28.

91 20 2
                                    

Visenya

No recuerdo haber llorado jamás tanto en mi vida.

Todo mi mundo se estaba desmoronando y yo era incapaz de hacer algo para impedirlo.

¿Cómo era posible que todo hubiera cambiado tanto y que yo hubiera vuelto justo al lugar donde todo empezó?

Cerré los ojos cubierta completamente por las sábanas e intenté deshacerme de las lágrimas sin éxito al recordar como Aemond me había dejado sin ni siquiera despedirse de mi.

¿Que había querido decir con que se consideraba completamente libre?

La puerta de mis aposentos se abrió, pero no aparté la sábana. Sentí unas manos apartarla por mi y me encontré con los ojos de mi madre.

-Pensé que habíais empezado a solucionar vuestras diferencias-dijo.

Suspire. ¿Si supiera que Aegon estaba con vida me miraría de la misma manera?

-Parece que lo nuestro no tiene arreglo...-susurré casi para mi misma.

Ella me apartó un mechón del rostro y me sonrió con tristeza.

-Es un hombre, Visenya- suspiró bajo mi atenta mirada- un hombre siempre encuentra arreglo para todo si se le incentiva de la manera adecuada.

Me quedé en silencio ante su insinuación.

-¿Hace cuanto no dejas que...

-No lo soportaría- la interrumpí- no soportaría que me pusiera una mano encima.

Frunció el ceño.

-¿Ya no lo amas?

-No tiene que ver con el amor- las lágrimas que ya habían frenado, empezaron a resbalar por mis mejillas- tengo miedo de quedarme embarazada, de tener otra niña y perderla.

Rhaenyra dejó atrás el espacio que nos separaba y me abrazó con fuerza.

-No tienes que volver a pasar por eso, mi amor- me dijo sin soltarme- hay remedios, hierbas e infusiones que no dejarán que concibas ninguna criatura.

Me aparté de ella y la miré fijamente.

-Para mi desgracia Aemond sigue siendo tu esposo y lo necesitamos para mantener la paz- me limpió las lágrimas con delicadeza- si no dejas a un hombre satisfecho, empieza a pensar, y no nos conviene que él empiece a hacerlo.

-Hablas de él como si fuera un monstruo, pero se te olvida que yo me crié con él...-susurré- le conozco mejor que nadie. Aemond te dió su palabra y aunque ahora no quiera saber nada de mí, jamás intentará hacer nada.

El rostro de Rhaenyra no me dejó entrever que era lo que pensaba, pero se limitó a ponerse de pie sin dejar de mirarme.

-Aemond mató a Luke, no creas que lo he olvidado- y sin más caminó hacia la puerta, pero no se fue, volvió a girarse para mirarme- hablo en serio, a un hombre tan peligroso como lo es Aemond no hay que dejarle pensar, así que abre las piernas y cumple con tus deberes de esposa.

Y se fue cerrando la puerta a sus espaldas.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Where stories live. Discover now