11.

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Blue

Cuando volví a Desembarco del Rey y abrí la puerta de mi choza lo primero en lo que me fijé fue en mi hermano sentado en una de las sillas de madera.

Su mirada rápidamente se clavó en la mía y esbozó una sonrisa que me hizo plantearme si no era mejor estar rodeada de Targaryen que aguantar lo que se me venía encima.

Al menos los Targaryen podían tratarme mal y ni de lejos iba a afectarme tanto como que eso mismo lo hiciera mi hermano.

¿Iba a acostumbrarme alguna vez a sus golpes?

-No has pasado la noche en casa- fue lo que dijo, y lo dijo con tanta calma que cualquiera que no lo conociera pensaría que realmente había algo de cariño entre nosotros.

-He estado con Yara- mentí.

Otra sonrisa en su rostro y de golpe arrastró la silla hasta ponerse de pie.

-Cuando nuestros padres murieron, tomé el lugar de hombre de esta familia- no se acercó a mí, se llevó las manos a la espalda y continuó hablando- ¿Dónde has estado, Blue?

Me humedecí los labios.

-Con Yara.

Con fuerza agarró la silla y la estampó contra la pared haciéndola añicos.

-¡¿Crees que no he ido a buscarte a casa de la bruja?!

Se acercó a mí a grandes zancadas sin darme tiempo a escapar y con fuerza me estampó contra la pared dejándome sin aire en los pulmones.

-En mi casa no vivirá una cualquiera, Blue, ¿Me has entendido?

-Fede…-sollocé- te juro que no es lo que tú…

Sentí el golpe en el estómago y caí de rodillas cuando me soltó.

-Busca un marido que nos saque de esta pobreza- se agachó a mi lado y me agarró del pelo- devuelveme de una vez por todas todo lo que he tenido que hacer por ti.

Tiró de mí con más fuerza y nuestros rostros se encontraron a escasos centímetros.

-Como me entere de que has manchado la reputación de esta familia- sonrió de nuevo- te juro que yo mismo acabaré contigo y con ese hombre.

Me zafé de él con rabia y me puse de pie como pude. Fede no me dijo nada más, al menos hasta que abrí la puerta de mi habitación.

-Hay pescado, voy a salir, cuando vuelva espero que la comida esté medianamente pasable.

Cerré la puerta y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Lo odiaba, lo odiaba con todas mis fuerzas. Me deslicé por la pared hasta acabar en el suelo. ¿Por qué tenía yo que vivir todo aquello?

Cerré los ojos con rabia. Los cerré queriendo olvidarme de todo aquello y por muy absurdo que pareciese, volví a revivir aquel sueño en el que yo corría en un prado verdoso y las manos de un hombre me rodeaban la cintura.

-Aegon…-abrí los ojos de golpe y gateé hacia mi cama. Levanté el colchón y ahí estaba. Esa piedra rojiza. Esa promesa que yo le había hecho a una muchacha completamente devastada.

Agarré la piedra entre mis manos y de golpe la puerta de mi habitación se abrió.

Yara me miró fijamente y en completo silencio se agachó a mi lado.

-Siento que Fede fuera a montar un completo alboroto en tu casa-me disculpé.

Ella solo se humedeció los labios y me quitó la piedra de las manos.

-¿Dónde has estado, Blue?

-¿Me creerías si te digo que rodeada de Targaryen?

Dejó de mirar la piedra y clavó sus ojos en mí.

-Y necesito que me ayudes a traer a uno más a la vida.

Sus ojos se agrandaron, pero fue incapaz de decir nada. En cambio, guío de nuevo la mirada a la piedra rojiza.

-Lucerys Targaryen, hijo menor de….

-No- la interrumpí- Aegon Targaryen.

Para mi sorpresa, Yara esbozó una sonrisa.

-¿Quieres traer de vuelta al usurpador?

-Es una promesa.

-Es traición, Blue- Yara puso los ojos en blanco- es atentar contra la corona y pueden colgarte por eso.

Tragué saliva.

-Puede que ya no le queden ganas de luchar por un trono-repliqué.

-Todos los hombres ansían el poder- se puso de pie y me lanzó la piedra que agarré al vuelo- creo que hay muertos que es mejor dejar en el infierno.

-No, espera Yara- me puse a duras penas de pie e hice un gesto de dolor que hizo que ella soltara un suspiro.

-¿Te ha pegado?

Negué con la cabeza y terminé de acercarme a ella.

-¿Tienes un objeto del usurpador?- preguntó.

Asenti. 

-La princesa Visenya me dió un anillo antes de despedirse de mi.

-Bien…-susurró Yara ignorando la mentira sobre mi hermano y sus palizas- envuelve la piedra y el anillo en una prenda tuya durante toda la noche. El objeto elegido se incrustará en el fondo de la piedra, justo donde el corazón se mantiene intacto.

Me miró y apoyó sus manos en mis hombros.

-Necesita calor humano para completar el proceso. Una vez terminado todo, la piedra desaparecerá y la persona fallecida volverá a la vida.

-Gracias…

-No me des las gracias, entrega a ese usurpador a la princesa e intenta que no te maten, ¿De acuerdo?

Se apartó de mí y salió de la habitación dejándome completamente sola.

Desvíe la vista hacia la piedra y la acaricie con mis manos.

Con rapidez volví a guardarla bajo la cama junto al anillo que aún llevaba encima y me dirigí hacia la cocina.

Esa noche lo haría.

Esa noche conocería Aegon Targaryen.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Where stories live. Discover now