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Visenya

Esperé de pie en la gran sala del trono hasta que los guardias hicieron pasar a la bruja dentro.

Me quedé quieta cuando hizo una reverencia y desvió casi efímeramente su mirada hacia Jace, que junto a Melissa contemplaba la escena en silencio.

-Buenos días alteza- la chica de complexión delgada, pelo rubio  algo alborotado y sonrisa tímida miró al fin a Rhaenyra- me han informado de que se me requería en palacio y…

-La piedra de la resurrección- Rhaenyra dejó atrás el trono y bajó hasta llegar a ella- ¿Puedes darme su paradero?

-Desconozco de lo que me habla, alteza.

Tragué saliva y caminé hacia la bruja sin poder seguir quieta.

-¿No has leído nada en tus libros de brujería de ella?-pregunté provocando que al fin se fijara en mí- es una piedra rojiza, que quema al tacto si siente que su portador está en peligro.

La bruja volvió a negar con la cabeza.

-Lo siento mucho..

Me humedecí los labios intentando no delatarme. Si sonaba demasiado desesperada levantaría sospechas.

-¿Qué deseas?¿Dinero, tal vez?

Desvíe la vista hacia Jace cuando rompió aquel silencio que se había creado.

-Mentirles ya sería un delito contra la corona- se limitó a decir la bruja- mucho más grave sería si pidiera dinero a cambio.

Rhaenyra la observó en silencio, con los ojos algo húmedos y el rostro desencajado por la pena.

-Seguro que con algo de presión tus padres o algún familiar cercano nos hablará abiertamente de la piedra- dijo Jace con una autoridad que pocas veces había visto en él-¡Llevadla a las celdas!- espetó-si quieres ser libre ya sabes lo que hay que hacer.

Para mi sorpresa, la bruja le sostuvo la mirada mientras Rhaenyra se giraba para mirar asombrada a su hijo.

-No- me adelanté y le impedí el paso a los guardias- no, por favor, necesitamos la piedra.

-Pensé que me habían llamado para leer el futuro o echar las cartas que es a lo que me dedico- la bruja dejó que los guardias tiraran de ella- yo no sé nada de ninguna piedra.

-Soltadla- ordenó Rhaenyra masajeandose las sienes mientras volvía al trono- no creo que así consigamos gran cosa.

Jace apretó la mandíbula con enfado y salió de la sala provocando que Melissa le siguiera apresuradamente.

Yo en cambio me quedé quieta. ¿Así de fácil iba a perder la oportunidad de volver a ver a Aegon con vida?

-Lee, busca pistas, averigua todo lo que puedas y cuando la tengas, cuando consigas esa piedra traemela a palacio- Rhaenyra clavó la mirada en la bruja- si lo haces, ten por seguro que tendrás más riquezas de las que puedas gastar en vida para ti.

La bruja asintió haciendo una reverencia y dando media vuelta se fue mientras yo me hundía más de lo que estaba.

-Tranquila…-susurró Rhaenyra- sé que volverá.

-¿Y si no lo hace?- pregunté derramando la primera lágrima-¿Y si jamás la encontramos?

-Entonces deberemos asumir que Luke nunca volverá a estar entre nosotros- cerró los ojos y apoyó la cabeza en el trono, completamente destrozada- mi pequeño…

La miré recordando lo que sentí al perder a mi pequeño bebé y obligándome a mantener las lágrimas dentro de mí, me alejé del trono y caminé hacia mis aposentos.

Subí las escaleras y cuando abrí la puerta, Jace me estaba esperando dentro con los brazos cruzados.

-¿Pasa algo?- pregunté con el ceño fruncido.

-No me engañes Visenya- suspiró- no nací ayer.

-¿Qué quieres decir?

Jace puso los ojos en blanco.

-Deberías abandonar esta habitación y volver con tu esposo, ¿No crees? Bastante paciente ha sido Aemond contigo-caminó hacia mí sin apartar sus ojos de los míos- no muchos aguantarian saber que estás locamente enamorada de su difunto hermano y no de él.

-Jace…-susurré-  no vuelvas a lo mismo.

-¿Acaso me equivoco?- preguntó pasando sus manos por mis brazos.

Le miré destruida y sin más me apoyé contra su pecho y sollocé con fuerza sacando todo lo que tenía en mi interior.

-Vuelve con Aemond y no seas tan idiota como para perder todo.

-No quiero….-mis lágrimas no dejaban de resbalar por mis mejillas- cada vez que le veo, cada vez que le tengo enfrente no puedo evitar pensar en lo que hicimos.

Sentí las manos de Jace en mi espalda y me atrajo más hacia él mientras apoyaba su mentón en mi cabeza.

-Todos hicimos cosas horribles por el trono…-susurró- pero Aegon no era un buen tipo, tampoco pienso que lo sea Aemond, pero al menos uno de ellos vive, y el que lo hace te quiere de verdad.

-No quiero volver a Rocadragón…

Escuché como suspiraba y pasaba su mano por mi pelo.

-¿Te da miedo Aemond?¿Te ha hecho algo que no…

-No, dioses-negué con la cabeza apartandome de él- Aemond sería incapaz de ponerme una mano encima.

Caminé hacia la cama y me senté bajo su atenta mirada.

-¿Y tú con Melissa?- pregunté queriendo alejar a Aemond de la conversación-¿Te hace feliz?

-Es mi deber como futuro rey- se encogió de hombros y se sentó a mi lado tomándome de la mano- no tenía muchas más opciones que ofrecieran una fuerte alianza.

Nos quedamos en silencio hasta que él volvió a hablar.

-Ha llegado el rumor de que Daeron se ha unido a Aemond en Rocadragón- dijo con semblante serio- ten cuidado con ese tipo, Visenya. Aemond y Aegon crecieron junto a ti, pero ese no creo que te tenga en tan gran estima como ellos.

-¿Daeron?- pregunté con el ceño fruncido.

Asintió ejerciendo algo de presión sobre mi mano.

-Si en algún momento decides volver a Rocadragón, espero que vayas más en alerta que nunca.

Asentí agradecida y dejé caer mi cabeza sobre su hombro.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora