Dulce Secreto// MileApo +18

Capítulo 28

Mile a veces se preguntaba si su cabeza dejaría de girar, de traer a colación esos sentimientos que quería dejar en el fondo de su mente por tiempo indefinido. Él pensaba demasiado las cosas. En ocasiones era bueno, pensar le daba ventaja sobre el enemigo y le permitía obtener sus puntos débiles para destruirlo. Eso era lo que quería hacer con Grace, reducirla a la nada misma por haber jodido con él y con los suyos.

Pero ahora, con los delgados dedos de Apo arrastrándose perezosamente entre sus húmedos mechones, y sus caricias en la espalda, no había lugar para otro pensamiento que el de “estamos juntos”.

Después de que Apo lo tomó en el baño siguió cuidando de él. Apo era tan suave, tan atento, tan cariñoso, Mile sentía que no lo merecía. Pero ahora, con la promesa de no dejarlo ir, ya no había vuelta atrás, sería completamente suyo, y si tenía que aplastar gente en su camino para conseguirlo, lo haría sin pestañear.

—Po—Mile habló en voz baja. Tenía la cabeza apoyada en el pecho de Apo. Podía sentir el constante golpe de su corazón, era relajante de alguna manera—

—¿Sí?—Apo besó su coronilla —

—No me importa —

Apo frunció el ceño.

—¿Qué cosa?—

—Tu pasado, no me importa. Ya te lo había dicho antes, no hay nada que me pueda separar de ti mi amor—Mile alzó la cabeza y casi se derrite con la mirada acalorada que le estaba dando Apo —

—Bien—Apo le agarró la barbilla posesivamente y lo mantuvo en su lugar—Porque me estoy quedando contigo Mile, una vez mío, no serás de nadie, ¿entendido?—

Mile se lamió los labios, amando la vena posesiva de Apo.

—Lo hago—Mile le besó la palma de la mano y se formó un cómodo silencio —Así que eras de los que se follaban al  profesor eh, quién lo diría —

Un furioso sonrojo golpeó las mejillas de Apo.

—No era así—Mile alzó una ceja—¿Qué?¡No lo era!—

—Cariño, te estás sonrojando —Mile se rio suavemente —

—Sí fue mi profesor, pero me lo cogí después de graduarme. La cofraternización está prohibida —

—Pero seguro coquetearon en el salón —presionó Mile, divertido de la adorable reacción de Apo—

—Bueno, sí. Pero eso no cuenta —admitió Apo a regañadientes —

—Eres un coqueto—Mile se burló —

Apo bufó avergonzado de su etapa rebelde. En realidad nunca le importó, ese era él en su etapa salvaje, ¿y qué? Solo no le gustaba que Mile pensara que era un descarado incorregible o algo por el estilo, aunque en el fondo, lo era.

—Sobre Barcode...—Mile lo interrumpió —

—Ya lo sabía —

—¿Lo hacías?—Apo abrió bien los ojos—Pero...—

—Ustedes siguen siendo pegajosos. Siempre supe que fueron más que amigos, pero era tu decisión decirme o no. Yo no te iba a presionar—

Apo soltó el aire que estuvo contenido todo este tiempo. Mile lo había tomado...bien.

—¿No estás molesto?—Mile lo miró fijamente —Ya sabes, él sigue siendo mi mejor amigo—

—No me importa porque sé que solo tienes ojos para mí —la seriedad y el tono tan crudo en que Mile le habló dejó a Apo sin aliento—Y tú eres el único para mí, mi primero y el último —Mile acarició su mejilla—

—Tú también lo eres—Mile entrecerró los ojos —

—Has estado con otros hombres—el solo decirlo le provocaba cosas poco agradables —

—Pero al único que he amado con todo lo que tengo, y más, eres tú —

Mile absorbió esas palabras y se apoderó del cálido sentimiento. Él eliminaría a Grace de una vez por todas, y esta vez, no habría dios que pudiera salvarla de su ira.

                                                                  ***

Grace bebió de su copa de vino con la satisfacción burbujeante en su pecho. Había lanzado la mierda frente al ventilador y voló por todas partes. Amaba el caos que provocaba, amaba joder a Mile. Si no podía ser de ella entonces no sería de nadie.

Lo único que la respaldaba era su hijo. Mike se parecía cada día más a Mile. Tenía sus bonitas cejas, sus enormes ojos y el espeso y suave cabello azabache de su padre. Él estaba empezando a preguntar por su padre, y ella no tenía el corazón para decirle a ese pequeño ángel que su padre lo despreciaba.

Todavía le quedaba la estocada final para terminar de una vez con Mile. Si creía que la asustaba, estaba muy equivocado. Ella conocía lo peor de Mile, lo vivió en carne propia y, apresar de eso, se quedó.

Jeff le sería de utilidad si sabía tirar bien de los hilos. El hijo de puta era muy influenciable con ciertas cosas, y ella sabía de ello.

En el fondo no le desagrada Jeff. Es apuesto, rico, carismático y una buena persona. Pero tuvo que joderlo todo siendo un bastardo inteligente y se vio obligada a usarlo para sus planes. Era un medio para un fin.

Al día siguiente tenía una cita con esa persona. Nadie sospechaba de lo que se avecinaba con solo decir una palabra, una sola, y la vida de Apo, Jeff y Mile incluído, quedaría hecha mierda para siempre.

Grace le dio la oportunidad de negociar, siempre estaba dispuesta a dejar pasar su lapsus de locura homosexual. ¿Dónde se había visto semejante cosa? Ella no tenía nada en contra de los homosexuales, pero el hecho de que Mile la superara con un hombre golpeó su ego y la afectó de maneras que su orgullo jamás le permitirían admitir.

Ella podía ver de dónde venía la atracción de Mile. Apo era bello. Nunca describió a una persona como bella, pero Apo de alguna forma encajaba en esa categoría. Tenía rasgos refinados, ojos dulces, nariz fina y labios rellenos. Además de un cuerpo curvilíneo que haría a cualquiera sentir envidia; y una elegancia admirable.

A pesar de siempre vestir sencillo, Apo lograba lucir bien. Él era alegre, fácil de tratar, y amaba a Mile. Grace se dio cuenta demasiado tarde o simplemente no lo quiso ver. No había nada que ella pudiera hacer al respecto y eso le hacía hervir la sangre.

Apo hechizó con su corazón a Mile, de eso no había dudas. Pero ella haría lo posible por acabar con eso. No debería importarle una mierda a quién se folla Mile, de todas formas había regresado por el dinero. Pero quedaba esa picazón insaciable de él, su olor, su cuerpo, que jamás pudo superar.

—Llegó la hora de la revancha Mile—murmuró con una sonrisa ladina—Y estoy segura de que ganaré —

Grace bebió de un tiro su copa y la dejó sobre la mesa con un ruido sordo.