Capítulo 26

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Barcode Tinnasit se sentía muy mal por haber obligado a Apo a acompañarlo. Su mejor amigo no tenía buen semblante, estaba pálido, con rostro cansado y con una barba incipiente.

A pesar de no estar en su mejor forma, Apo se veía caliente como el infierno con esa camisa rojo sangre desabotonada hasta medio pecho, pantalones negros de cintura alta de vestir que lo hacían lucir una figura espectacular y unos mocasines de un rico color tierra.

Apo siempre vestía sencillo, pero era increíble lo bien que se veía con cualquier cosa que se pusiera.

—Podemos tomar un poco de aire, si eso te hará sentir mejor—murmuró Barcode en el oído de Apo y le apretó el brazo—

—Solo estoy aquí por ti—Apo giró el rostro y miró a su amigo a los ojos—

—No tienes idea de cuánto significa para mí, Po—

Apo asintió y le besó las manos a Barcode. Era la fiesta de celebración por el lanzamiento de su colección de invierno y, ya que estaban en navidades, aprovecharon para unir las dos festividades.

Barcode se veía espléndido con su traje color durazno hecho a medida. Tenía su habitual cabello rizado apartado de la frente con un peinado hacia atrás. Estaba libre de maquillaje y joyería, solo tenía un anillo y su reloj de cuero negro.

Nunca se havia visto más atractivo y emocionado al mismo tiempo. Apo no estaba de humor para fiestas, pero su mejor amigo siempre estuvo para él en las buenas y en las malas, incluso, si se sentía igual o peor que el propio Apo.

Jeff lucía compungido, como si temiera algo. Apenas hablaron, Apo no tenía cara para mirar a ese hombre a los ojos. Barcode no tenía idea de todo lo que sabía sobre Jeff, pero tampoco no era su lugar decirle nada.

—Anda, vamos a la terraza, te hará bien—Barcode enredó su brazo con el de Apo y lo sacó de ese lugar—

Cuando se pararon uno junto al otro, Apo le dio una mirada de agradecimiento. Barcode siempre sabía qué hacer para calmarlo. No hablaron, no había necesidad de palabras. Barcode sabía que nada de lo que dijera levantaría el ánimo de Apo. Una ruptura, y menos la de ese tipo, se superaba tan fácil. Había pasado solo una semana de aquello.

El frío viento de diciembre alborotó el cabello de Apo. Se veía triste y solitario. Barcode lo abrazó de costado, intentando transmitir energía positiva.

Ahí estuvieron un buen rato, hasta que fueron llamados para hacer un brindis. Por supuesto que el anfitrión no podía faltar.

De regreso a la sala, todos ya tenían sus copas en mano. Barcode recogió la suya y la de Apo de la bandeja de un camarero. Recorrió con la mirada a todos sus amigos, familiares y compañeros de trabajo que siempre lo apoyaron. Sus ojos chocaron con los de Mile. Su ceño se descompuso brevemente pero luego recobró la compostura. No iba a permitir que ese hombre le arruinara la noche.

—Brindo por ustedes—Barcode alzó su copa y todos lo imitaron—Mis amigos, mis padres, mi hermana—los mencionados le sonrieron—Por mi mejor amigo, quien siempre vela por mí—le sonrió a Apo y este devolvió el gesto—A mi pareja, que jamás dudó de mí—Jeff asintió, complacido—Y finalmente por mis compañeros de trabajo, que sin ellos esto no hubiera sido posible. ¡Por momentos como estos y mejores en el futuro junto a todos ustedes, salud!—

—¡Salud!—corearon todos—

La fiesta siguió su curso normal, la gente bebía y reía a sus anchas. Estaban disfrutando de la velada como nunca. Después de tantos meses de esfuerzos y sacrificios lograron vencer.

Apo caminó por los jardines de la mansión de los Isarapongponr. Era casi tan grande como la suya, con amplios balcones, espacios para despejar la mente y enormes jardines. Apo miró sus pies y movió un poco el contenido de su copa. Su mente no dejaba de pensar. Un montón de “ y sí” le corrían por la cabeza.

Dulce Secreto// MileApo +18Where stories live. Discover now