Capítulo 12

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Apo podía decir con seguridad que las cosas con Mile estaban fluyendo por primera vez. Un mes había transcurrido y la cercanía aumentó. Salieron a lugares públicos, cenas o desayunos, ambos tenían sus propios negocios que atender. Aún así, siempre buscaban tiempo para verse, aunque fuera solo por unas pocas horas.

Ese fin de semana Mile viajaría a China para la apertura del nuevo hotel. No regresaría hasta tres meses y Apo sería un total mentiroso si dijera que no le importaba. Lo hacía, quizás demasiado, él era de los que se apegaba extremadamente rápido. Compartió tanto tiempo con Mile, que se sentía extraño si no lo veía.

La intimidad y complicidad entre los dos surgió naturalmente, estaban tan bien sintonizados el uno con el otro, que no había necesidad de palabras. Con solo una mirada, un toque, sabían lo que el otro sentía o quería decir.

Apo era expresivo, emocional y cambiante. Sus emociones explotaban como un enorme arcoiris, en todas direcciones, llenando de color la vida gris y monótona de Mile.

Mile parecía estar bien, se mostraba más abierto a socializar. Algo realmente feo tuvo que haber sucedido en su matrimonio como para dejarlo así. Tal vez amaba demasiado a su esposa, Apo no sabría decirlo con seguridad.

Mile se guardaba sus sentimientos, tenía un muro enorme entre ellos en ese sentido. Era su mecanismo de defensa ante un corazón roto. Apo no lo cuestionaba porque él estuvo en esa misma posición.

Ahora, bien entrada la noche, ambos yacían desnudos, saciados sexualmente y agotados, entre las sábanas del apartamento de Mile.

Mile le besó el hombro, era un ósculo suave y cariñoso. La piel de Apo se erizó por lo rasposa que era su barba, y sí, se sentía deliciosa entre sus muslos, como imaginó.

—¿Ya estás dormido?—las enormes y suaves manos de Mile se deslizaron por sus brazos hasta entrelazar sus dedos—

—Medio—Apo murmuró y se abrazó al cuerpo de Mile—

Mile besó la punta de la oreja enrojecida de Apo y luego su mejilla. Apo era tan suave, toda su piel era agradable y tersa. Mile amaba besarlo, tocarlo, poseerlo. Este hombre era maravilloso.

Mile jamás pensó que llegaría a sentirse tan comprometido con Apo. La atracción física existía, pero la sentimental era todavía rudimentaria. Sin embargo, ahora que conocía todo de Apo, sus deseos, sus miedos, sus sueños, todo lo que había pasado, sentía que el mundo no se merecía a un hombre como él.

Apo era de buen corazón, siempre procuraba hacer feliz a las personas a su alrededor. Tierno y suave, como un postre casero de los que su mamá solía prepararle cuando era pequeño, así definió Mile a Apo.

—Te voy a extrañar—Mile lo besó en la mejilla y soltó un suspiro agotado—

Apo alzó la cabeza de la almohada y se giró. Él también lo iba a extrañar, diablos, eso era un eufemismo, pero tampoco quería parecer demasiado pegajoso, sabía que Mile no lo apreciaría. Sinceramente, todavía no se sentía seguro, no habían definido lo que tenían. Apo no era hombre de etiquetas, de hecho, las odiaba, pero en algo como esto, un paso tan enorme en donde su corazón estaba involucrado, era más que necesaria la etiqueta.

—Yo también te voy a extrañar—dijo Apo en su lugar, sin sonar demasiado comprometido—

Mile lo miró a los ojos y se perdió en ellos. Apo tenía los ojos más bonitos que había visto. Café, profundos, tiernos, sonrientes. Era una mezcla tan rica de emociones que lo volvían irresistible.

Mile colocó su mano en la mejilla de Apo y lo acarició.

—Cuando regrese, te voy a presentar a mi familia—Apo soltó un jadeo tembloroso—

Dulce Secreto// MileApo +18Where stories live. Discover now