10.

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Visenya


Esa noche no dormí. Escuché la respiración de Aemond a mi lado, escuché cómo daba vueltas en la cama y supe que él tampoco podía pegar ojo.

Me giré lentamente hacia él y le pasé una mano por el brazo.

-Acabas de llegar y ya te vas…-susurró.

Tragué saliva, pero fui incapaz de deslizarme y acurrucarme a su lado como habíamos hecho infinidad de veces. Justo antes de que se torciera todo.

Le escuché suspirar y levantarse de la cama.

-¿Vas a alguna parte?- pregunté incorporándome.

-Voy a…-se quedó en silencio y vi su figura recoger su parche de la mesilla- voy a ver a Daeron.

-A Daeron…-repetí.

-Tú descansa.

Pero antes de que se girara me levanté de golpe de la cama y le impedí el paso.

-¿Esto es por lo de…

-¿Aegon?- me interrumpió-¿Cómo iba a molestarme que mi mujer esté obsesionada con traer de vuelta a mi difunto hermano?

-Aemond…

-Es mejor que descanses- cortó la conversación y se marchó de la habitación sin darse la vuelta.

Me quedé de pie y me humedecí los labios antes de abrir la puerta e ir detrás de él.

-Esto no se soluciona así, Aemond- dije siguiéndole.

Él frenó sus pasos en medio del pasillo y desvió la vista hacia mi. Deslizandola por todo mi cuerpo cubierto por el camisón.

-Entra en tus aposentos, Visenya- su voz era como mil jarras de agua fría cayendo sobre mi.

-Pero…

No me dió tiempo a hablar, se acercó a grandes zancadas y me agarró del brazo obligandome a retroceder a la habitación.

-Sigues siendo mia, Visenya- estaba tan cerca de mi, tan alterado que di un paso hacia atrás asustada, y él se percató de mi gesto porque me agarró de la muñeca y tiró de mí-¿Ahora me tienes miedo?¿A mi?

Negué con la cabeza sin apartar la mirada de él. ¿Cuando se había perdido todo lo que habíamos construido?

-Tuviste la opción de elegir, Visenya..-murmuró con sus labios a apenas dos centímetros de los míos- y me elegiste a mí por encima de todo, que no se te olvide.

Me soltó al fin y volvió a desviar la vista por mi cuerpo antes de dirigirse a la puerta.

-No vuelvas a salir vestida así- me miró con la mano en el pomo de la puerta- sabes de sobra que no suelo reaccionar bien cuando despiertas mis celos.

Y esta vez se fue sin que yo le siguiera.

Caminé lentamente hacia la cama, con sus labios aún clavados en mi mente y me senté intentando no romper a llorar.

Blue

Me senté en los grandes escalones de la entrada y observé aquella playa desierta y completamente a oscuras.

Había intentado dormir, pero…¿Como iba a hacerlo después de haberle prometido a la princesa que yo podría traer de vuelta a ese hombre que tanto le importaba?

Tragué saliva y me abracé las rodillas cuando escuché unos pasos casi inaudibles detrás de mí.

-Siempre fui más de Desembarco del rey.

Levanté la cabeza y ahí estaba. Aquel terrorífico Targaryen de un solo ojo y enorme cicatriz.

No le contesté, me quedé en silencio observando completamente aterrorizada como él se sentaba en el escalón manteniendo cierta distancia conmigo.

Su mirada continuó pérdida entre las estrellas y sentí lástima por todos aquellos hombres y mujeres que parecían inalcanzables.

¿Cómo podía gente repleta de fortunas y lujos estar tan dolorosamente rota?¿Qué era lo que fallaba?

-Desembarco del rey es muy bonito visto desde un castillo- me escuché decir.

Aemond se olvidó por un momento de las estrellas y su ojo fue a parar a mi.

Me ruboricé sin motivo aparente y rápidamente me puse de pie.

-¿Puedo saber qué miras?- pregunté retrocediendo.

Aemond esbozó una media sonrisa que me heló la sangre.

-Me gusta memorizar el rostro de mis enemigos antes de acabar con ellos…-susurró.

Y eso fue suficiente para que yo echara a correr escalera abajo con la intención de huir y perder de vista a ese Targaryen, sin saber que no podria frenar a tiempo cuando Daeron me agarró impidiendome continuar corriendo.

-Te pille…-y sonrió levantandome del suelo para dejarme caer sobre su hombro.

Pataleé con rabia viendo como Aemond se ponía de pie y nos seguía.

-Porfavor, porfavor…-grité intentando zafarme de sus enormes manos.

Me dejó caer en la arena y me abofeteó con fuerza antes de que Aemond le agarrara del brazo para impedirle continuar.

-Dejala ya…

Daeron se giró de golpe y para mi sorpresa, mientras yo intentaba ponerme de pie, él se encaró con su hermano.

-¡En cuanto Aegon vuelva, tú perderás a Visenya!- le propinó un empujón con enfado-¡No voy a permitir que eso pase, ¿Me entiendes?

Aemond se quedó callado. Con su ojo fijo en su hermano que aún le gritaba lleno de rabia.

-Esta bruja mediocre puede morir aqui y ahora, nadie lo sabrá, quedará entre nosotros y Visenya llorara y llorara hasta que se olvide de todo esto.

Di un paso hacia atrás y sin esperar eché a correr tan rapido como pude. Me remangue el vestido e intenté ver con claridad por donde pisaba hasta que caí de bruces contra el suelo.

-Venga Aemond- Daeron volvió a agarrarme y me levantó con facilidad- tú decides.

El ojo de Aemond volvió a posarse en mi y cogió aire antes de negar con la cabeza.

-Si veo algo que no me guste, yo mismo me encargaré de volver a dejar a Aegon entre los muertos- apartó la mirada de mi- suéltala y deja que le traiga de vuelta, me muero por saber qué hará mi queridísima esposa cuando nos tenga a los dos delante.

Daeron me soltó de mala gana y yo me quedé quieta viendo como la amenaza se alejaba sin dejar de darle vueltas a lo que acababa de escuchar.

¿La princesa Visenya estaba casada con Aemond y enamorada de su cuñado?

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Where stories live. Discover now