Capítulo 30

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Mile maldijo una y otra vez. Luego del primer mensaje que recibió le llegó la ubicación de dónde tenían a Apo y una foto de él amordazado y atado en el maletero de un auto. Si algo le llegaba a pasar... No, no iba a ir por esa línea de pensamientos o perdería la cabeza.

Lo primero que pasó por su mente fue que su abuelo había hecho un movimiento ante su desafío. Si bien el anciano era conocido por tomar medidas drásticas no era un secuestrador, mucho menos un asesino. Esto debía ser obra de Grace.

Si antes se había contenido para hacerle daño, ahora ese no era el caso. Esa hija de puta se metió con lo que es suyo, a pesar de que le advirtió más de una vez.

Su pie pisó a fondo el acelerador y condujo al menos quince minutos hacia una parte alejada de la ciudad. Este lugar estaba completamente desolado. Había una especie de almacenes cercanos a la costa y un acantilado a mano derecha. ¿Qué carajos?

Mile estacionó junto al auto negro que estaba en la entrada de una especie de almacén abandonado. Envió un rápido mensaje a Jeff y este le confirmó que ya estaba de camino junto con la policía.

Apenas se cortó la llamada con Apo entró corriendo a la cafetería. Unos cuantos ojos curiosos lo miraron, pero eso le importaba una mierda.

Jeff lo miró con sorpresa y enojo cuando le contó lo sucedido y que necesitaba su ayuda. Sin pestañear lo secundó. Apo también era su amigo y mataría por él si era necesario, especialmente por Barcode. Este no le perdonaría si permitiera que le pasara algo.

Volviendo al presente, Mile guardó su celular y miró a su alrededor. El viento frío le revolvió los largos mechones. Era un ambiente tenebroso, propio de una película de terror.

Antes de que pudiera hacer otro movimiento el sonido de un arma cargarse y apuntar en su cabeza lo alertó.

—Llegaste temprano, cariño—la suave y engañosamente dulce voz de Grace lo saludó—

—¿Dónde está Apo?—la voz de Mile era dura, sus pies giraron con confianza para mirar a esa perra a los ojos—Él no tiene nada que ver con nuestros problemas, déjalo ir—

Grace se rio. Era un sonido odioso y feo, como la bruja que era.

—Ahí es donde te equivocas, bebé. Si no fuera por él hubiéramos regresado—

—Estás loca si crees que volvería contigo—escupió Mile con odio—

—Creo que era otra cosa cuando me comiste literalmente en tu oficina aquella vez. ¿O decidiste borrarlo de tu mente convenientemente?—ella le sonrió—

—Ese fue un momento de locura. Ni siquiera creas que caeré en tus juegos otra vez—Mile dio un paso adelante y dijo más frío aún—Devuélvelo y consideraré dejarte con vida—

Grace alzó una ceja, bien, así que estaba jugando rudo.

—Vaya vaya, el poderoso señor Romsaithong está mostrando sus verdaderos colores—Grace bajó el arma y colocó una mano en su cadera—¿Te volverías un asesino por él?—retó con la mirada brillante de éxtasis—

—Sería el mismísimo diablo por él—Mile la agarró sorpresivamente por el cuello cortando su respiración. Los ojos de Grace se abrieron frenéticamente, buscando oxígeno y fallando en el acto. Sus uñas pintadas de rojo arañaron el brazo de Mile en vano—Si no quieres morir ahogada déjate de estupideces y dime dónde carajos está—

—Mátame entonces, así nuestro hijo sabrá el clase de padre que tiene—dijo ahogada y eso hizo retroceder a Mile. Ella tosió violentamente, agarrando su cuello magullado—

—Si te atreves a manipularme con mi hijo...—

—¿Qué?—ella alzó la barbilla—¿Ahora te importa? Tú hijo tiene un  año y medio Mile, un maldito año y todos los días pregunta por su papá, que por qué no lo quiere. Tú de todas las personas no puede venir a cuestionar lo que haga o deje de hacer con mi hijo—

Dulce Secreto// MileApo +18Where stories live. Discover now