CAPITULO 14.

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Dos días después...

—¿Como te sientes?— inquirió Samanta, curando las heridas de Aira...

—Mejor... gracias a ti— respondió él, acostado con la espalda hacia el techo.

—Es lo menos que puedo hacer... aún no entiendo como es posible que Draven hiciera tal cosa...

—No es su culpa, fuimos criados como animales... nos educaron para matar o morir...
Por otro lado...— Aira hizo una pausa— ¿Draven te comentó sobre el trato que hizo con mi padre?.

—¿Ese donde le va a dar el dinero de la familia a cambio que tú y yo seamos amantes?...

—sí lo hizo...

—¿Qué te parece?.

—Esta bien supongo...

—¿Supongo?, no te voy a tocar si no estas segura.

—Lo que no entiendo, es el motivo... ¿Porqué tu padre hace eso?.

—Por morbo...

—¿Tú como te sientes con eso?.

—Deseo que sea especial...

Aira se dio vuelta, para verla directo a los ojos.

—Tú no te mereces menos...

Samanta se avergonzó.

Por lo que Aira se levantó un poco de la cama, pasó su mano por un lado de su rostro y la llevó hacia él, pudiendo así, robar un dulce beso de sus labios.

Samanta respondió el beso, con vergüenza. Cuando se distanciaron, el silencio Reino.

—Lo siento— Dijo ella, — Debo irme.

Decidió salir rápido de aquel lugar y se dirigió al jardín, que estaba cerrado por un intenso bosque.

Hundida en sus pensamientos, comenzó a caminar.

En realidad no sabía que hacer...

《 tal vez, aceptar todo esto, no es buena idea》 pensó.

—¡Oh!.. ¿que acabo de ver?...— la sorprendió una voz— un lindo conejito, que quiero atravesar con mi lanza.

—Draven— sonrió ella. —No deberías lastimar animales.

Él se sentó a su lado. —¿Porque estas triste?...

—No estoy...

—No mientas...

—Estoy confundida...

—¿Con que?.

—Aira me beso.

Draven trago saliva y sacudió la cabeza con la mano que no sostenía el arco que llevaba para "cazar".

Se sintió celoso, pero no dijo nada.

—Fue agradable...— agregó ella y él apretó los dientes.

—Yo también beso bien— presumió buscando ocultar sus sentimientos.

Ella sonrió. —No lo niego, pero...

—¿Pero?— Draven frunció el ceño.

—A veces uno quiere recibir caricias dulces... tu no eres dulce Draven... eres...— hizo una pausa— "explosivamente peculiar"... aunque esa frase dudo que exista.
Una tormenta en un pueblo está bien cuando quieres destruir el mundo, pero no cuando estás triste...

Draven reflexiono al respecto. —Puedo ser dulce...— Dijo luego.

—¿Sí?...

Él asintió seguro de si mismo. —Ya verás... puedo ser la tormenta o la calma, el fuego o el frío... un psicópata o un caballero...

ARDIENTE LUJURIA. Where stories live. Discover now