6.

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Blue

Caminé a hurtadillas hasta salir de la cabaña y cerré la puerta con la mayor delicadeza que pude para no despertar a Fede.

Había vuelto a casa borracho y casi desorientado. Nada me apetecía más en el mundo que alejarme de él cuando estaba en ese estado de embriaguez.

Fui hasta la barca y quité el nudo que la mantenía sujeta con la intención de subir, pero unos pasos detrás de mí me sobresaltaron.

-Es muy tarde ya como para que una muchacha respetable ande por ahí.

Esa voz.

Me giré de golpe y observé al tipo encapuchado que tenía enfrente.

-A no ser que seas una meretriz que en ese caso…- se quedó en silencio mientras yo me centraba en mi respiración y buscaba en mi mente completamente bloqueada una forma de escapar.

-¿Te has quedado de nuevo muda?- sonrió dejando que se le formaran dos hoyuelos en las mejillas- ¿O soy yo que te dejo sin palabras?

-¿Me ha estado siguiendo?- pregunté al fin con el cuerpo tembloroso.

Otra sonrisa.

-No exactamente.

Le miré esperando a que continuara hablando.

-Busco a una bruja, y me dijeron que vivía por…- señaló la puerta de mi cabaña- aquí.

-Se equivoca, señor- me giré de golpe y subí a la barca, pero cuando me quise dar cuenta, él ya estaba sentado dentro.

Ahogué un grito y me alejé lo que pude de él mientras la barca comenzaba a dejarse llevar por las olas.

-¿No eres tú la bruja?

Negué con la cabeza.

Sus ojos claros se desviaron hacia el cielo y estiró las piernas con una calma que me paralizaba.

-¿Vas a quedarte aquí?- pregunté.

-Que remedio…-contestó- ya no puedo llegar a tierra.

Miré a mi alrededor asustada y cuando sus ojos volvieron a clavarse en mí, me quedé petrificada.

-¿Sales en camisón por las calles?- preguntó.

Con rapidez me cubrí el cuerpo.

-Siento haber dicho que eras una meretriz- sus ojos se me clavaban tanto que me costaba hasta respirar- solo hay que verte bien para saber que no.

-Ni bruja.

Esbozó una sonrisa.

-En eso no estoy tan de acuerdo- se humedeció los labios y cerró los ojos- aún no comprendo porque una chica de bien saldría a estas horas para adentrarse en un bosque.

No contesté provocando que él abriera los ojos para volver a mirarme.

-¿Escapas de un matrimonio forzado?- preguntó con curiosidad-¿De un esposo maltratador o…

-No le incumbe en absoluto mi vida privada.

El tipo esbozó una ligera sonrisa.

-Entonces he dado en el clavo…-susurró- un esposo maltratador.

Guío su mirada hacia mis manos y chasqueó la lengua.

-Pero no hay alianza…

-Bajese de mi barca ahora mismo- dije.

Él me miró, casi queriendo llegar a mi interior, y al final se llevó los dedos a la boca y silbó con fuerza provocando que un enorme rugido resonara en la lejanía.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Où les histoires vivent. Découvrez maintenant