Dos enfermera la asistieron de inmediato.

—Draven llama a Aira dile que lo que ocurre, quiero que venga conmigo... — Al ver la agonía de ella, Draven sintió una daga en su pecho.

Entonces decidió ir a buscarlo.

La empresa quedaba en el centro, y como la dirección estaba en Internet no le costó mucho saberlo.

Llego al lugar quince minutos después, apurado, desesperado hasta que Aira, quien había sido avisado que un "loco gritaba su nombre" se asomó.

—Draven...

—Es Sammy... vamos... esta en el hospital.

Aira abrió sus ojos. —¿Qué le has hecho?— dijo enojado, mientras corría a buscar su auto.

—Nada...— Draven le explico todo. —No pierdas tiempo buscando tu auto, tengo el mio afuera...¡Vamos ya!, ella te necesita...

Finalmente subió a su auto y juntos salieron rumbo al hospital.

Una vez allí, Aira preguntó por Samanta.

—La están atendiendo. — respondió la encargada de recepción. —Le avisaremos cuando puedan verla.

Aira caminaba de un lugar a otro, mientras los segundos pasaban. Sacudía su pelo y en su interior no dejaba de culparse.

—Tranquilo, va a estar bien, Sam siempre ha sido una mujer fuerte... su bebé debe ser igual... — Dijo Draven.

—Es mi culpa, no debí dejarla sola, intento estar con ella siempre pero no se si es muy invasivo o si esta bien... no debí irme... ¡Sí algo le pasa a ella no me lo voy a perdonar nunca!.

Draven lo abrazo. —Como dije, Samanta es de esas flores que a pesar de no tener agua, florecen igual... no le va a pasar nada... pero si te ve así, puede que no se sienta bien...