27.

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Blue

Terminé mis labores con una amplia sonrisa en el rostro cuando John me dio una galleta repleta de virutas de chocolate.

-Espero que te guste- me sonrió- me ha costado mucho conseguirla.

-No tendrías que haberte molestado, pero..¿Puedo ser sincera?

Asintió apoyándose en la encimera.

-Jamás he probado una de estas-me reí y le pegué un mordisco bajo su atenta mirada.

-Después de lo que te pasó anoche…pensé que sería bueno que olvidaras eso con algo dulce.

Fruncí el ceño y me acerqué a él.

-¿Lo que me pasó anoche?- pregunté masticando con algo de confusión.

-Me dijo Cloti que el rey te hizo llamar a sus aposentos- suspiró y negó con la cabeza- no es la primera vez que ese hombre viene aquí y elige a la que más…

-No, no, no- le interrumpí sonrojándome- no me puso una mano encima.

El rostro de John se iluminó y se aclaró la garganta para que no fuera tan evidente su alegría.

-¿Entonces para que te quería?

Mordí la galleta para ganar tiempo y esbocé una sonrisa.

-No lo sé- mentí- en cuanto llegué, tuve que irme porque la princesa Visenya apareció de la nada.

-Bendita princesa Visenya- se rió- no se como hace para soportar a todos esos hermanos.

Me encogí de hombros terminandome la galleta y le lancé un trapo a Cloti cuando entró en la cocina.

-¿Donde has estado metida toda la mañana?- arquee una ceja.

Ella sonrió y se recogió el pelo dorado en una coleta.

-El rey Aegon tenía necesidades que satisfacer- caminó hacia el fregadero y se llenó un vaso de agua- así que no me ha soltado en toda la mañana.

Sentí esa revelación como un puñetazo en las entrañas.

John sonrió y se giró para prestarle atención mientras yo intentaba mantener una expresión neutra.

-Puro fuego-comentó ella entre carcajadas- espero que pronto me llame de nuevo.

Hice el intento de sonreír y me excusé saliendo de la cocina. ¿Dónde cuadraba esa faceta con el hombre que ayer me abrió su corazón?

Caminé tan pérdida en mis pensamiento que Daeron tuvo que esquivarme antes de acabar chocando contra él.

-Vuelve al mundo real- me regañó chasqueando los dedos para llamar mi atención- o acabarás dándote un golpe.

Negó con la cabeza lleno de desaprobación y se alejó con semblante serio.

Fruncí el ceño y continúe hacia el jardín, pero frené de golpe mis pasos cuando llegó hasta mis oídos la voz de Aegon.

¿Con quién hablaba?

-Solo tienes que pedir una audiencia en el castillo-dijo- Rhaenyra pedirá que te preparen unos aposentos y yo entraré junto con tus pertenencias sin ser visto.

-Estas loco, Aegon,  ¿Que haremos cuando entres a matar a Rhaenyra y te topes con Daemon?

-Tu te encargarás de matarle.

Pasé delante de ellos intentando aparentar no haber escuchado algo de la conversación. Solo tenía que llegar a la lavandería y cerrar la puerta para dejar de escuchar el plan que tenían de matar a la actual reina.

-¡Hey tu, muchacha!- la voz del hombre me hizo quedarme absolutamente quieta- ven aquí.

Me giré hacia ellos para ver como esta vez el hombre dirigía su visión a Aegon.

-Ella es nueva, nadie la conoce, puede ser perfecta para distraer a Daemon y envenenarlo o lo que más te plazca- bebió de su copa de vino sin dejar de mirarle- nos dará ventaja.

Aegon me miró y deslizó la mirada por el rostro de aquel hombre con una calma letal.

-¿No piensas aportar nada a mi causa?- preguntó.

-Yo seré quien te deje entrar entre mis pertenencias, pero yo no podré distraer al consorte de la reina durante mucho tiempo, en cambio una jovencita como esta, sí.
Aegon volvió a mirarme y me hizo un gesto para que me sentara.

-Te recompensaré por tu trabajo- me siguió con la mirada mientras tomaba asiento en el asiento que había enfrente de él- serás pagada igual de bien que cualquiera de los hombres que se infiltren conmigo, nadie te tocará un pelo porque…

-No funcionará si ella no llega hasta el final-le interrumpió el otro hombre.

Aegon cogió aire y se concentró en mí.

-Solo hasta que mate a Rhaenyra, después iré a buscarte.

Negué con la cabeza.

-¡Niña!!¿Sabes a quién te estás negando a…

-¡Callate!- espetó Aegon sobresaltandonos- vete de aquí de una maldita vez.

El hombre se levantó con enfado y abandonó el jardín murmurando algo que no logré llegar a entender.

-¿Puedo saber tu nombre?- preguntó Aegon con un tono de voz completamente diferente.

-Blue-contesté con sequedad.

Las imágenes de él enredándose en las sábanas con Cloti no dejaban de invadir mi mente.

-Blue..-repitió y sonó casi como una plegaria- Blue, necesito tu ayuda, necesito recuperar lo que era mío. Soy consciente de todo lo que hemos hablado, y no, no estoy vendiendo tu virginidad al mejor postor-puso los ojos en blanco- iré a buscarte antes de que ese malnacido pose una sola mano sobre ti.

Se humedeció los labios.

-Como recompensa serás parte de mi corte más fiel, aunque ya te has ganado ese puesto por traerme de entre los muertos-me sonrió, pero esa sonrisa sólo duró un parpadeo- ayúdame en esto, ayúdame a recuperar mi vida.

-No se seducir a un hombre-confesé avergonzada.

Y por primera vez desde que nos conocimos, él echó la cabeza hacia atrás y soltó una sonora carcajada.

-Tranquila- se rió- con esa cara no hará falta que hagas nada más.

Me ruboricé y él se aclaró la garganta volviendo a mostrarme ese rostro impenetrable.

-Llegaré antes de que te haga algo, te doy mi palabra, Blue.

Asentí y le tendí la mano que no tardó en estrechar.

-Y le darás tierras a mi hermano.

-¿A tu hermano?- frunció el ceño con confusión sin soltarme la mano.

-A mi hermano-repetí.

-Pensé que…

-Se ha portado mal conmigo pero es mi única familia, no voy a dejarle tirado mientras yo soy parte de la corte del rey.

Vi un destello en los ojos de Aegon cuando dijo:

-De acuerdo, Blue la bondadosa, tu hermano tendrá sus tierras.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Where stories live. Discover now