23.

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Visenya

Golpeé la puerta con fuerza mientras Daeron tiraba de mí para impedirme seguir llamando la atención.

-¡Aegon!- grité con desespero.

-¡¿Sabe Aemond que estás aquí?!- gritó Daeron apartandome al fin de la puerta.

Tiró de mí y me cogió por la cintura para bajar conmigo las escaleras.

-¡¿Has perdido la cabeza?!- me gritó zarandeándome, pero antes de que yo me moviera, agarró mi cabeza con sus dos manos y me atrajo hacia él- dioses, Visenya, acabas de enterrar tu matrimonio con esto.

-Yo solo quiero verle con vida- sollocé- luego…luego puede odiarme, pero necesito verle.

Lloré incapaz de poder controlarme.

-Visenya…-susurró Daeron- nadie va a obligar a Aegon a hacer algo que es más que evidente que no quiere hacer.

-Pero…

-Así no le estás haciendo bien a nadie- me interrumpió- así solo estás empeorando las cosas.

-Daeron yo solo…-me llevé las manos al rostro y empecé a sentir como el aire comenzaba a faltarme.

-Venga Visenya, como te pase algo seré yo el que sufra la ira de Aemond- pasó su mano por mis piernas y me levantó del suelo alejándome aún más de las escaleras- intenta relajarte.

Me llevó hacia otra ala, donde unas inmensas escaleras de piedra conducían a lo que eran más habitaciones.

-Vas a descansar esta noche aquí sin hacer estupideces- me dejó en el suelo y me sostuvo cuando me tambaleé- voy a quedarme en la puerta durante toda la noche.

-¿Porque no me dejas verlo?- pregunté aún repleta de lágrimas-¡Él es parte de mi familia!- con fuerza le golpeé el pecho!-¡Él es parte fundamental de mi familia!

Daeron me dejó golpearle el pecho hasta que mi rabia contra él disminuyó.

-Conozco lo suficiente a Aemond para saber que esto ha sido lo último que te va a permitir hacer-sujetó mis muñecas con fuerza y abrió la puerta de aquellos inmensos aposentos- ¿Sabes qué pasará cuando exija la anulación de vuestro matrimonio?

Le miré asustada mientras me conducía hacia la enorme cama que adornaba el centro.

-Para Rhaenyra dejarás de importar y Daemon dará la paz entre nuestras casas por finalizada-me lanzó encima de la cama- lo primero que hará es matar a Aemond por lo que le hizo a Lucerys.

-No…-sollocé.

-No quiero ni imaginar lo que te hará Jace una vez que no tenga miedo a represalias por parte de Aemond-tiró de mi pie y me acercó de nuevo a él- o lo que hará cualquier hombre con la hija repudiada de la reina.

Lloré con fuerza y dejé que me agarrara del rostro.

-Porque ya le habrá llegado la noticia de que su queridísima hija ha decidido gastar la única oportunidad de recuperar a su adorable hijo en salvar a un hombre que no siente más que rechazo hacia ella.

-Aegon no siente rech….

-¿Crees que te ama incondicionalmente después de haberle matado?- me interrumpió Daeron soltando una sonora carcajada- eres más tonta de lo que pensaba.

Se apartó de mí y se dirigió a la puerta.

-Tienes esta noche, si en ella no aparece Aemond, siento decirte, que lo tuyo con mi hermano quedó en el pasado- me miró una última vez- y no tendrás la protección de ninguno de nosotros después de eso.

Cerró la puerta de un portazo tan contundente que hizo que todo mi interior se tambaleara.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Where stories live. Discover now