13.

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Blue

Me acurruque en la cama abrazando el bulto de mi camisón que ocultaba la piedra y el anillo y cerré los ojos adolorida.

Aún podía escuchar los gritos de Fede en la cocina. Esos gritos que me taladraban la cabeza. Esos gritos que me aterrorizaban.

Intenté conciliar el sueño, pero…¿Como se me había podido pasar qué iba a hacer con Aegon una vez despertara?¿Y si Fede reaccionaba mal?¿Y si lo volvían a matar?

Tragué saliva.

¿Y si la piedra no funcionaba?

Giré en la cama y abrí los ojos suspirando lentamente.

"Si miras fijamente el techo de nuestra cabaña también puedes ver infinidad de estrellas y cielos mágicos"

Recordé las palabras de mi madre con nostalgia.

"Si alguna vez necesitas escapar de todo, solo cierra los ojos y deja que tu imaginación fluya"

Cerré de nuevo los ojos y me la imaginé sonriendo y dando esa luz que solo ella sabía dar a este lugar.

¿No habría sido mejor traerla a ella de vuelta?

Recordé su risa e intenté perderme en ella hasta que lentamente me fui quedando dormida.

                           ..................

No sé cuánto tiempo pasó. Pero jamás, jamás me había sentido tan calentita en mi propia cama. Con mi camisón solía morirme de frío en invierno y no teníamos suficiente dinero para comprar una manta decente. Así que aunque me extrañó, fui incapaz de abrir los ojos y abandonar aquel calor que me llegaba hasta los huesos.

Lo segundo que sentí fue una suave respiración a mi lado. ¿Aún estaba durmiendo?

Intenté separar los párpados y me giré sintiendo un bulto que no me dejaba moverme libremente en mi estrecha cama.

Y entonces lo recordé.

De golpe me incorporé y abrí los ojos desviando la vista hacia el lado izquierdo de mi cama, donde un hombre de pelo blanquecino y espalda ancha dormía plácidamente boca abajo.

-No puede ser verdad…-susurré en un hilo de voz mientras me llevaba las manos a la boca.

Aegon Targaryen había vuelto a la vida. El hombre con el que había soñado ahora dormía en mi cama.

Ahogué un grito y busqué la manera de levantarme de la cama sin despertarlo. Moví mi pie para apoyarlo bien, y me sostuve encima de él con la intención de ponerme de pie., pero él giró y yo perdí el equilibrio cayendo encima de su torso desnudo al mismo tiempo que abría los ojos.

-Perdón…-susurré levantándome al fin e intentando sonreír.

Sentía las mejillas a fuego vivo y más desnuda que nunca en mi vida cuando sus ojos claros se posaron en mi.

Los mismos que en mis sueños. ¿Cómo había podido soñar con alguien al que jamás había visto?

-¿Dónde…-se aclaró la garganta y frunció el ceño incorporándose lentamente-¿Dónde..

-No te alteres por favor, mi hermano está dormido aquí al lado y como te escuche me matará- junté las manos a modo de súplica- prometo explicartelo todo, pero mantente callado.

Aegon asintió, pero se deshizo de las sábanas y yo aparté la mirada de golpe.

¡¿Estaba desnudo?!

-¿Qué hago aquí?- logró decir con la voz ronca.

-Primero…-contesté con nerviosismo- cúbrete con la sábana.

Me giré lentamente y suspiré aliviada.

-Estabas…-busqué las palabras adecuadas mientras entrelazaba mis dedos con nerviosismo.

Jamás había entrado un hombre a mi habitación y eso acompañado con la belleza del individuo que me miraba con atención hacía que hasta los dedos de los pies se retorcieran sin saber cómo actuar.

-Estabas…muerto-dije al fin viendo cómo él fruncía el ceño- y encontré una piedra que prometía traer de entre los muertos a…

-Me mataron…-habló para sí mismo llevandose una de sus manos al cuello- me mató..

Tragué saliva y di un paso hacia adelante.

-Voy a buscarte algo de ropa y te prepararé comida, después llamaré a la princesa Visenya y podrás volver al castillo.

Y me escabullí con rapidez fuera de la habitación.

¿Que iba a hacer ahora?

Miré el lugar donde se suponía que debía seguir Fede dormido. ¿Había salido a pescar tan temprano?

Me aparté de la puerta y caminé hacia una antigua cómoda donde el guardaba su ropa.

Cogí lo esencial y cuando regresé de nuevo a la habitación, Aegon aún seguía pasando sus dedos sobre una pequeña cicatriz que manchaba su cuello.

-Te dejo esto aquí- le miré mientras él continuaba con su mirada perdida- voy a preparar algo de comer.

Me giré, pero frené de golpe al escuchar sus palabras.

-¿Va a venir Visenya a por mi?

-Si

No me miró cuando giré mi cabeza hacia él.

-¿Dónde está Fuegosolar?

-¿Perdón?¿Qué es Fuegosolar?

Se quedó en silencio y yo abandoné la habitación cuando supe con certeza que no pensaba contestar a mi pregunta.

Me dirigí a la cocina.

¿Estaría él también enamorado de la princesa Visenya?

Tragué saliva y cogí los huevos del canasto mientras me mordía el labio con nerviosismo al recordar sus manos sobre mi cintura en ese estúpido sueño que tuve.

Sonreí para mis adentros. ¿Cómo podía pensar que un hombre como aquel podría siquiera mirarme más de dos segundos?

Escuché la puerta de mi habitación abrirse y los pasos de Aegon hasta que se apoyó en el marco de la puerta.

-Ya tengo el desayuno aquí-dije.

-No voy a quedarme-su voz era fría, tanto como el otro Targaryen de ojo parchado- mucho menos si Visenya va a aparecer en cualquier momento.

Fruncí el ceño aún con el mango de la sartén en mis manos.

-¿Qué quieres decir con…

-¿Que ha sido de mi madre?- me interrumpió con semblante serio.

-Vive en…-intenté recordar el nombre de aquel lugar en el que pensé que iba a morir- vive con tus hermanos.

Tragué saliva y dejé la sartén.

-Puedes esperar a Visenya, ella…

-Me mató- se aclaró la garganta colocándose la capucha de la capa sobre la cabeza- así que te agradezco mucho todo esto, pero no voy a quedarme.

No me dió oportunidad a replicar, dió media vuelta y salió de la cabaña.

Caminé apresuradamente hacia la puerta y desvíe la vista hacia Yara, que desde su puerta miraba fijamente al hombre encapuchado que se perdió en un abrir y cerrar de ojos entre la multitud.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें